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domingo, 2 de abril de 2023

LIFE COACHING. EL ARQUETIPO DE LA VICTIMA

 



LIFE COACHING.
EL ARQUETIPO DE LA VICTIMA.

 

Cuando hacemos coaching, frecuentemente nos encontramos ante el arquetipo de la Victima.  ¿Qué significa ese arquetipo?

 

Es aquella persona que siente que todo le sucede, que no puede hacer nada para controlar su vida, y que por causa de los demás es que está en esa situación que hoy día le afecta y limita.

 

Es la persona que permanece encerrado en la constante queja, que no puede alcanzar sus metas porque se siente limitado. Entrega su responsabilidad a los demás.  No puede resolver sus propios problemas, y se encierra en ese círculo de queja constante, que no le permite encontrar alguna solución.  La solución está frente a sus narices, pero se niega a verla. Y fundamentalmente tiene que ver con sus interpretaciones de la realidad.

 

La victima está encerrada en ese cuadro, donde se llena de emociones como la rabia, la envidia, la tristeza, el miedo, la frustración, etc.,  que alimenta con juicios como los siguientes:

1.   Los demás son culpables de lo que me pasa. No puedo salir adelante porque todo está en mi contra, y son los demás los que me afectan, me controlan y no me dejan progresar.

2.   Todo me sale mal. Otra consecuencia de que son los demás los que me hacen algo que no me permite surgir.

3.   Estoy empavado. Una manera de agregar responsabilidad sobre lo que me rodea, sin saber exactamente qué es.

4.   No puedo hacer nada.  Esto reduce mis posibilidades de acción y de poder ejercer algún cambio en mi condición o situación actual.

5.   Yo no soy culpable. Nada de lo que hago me hace responsable. Son los demás.

6.   Pobre de mí. Vive en la permanente queja y lastima.

7.   No controlo lo que sucede en mi vida. Es una forma de evadir mis responsabilidades.

8.   El destino está en mi contra. De nuevo busco una razón sobrenatural que controle mi vida, sin hacerme cargo.

9.   Los demás no me quieren. Llegamos al extremo de decir que los demás me tienen que querer, como para que yo pueda tener algún significado.

10.               Me mantengo en la queja. Aunque esto no me ayude a resolver la situación, me ayuda a sentir que son los demás los que me hacen algo. Yo no soy responsable.

11.               Vivo en el pasado. No veo posibilidades de cambio ni ahora ni mañana. Por esa razón, permanezco en el pasado, encerrado en la queja y culpando a los demás.

12.               Mi realidad es ajena a mí. Depende de los demás. No me puedo hacer cargo de ella.

 

¿Qué es lo más difícil para alguien con el arquetipo de Victima?

Creer y hacerse cargo de sí mismo, y darse cuenta de que no son los demás los que tienen que actuar. Es él quien tiene que reaccionar y responsabilizarse por la situación, encontrando la forma salir de ella, enfrentándose a lo que sucede.

 


Como están acostumbrados a esconderse y pasar agazapados, les cuesta hacerse responsables y tienen miedo a ser vulnerables, lo cual no permite que se den el espacio para reconocer sus fallas y puedan salir adelante.

 

Una persona vulnerable, acepta que se equivocó, acepta que hay algo que no funciona, y aun con miedo, toma las decisiones que sean necesarias para resolver la situación. Una persona valiente suelta el pasado, en donde se siente cómodo, y trata de afrontar aquellas cosas que están a su alcance buscando nuevas respuestas.

 

Cuando salimos de ese esquema de la víctima, entendemos que escogemos nuestras batallas. No podemos pelear contra todos los monstruos que se nos aparecen en el camino. Podemos pelear contra el Minotauro y darnos cuenta de que en sus ojos lo único que hay es miedo.  Pero es necesario prepararnos para reconocer la situación y enfrentarla.

 

Lo más importante es hacernos cargo de nuestra vida. Asumir las responsabilidades que tengamos que asumir, y entender que la solución no está en las manos de los demás, sino en las mías. Mi vida es mi responsabilidad, y yo soy el único que puede cambiarla.

