EMPRENDIENDO: UNA AVENTURA DE CRECIMIENTO
Marcharían mejor las cosas si cada cual ejerciera el oficio que conoce.
Reflexiona Platón en “La República”
La aventura del emprendimiento es una de las más motivadoras que existe. Sin embargo, si lo hacemos en forma descuidada puede llevarnos por derroteros incómodos y hacernos fracasar en nuestro proyecto.
Las estadísticas demuestran que más del 80% de los emprendimientos fracasan antes de los tres años. Y muchos de los restantes no superan los cinco años. Y tenemos que preguntar: ¿A qué se debe esto?
En primer lugar, definamos: ¿Qué es un emprendimiento? Entendemos por emprendimiento: el proceso de diseñar, lanzar y administrar un nuevo negocio, que generalmente comienza como una pequeña empresa o una emergente, ofreciendo a la venta un producto, servicio o proceso (Wikipedia).
El emprendimiento resulta de una idea que un emprendedor, quiere poner a funcionar. Puede ser un producto o servicio, o una combinación de producto-servicio, que agrega valor y satisface las necesidades de una parte del mercado.
Hoy día, con la innumerable cantidad de herramientas en línea que disponemos, es muy sencillo iniciar la aventura de emprender. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado en los alcances y en lo que eso significa, ya que de esas definiciones dependerá el futuro del mismo, y si se establece o no como una empresa.
En Venezuela, y dada la situación económica, más del 75% de las personas considera que emprender un negocio es una opción deseable. Más del 60% percibe poseer las habilidades para iniciar un nuevo negocio. Estas habilidades son muy particulares, desde habilidades técnicas hasta habilidades de servicio. La pregunta es: ¿Es esto suficiente para iniciar un nuevo negocio? ¿Qué otra cosa necesitamos?
Cuando emprendes, normalmente tienes una idea que llevas a la práctica, y comienzas a percibir ingresos como resultado de dinamizar esa idea. Llevado a palabras actuales, monetizas tu negocio. Sin embargo, hay que tener cuidado con esa monetización ya que puede ser exitosa o un fracaso dependiendo de cómo enfrentes el problema.
Falencias del Emprendedor.
Una de las graves falencias de los emprendedores es la falta de preparación en temas de administración de negocios. La mayoría de ellos son autodidactas, y si bien conocen muchas de las ideas, a veces es necesario integrarlas y llevarlas a la práctica. Muy posiblemente no necesitarás muchas de esas herramientas en un principio, pero es importante conocerlas, saber que dispones de ellas y que puedes comenzar a emplearlas cuando sea necesario.
Planificación en el Emprendimiento.
Una empresa está formada por distintas áreas, desde mercadeo y ventas, atención al cliente, finanzas, producción, compras, almacén, talento humano, legal, etc. Algo muy importante es planificar y proyectar. En primera instancia ¿Cuál es la idea que tienes? Luego debemos preguntarnos ¿Cómo la llevas a la práctica?
Algo que es necesario resolver en las primeras semanas es ¿Cuál es el modelo de negocio? ¿Cómo lo defines? ¿Cuál es tu consumidor? ¿Cómo le llegas? ¿Cuál es tu ventaja competitiva?
Estas preguntas son fundamentales porque de ellas depende lo que haces y hacia donde te diriges. Si no sabes quién eres, cuál es tu modelo de negocios, es difícil saber quién puede estar interesado. En un mundo en segmentación constante, tenemos que buscar aquel nicho de mercado cónsono con lo que ofrecemos. Obviamente, definir nuestra ventaja competitiva nos permitirá diferenciarnos y sobresalir.
Planificando ando.
Si tu enfoque aproximándote al cliente te ha funcionado, entonces a continuación podemos preguntarnos, ¿que necesitamos para crecer? Recordemos que las empresas tienen tres objetivos fundamentales:
1. Supervivencia.
2. Crecimiento.
3. Rentabilidad.
En los inicios debemos enfocarnos a sobrevivir. Nos es sencillo, porque tenemos que darnos a conocer, trabajar mucho en desarrollar el mercado, crear el concepto del negocio, y en probarlo de forma constante hasta que funcione solo. Luego de eso entramos en el proceso de crecimiento, y eso implica aumentar el número de clientes y productos, con los cuales podemos atender mejor nuestro mercado meta. Durante ese tiempo, seguramente estaremos empleando parte de las utilidades del negocio para crecer. Después, viene el proceso de rentabilidad, y es cuando comenzamos a recoger los frutos de lo que hemos sembrado.