 

Las creencias del arquetipo de victima son sumamente limitantes, y cuando las enfrentas, te encontrarás con un vacío sin explicación, y muchas veces te quedaras en blanco ante ellas.  En ese momento entenderás que no hay manera de salir de allí a menos que te atrevas a dar un paso al frente, dejar de lado ese miedo que te ha acompañado siempre y abandonarlo.

 

Lo mismo sucede cuando te enfrentas a algo tan fuerte como una enfermedad terminal. A veces, tenemos una creencia que nos ha acompañado durante nuestra vida, un abuso, una herida de infancia, un abandono, rechazo, injusticia, etc. Y no sabemos cómo canalizarla. Creemos que debemos ser perfectos, y que eso hay que barrerlo debajo de la alfombra y olvidarlo. Pero no es así. Debemos enfrentar la situación con los recursos que tengamos a mano y tratar de liberarnos de eso que nos hace daño, y que como no estamos manifestando, se está mostrando en nuestro cuerpo, a través de alguna patología o enfermedad.

 

En conclusión, debemos hacernos cargo de nuestra vida. Es nuestra experiencia. Estamos aquí para aprender. Todo lo que quieras hacer, puedes hacerlo de hoy en adelante. Dejemos el pasado atrás y construyamos el futuro tal y como nos gustaría que fuese. De nosotros depende, de nadie más.

 

Todos en mayor o menor grado hemos experimentado este arquetipo alguna vez en nuestra vida. Y no por haberlo hecho, nos debemos quedar atascados en él. Somos seres maravillosos, llenos de un inmenso potencial, capaces de alcanzar lo que nos propongamos. Si un hombre fue a la Luna, cualquiera de nosotros puede hacerlo. Si un hombre corre un maratón, eso significa que podemos alcanzar esa meta. No desmayemos en nuestros objetivos y propósitos, nuestros sueños están allí para convertirlos en realidad. Somos quienes construimos nuestra vida, paso a paso, todos los días. No desmayemos en el intento.

 

PREGUNTAS:

1.   ¿Te has sentido victima alguna vez?

2.   ¿Qué has hecho para resolver esa situación?

3.   ¿Cómo te has enfrentado a esas limitaciones?

4.   ¿Qué te impide cambiar y convertirte en quien quieres ser?

5.   ¿Qué te limita?

 

CONTACTO:

 

Gracias por tu tiempo. Si te pareció valioso este artículo, te invito a dejar tus comentarios y a seguirme. En Instagram puedes seguirnos a través de @coaching.negocios. Con gusto te mantendré informado de nuestros artículos y noticias.


lunes, 20 de febrero de 2023

LA IMPORTANCIA DE SER RESILIENTE

 


LA IMPORTANCIA DE SER RESILIENTE.

 

Tomado de internet:

 

¿Qué entendemos por resiliencia?

 

La resiliencia es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras.

 

Podríamos agregar también situaciones estresantes del medio ambiente en el que te vives o te mueves.

 

De acuerdo con lo anterior, podemos entender la palabra Resiliencia de varias formas:

1.    El proceso de adaptarse ante ciertas situaciones.

2.    La capacidad de resistir ante distintos eventos.

3.    La capacidad de reinventarse y generar nuevas soluciones.

4.    La capacidad de responder ante situaciones de stress.

 

Esta capacidad o habilidad no solamente es en relación a nuestro entorno personal, sino que puede extenderse a nuestro entorno laboral.

 

Estas respuestas están relacionadas con nuestra capacidad de interpretar la realidad, y de buscar repuestas apropiadas en función de lo que sucede.

 


Si tenemos la habilidad de hacernos conscientes de nuestras interpretaciones, podremos reinterpretar la realidad de forma distinta, y seremos capaces de ubicar novedosas soluciones, que probablemente se alejan de nuestro ambiente conocido. En otras palabras, estas posibles soluciones están ubicadas fuera de nuestra zona de confort.

 

Por ejemplo, ante un evento como la Pandemia, tuvimos que desarrollar nuevas respuestas, ya que era un evento inédito para todos nosotros. Cada uno, enfrentó la situación de la mejor manera posible, y pudo dar sus propias respuestas. Obviamente ante una situación desconocida como era ese evento, existían muchos miedos, ya que ignorábamos lo que podía suceder. Sin embargo, las respuestas de las personas fueron completamente distintas, basadas por supuesto en sus propios aprendizajes, y se generaron infinidad de soluciones. En un evento que amenazaba a la humanidad, de diferentes maneras se generaron distintas respuestas, desde la vacunación, evitar el contacto con otras personas, reinventar la forma de trabajar y de reunirse, etc.

 

Luego de esa situación, se generaron otras respuestas, resultado de los cambios a consecuencia de la situación de Pandemia, y como resultado del conflicto entre Ucrania y Rusia. 

 

Y hablamos en términos de eventos universales que nos han afectado a todos, de una u otra forma. Aunque las respuestas han sido completamente diferentes para cada uno, hemos buscado la forma de responder ante dichas situaciones con la intención de poder superarlas.

 

¿Es conveniente desarrollar resiliencia?

 

Podemos decir que hoy día, la resiliencia es una habilidad. Es una respuesta ante lo que nos sucede. Y a pesar de que sabemos que lo que pasa cambiará en algún momento, la forma de enfrentarlo es lo que nos hace resilientes. Hoy conversaba con una amiga que está enfrentando una situación particular de salud, y ella justamente mencionaba cómo estaba trabajando su resiliencia para vencer el miedo y seguir adelante con su vida.

 

¿Es fácil ser resiliente?

 

No es fácil. Tenemos que enfrentar a nuestros miedos. Eso nunca es fácil. Las respuestas habituales ante el miedo son huir o paralizarse. No es sencillo. Nuestros miedos nos enfrentan con fantasmas profundos, juicios y creencias que viven en nuestro interior. Nos obliga a encarar nuestra vulnerabilidad; nos hace sentir frágiles. En ese momento, debemos conectarnos con el presente, entender que aquellos viejos aprendizajes fueron útiles hasta este momento, pero ahora necesitamos cambiar. Surge entonces la pregunta:

 

¿Qué podemos hacer con lo que tenemos?

 

Probablemente nos veremos obligados a cambiar nuestro estilo de vida.  La manera como vemos e interpretamos lo que sucede. Darnos cuenta de que no tenemos la verdad en las manos. Esto amplía el horizonte de probables soluciones y nos ayuda a ver nuevas posibilidades.

 


Para conseguir soluciones más resilientes deberíamos asumir con humildad las situaciones que enfrentamos, abrazarlas para asimilar la experiencia que nos toca vivir, y buscar en el presente las mejores alternativas que dispongamos, de acuerdo con nuestro conocimiento y nivel de evolución. Vivir esos momentos en un estado de plena consciencia.

 

PREGUNTAS:

·         ¿Cómo reaccionas ante esas situaciones que te obligan a reinventarte?

·         ¿Cuáles son tus mayores miedos?

·         ¿Cómo haces para enfrentarlos?

 

CONTACTO:

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viernes, 25 de noviembre de 2022

DIARIO DE UN COACH - LA FORTALEZA DE SER VULNERABLE


 



LA FORTALEZA DE SER VULNERABLE.

 

¿Cómo manejar nuestra vulnerabilidad?

 

El concepto de vulnerabilidad está relacionado con la idea de debilidad, o inseguridad.  Se nos ha vendido la idea de que ser vulnerable es malo, o genera ciertos peligros, razón por la cual estamos luchando en forma silenciosa contra esa idea, y ponemos nuestra energía en el problema y no en la solución del mismo.

 


Nos hemos acostumbrado a vivir en una zona de confort, con un grupo de aprendizajes que si bien han resultado efectivos hasta este momento, no siempre van a funcionar.

 

Vivimos en un mundo en constante transformación, por lo tanto, nada permanece. Tanto las cosas que nos gustan como las que no, tarde o temprano pasarán, y nos veremos obligados a cambiar, ya sea que lo hagamos de manera consciente o simplemente la situación nos obligue a hacerlo.

 

El cambio genera una situación de inseguridad, pero en ningún momento la vida nos dijo que era segura.  Estas modificaciones generan en nosotros preocupaciones, y en algunos casos nos conectan con la angustia ante lo que puede suceder. ¿Qué podemos hacer entonces?

 


Lo cierto es que muchas veces nos cuesta aceptar lo que sucede y nos enfrentamos a la necesidad de salir de esa zona de confort en la que tanto tiempo hemos permanecido. Lo que no entendemos, es que cuando lo hacemos, ampliamos como consecuencia las posibilidades que tenemos, y si estamos dispuestos a aprender, tendremos en las manos una mayor cantidad de herramientas que nos permitirán generar nuevas soluciones a los problemas actuales.