Por supuesto, necesitamos en todos estos procesos mucha planificación. Esencialmente esto nos permite diseñar diferentes escenarios que nos ayudan a adelantarnos a lo que puede suceder. Lamentablemente, este es uno de los procesos que más se obvia en los emprendimientos. Y debido a ello, es imposible garantizar muchas veces la sustentabilidad del negocio. Con esta planificación, también es necesario elaborar un Presupuesto que nos permita estimar ingresos y egresos, además de tener claras nuestras necesidades de financiamiento. No es saludable invertir tu patrimonio en un negocio, que sin duda alguna consumirá gran parte del mismo, sin que genere los beneficios correspondientes.
El Emprendedor enamorado.
Una buena planificación nos permitiría no enamorarnos locamente de nuestra idea, que es uno de los problemas fundamentales por los cuales atravesamos los emprendedores. Ciertamente el emprendedor debe creer en su idea de negocio, pero también es necesario que sea lo suficientemente racional como para descartarla si la misma no tiene sentido. Estas buscando un negocio sustentable, no algo que te amargue la vida y te impida crecer sanamente. Si el negocio no funciona, o tiene una ventana de crecimiento limitada, simplemente acéptala y sigue adelante, ampliando tu portafolio y buscando alternativas más rentables. Normalmente los negocios comienzan basándose en un producto, pero más temprano que tarde inician su diversificación en la búsqueda de otros productos, servicios y mercados en los que puedan expandirse. De nuevo, hay que tener cuidado de preguntarse: ¿Cuáles son los mercados en los cuales quiero intervenir?, porque podemos encontrarnos con mercados altamente competidos, con márgenes limitados que finalmente no conducen a beneficios a largo plazo. Insisto en el tema de llevar a cabo una planificación adecuada, y revisar el proceso conforme avanza nuestro emprendimiento.
Otra pregunta importante es: ¿Es sustentable el modelo de negocio? En otras palabras, es un modelo que permite crecimiento a largo plazo. O es un negocio que funciona en este momento, pero que puede acabar rápidamente. Veamos el caso de Yummy. Inicia en plena pandemia, en Venezuela, como una necesidad de negocio que era el delivery de productos. Generan una aplicación adecuada, desarrollan estrategias de captación de clientes y proveedores, y establecen el negocio de intermediación. Con la finalización de la pandemia, y por supuesto, con la entrada de muchos competidores en el mercado de delivery, se mueven hacia el mercado del transporte de personas, creando una nueva aplicación que se llama Yummy Rides. ¿Qué está sucediendo con el negocio? Simplemente está evolucionando, cambiando, buscando alternativas que le permitan permanecer en funcionamiento y que garanticen la adecuada rentabilidad del mismo. El modelo de negocios no ha cambiado, solo se ha transformado.
Esto nos lleva a otro punto. ¿Qué ofrecemos? Ofrecemos productos, servicios, o una combinación de producto-servicio. Así como debemos tener claro nuestro negocio, es importante tener claro también cual es la combinación de producto que ofrecemos en el mercado. Eso nos llevará a acentuar nuestras ventajas competitivas y seguir compitiendo de manera efectiva en el mercado. Por ejemplo, es muy diferente ser una empresa que trabaja en redes sociales, a ser una empresa de mercadeo digital. A pesar de que parezca que las fronteras son difusas, siempre es necesario aclarar y ser muy específico con el área en la que estás trabajando.
Los cambios y el Emprendedor.
Algo que siempre aparecerá y para lo cual debemos estar muy preparados tiene que ver con los cambios. Si hay algo que entendemos es que el cambio es una constante, la transformación es continua. Y debemos estar preparados para enfrentarlos. Esto nos da la oportunidad de surfear las olas del cambio, o ahogarnos. De allí la importancia del proceso de planificación y de saber cuál es la dirección de nuestro proyecto de negocios. Si sabemos a dónde vamos, es seguro que podamos llegar allí.
Conclusión.
El Emprendedor es un aventurero que quiere poner a disposición del mercado sus talentos. Sin embargo, por más que el emprendimiento sea una aventura, debemos ser capaces de planificar y proyectar lo que queremos, a dónde queremos llegar, a fin de poder sortear las dificultades antes de que estas se presenten. Como decía Philip Kotler: La Planificación nos permite trabajar con ideas del presente los sucesos del futuro. Sin embargo, adelantarnos a los posibles escenarios nos permite prever cuáles serán, hacernos las preguntas necesarias y evaluar qué podemos hacer para trabajarlos. Conocer nuestros productos, servicios y el mercado que atendemos, nos ayuda a ver la sustentabilidad del negocio y sus posibilidades de crecimiento futuro.
Como vemos el proceso de planificación es fundamental en toda empresa y en particular en los emprendimientos. Y me gustaría dejar esta pregunta:
¿Has hecho planificación en tu negocio?
Me encantaría leer tus comentarios.
Contacto.
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