 

Sucede también que nos asusta enfrentarnos al cambio, porque ciertamente tenemos miedo de lo que puede pasar. Miedo al futuro y a sus consecuencias. Sin embargo, mientras más lo negamos o nos empeñemos en no verlo, más terminará afectándonos.

 

Desde el punto de vista personal, vengo de una generación entrenada para trabajar en empresas, con una serie de condiciones. En nuestra época, se hablaba de entrar en una organización, y permanecer en ella hasta jubilarte. Sin embargo, el mundo está cambiando rápidamente; debido a esa situación, y a que las mismas organizaciones se abren a nuevas posibilidades, a veces no somos capaces de rendir lo que ellas esperan de nosotros, por lo cual, nos quedamos fuera del mercado de trabajo.

 

Realmente lo que preocupa es nuestra visión de lo que debe ser la realidad, en comparación a lo que encontramos. Cuando eso no nos gusta, es cuando aparecen nuestros miedos, y con ello el sentimiento de ser vulnerables.

 


Ahora se habla con mucha facilidad de los emprendimientos; sin embargo, eso no siempre fue así.  Ciertamente, hay facilidad para iniciar una empresa y crecer con ella, si se trabaja de forma apropiada. Pero cada economía tiene sus particularidades, y para ser emprendedor, además de tener un sueño y la capacidad de asumir riesgos, también es necesario estar preparado, y medir los resultados, entendiendo lo que eso significa.

 

Anteriormente, se nos vendía la idea de que luego de salir de la universidad deberíamos ir a trabajar en una gran empresa, con la finalidad de aprender, establecernos y permanecer en esa organización hasta jubilarnos. Por supuesto, el sistema educativo, que al final es un reflejo de lo que quiere la sociedad, nos educaba para formar parte de esas empresas u organizaciones. De hecho, aun me acuerdo de un compañero que me decía cuando estábamos estudiando Física en la Universidad, que existía la posibilidad de que nos aceptaran en una en particular, y que si eso sucedía, allí permaneceríamos hasta que nos tuviésemos que retirar.  Pues la verdad es que, en la vida, las situaciones casi nunca, por no decir nunca, son lineales. Las situaciones cambian, y a aquello que esperábamos que sucediera, lo más probable es que suceda pero de manera distinta.

 

En aquel momento, era irreverente pensar de forma diferente.  De hecho, buscar otros horizontes, tal como lo hice en algún momento, cuando considere que necesitaba un cambio, fue visto como una locura por muchos de mis compañeros. De tener una posición estable en la Universidad, a simplemente no tener trabajo, era no solo impensable, sino hasta un poco demente.  Quizás me equivoco, pero siento que hasta me segregaron en ese momento.

 

Luego comenzó mi periplo por algo que abracé como una aventura y me llamó la atención, desde aquellos días de mi crisis en Mérida. Y eso era la economía y los negocios. Me fascinaba la idea de la economía, es más trataba de devorar todo lo que conseguía para poder aprender un poco más.  Incluso, estuve a punto de comenzar a estudiar economía, pero opte por una solución un poco más convencional, y esa fue hacer una Maestría en Administración.  Por supuesto, para mí fue un cambio del cielo a la Tierra, pues viniendo de una preparación muy estructurada como la Física, pasé a una formación diferente que era el estado del arte de cómo se hacían las cosas en aquellos momentos. Este postgrado me dio la posibilidad de avanzar y encontré un empleo ideal para mí, en aquel momento, que me daba la oportunidad de trabajar con la tecnología y las empresas. Esos fueron los convulsionados finales de los ochenta y primeros cinco años de los noventa, en donde los cambios políticos, sociales y económicos en el país estuvieron a la orden del día. Cada día nos despertábamos con nuevas noticias de cambio y transformación. 

 


En ese convulso ambiente decidí atreverme a emprender, tomando la decisión de hacerlo desde una posición, que en algún momento pensé que era consciente, pero creo que al final fue llevado de la mano de las circunstancias, de mi estado de consciencia, y de algunos de mis miedos.  Eso me llevó a trabajar casi por 24 años en emprendimientos directos, con éxitos, fracasos y muchos aprendizajes.  Durante esa experiencia me di cuenta de que ciertamente, hay muchas cosas que no te enseñan en la escuela, y que necesitas aprenderlas, incluso a veces de la forma más dura.

 

Finalmente luego de tanto tiempo, y debido a las conocidas razones económicas, pensé que lo mejor era cerrar las operaciones y dedicarme a hacer algo que me apasiona que es enseñar. Además, me conseguí con este maravilloso arte del coaching, que me encanta, y me da la posibilidad de hacer contacto con muchas personas desde una privilegiada posición de escucha, que puede ofrecer miradas diferentes y ayudar a desarrollar un negocio u organización.

 

Y es aquí donde me encuentro. Desde esta mirada, un poco más amplia que la que tenía hace unos años, y mucho más que la que tenía cuando comenzó toda esta aventura.  Y lo que es más importante, siento que aún me falta mucho por aprender.

 

Toda esta historia es con la finalidad de mostrar que, ciertamente, cuando tomé algunas de estas decisiones, me sentí vulnerable. Muchas veces sentía que saltaba al vacío, en ocasiones sin paracaídas. Sin embargo, me atreví, en cada caso a trabajar mis miedos. A enfrentarlos.

 

Definitivamente, la vulnerabilidad tiene que ver con mostrarte tal como eres, y usar todas tus herramientas para enfrentar la situación que te preocupa.  Es posible que tomes una decisión equivocada, pero es necesario tomarla, aprender, y si necesita ser corregida más adelante, podrás hacerlo sin inconvenientes.

 

No existen garantías. No existe seguridad. Todo puede pasar. Todo es posible. Hoy sigo emprendiendo de muchas maneras, tratando de descubrir nuevas posibilidades en todo lo que existe.

 


Como hemos dicho, cuando nos acostumbramos a ver la realidad de una manera en particular, dejamos de ver otras oportunidades de mejora. Donde dirigimos la atención, enfocamos las posibilidades. Por lo tanto, si no somos capaces de ver otras alternativas, lo más probable es que veamos siempre las mismas respuestas, y como ya no funcionan, nos parecerá que nos están engañando. Pero no es así. Simplemente dejaron de ser válidas en un momento dado, y ahora son respuestas obsoletas a la situación.

 

¿Qué hacer en esos casos? Pues simplemente tratar de cambiarse el sombrero y comenzar a pensar de manera diferente. Nos toca buscar nuevas interpretaciones de los mismos hechos, que posiblemente nos puedan llevar ante nuevas alternativas, para resolver los problemas que nos agobian.  Es parte del devenir de la vida.

 

Cuando somos capaces de ampliar nuestras interpretaciones de la realidad, se puede decir que alcanzamos un estado de consciencia más elevado. ¿Qué es lo que cambia en ese nuevo estado de consciencia? ¿Cambia la realidad? ¿Cambia la forma como interpretamos?

 

Ciertamente, esto último es lo que cambia.  Nuestros juicios y creencias determinan la forma como interpretamos la realidad. Si podemos modificarlos, reencuadrarlos, variar, transformar, lo más probable es que encontremos nuevas respuestas a los mismos problemas, o podríamos decir, a los viejos problemas.

 

Eso lo que sucede con las nuevas generaciones. Simplemente tienen formas diferentes de ver las cosas, ya que la realidad sigue siendo la misma. Por eso, es que son capaces de adaptarse, puesto que es probable que sus creencias sean diferentes, por la forma en que se educaron, aprendieron, etc., y ven el mundo de manera distinta.

 

Finalmente, ser vulnerables significa darnos cuenta y aceptar que no sabemos. Eso nos permite entrar en la escalera del aprendizaje de Virginia Satir; estamos en el segundo peldaño, cuando: sé que no sé. En términos de la gráfica, estamos en el estado de incompetencia consciente. De allí en adelante, avanzar depende de nosotros. Hacer lo que haga falta para poder llegar al nivel de competencia inconsciente. Pero ese es otro tema.

 

PREGUNTAS:

¿Sientes que tus creencias te limitan?

¿Cómo has reaccionado ante los cambios en tu vida?

Por ejemplo, ¿Qué aprendiste en la Pandemia?

 



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