HABLEMOS DE INTEGRIDAD.
Tomamos la definición de Internet:
“Una persona íntegra es aquella que siempre
hace lo correcto; que hace todo aquello que considera bueno para la misma sin
afectar los intereses de otros individuos. La palabra integridad proviene del
latín integrîtas, -ãtis, pero el vocablo se deriva del adjetivo integer.”
En este caso tomamos la idea: Una
persona íntegra es aquella que siempre hace lo correcto. Tendríamos que
preguntarnos, ¿Cuál es el significado de correcto para esa persona? Entonces, entraríamos
en una discusión bizantina.
Digamos que lo correcto, es aquello
que te hace sentir bien contigo mismo. Y es que la integridad, al igual que la ética,
tiene que ver con hacer lo correcto y con el respeto del otro, tal como esperas
que te traten a ti mismo.
¿Qué sucede cuando dejas de ser integro?
¿Quién sale afectado?
En estos casos cuando dejas de ser
integro, el que sale afectado eres tú, ya que fuiste capaz de transigir tus
valores por algo que puede representar una recompensa inmediata, pero que a la
larga, puede traducirse en muchos inconvenientes.
Podemos entender, que la integridad
tiene que ver, con el amor propio y el respeto que te tengas a ti mismo. Cuando
dejas de ser íntegro, dejas de respetarte, lo cual significa que te menosprecias,
y lo que es peor, eres capaz de perjudicarte innecesariamente.
Vivimos en una sociedad que ha transigido
en muchos valores, lamentablemente. Muchos conceptos morales han pasado al
desuso, y nos hemos convertido en cómplices de situaciones que no nos gustan, como
resultado de la falta de integridad.
Queremos que todo sea rápido y fácil,
vivimos apurados. El amor tiene que ser rápido, también las relaciones de
pareja, la riqueza, el éxito, etc. Le damos importancia a palabras, como dinero,
triunfos, dejando en entredicho otras importantes como amor, paz, tranquilidad.
Vivimos en una sociedad que intercambia
valores por moneditas de oro; cuando jugamos ese juego, lamentablemente podemos
salir muy lastimados.
Cuando dejamos de ser íntegros, y
recordemos que esto tiene que ver con nuestro libre albedrío, nuestras
decisiones, de cómo interpretamos las situaciones, estaremos sometidos a las
consecuencias de la falta de integridad, que acabará afectándonos a nosotros
mismos.
Por ejemplo, si todos roban, ¿eso
justifica que yo robe? O más bien, de acuerdo a mis valores, ¿debería de
alejarme? ¿Qué sucede si no lo hago? Si me hago la vista gorda. Lo más probable
es que tarde o temprano, aunque no lo quiera, esa situación termine afectándome,
en primer lugar, porque me convierte en alguien que no soy yo. Si me hago la vista gorda cuando otros roban,
no podré quejarme cuando me lo hagan a mí, ya que soy parte de ese sistema
deshonesto.
La integridad tiene que ver conmigo,
con hacer las cosas de forma correcta de acuerdo con mi interpretación. Pero esa
interpretación afecta mi mirada, y como tal, puedes contagiar a otros y
alcanzar un estado de bienestar, resultado de compartir ideas de beneficio
mutuo, o un estado de malestar, cuando te identificas con situaciones que te
pueden pasar factura. La decisión está en tus manos, en eso que llamamos libre albedrío.
Usamos doble rasero para tomar
decisiones, y decimos que ciertas cosas se deben hacer de tal o cual manera,
por ejemplo, somos complacientes con la corrupción, o con la falta de respeto a
los demás, a los mayores o a los niños. Pero
exigimos que se nos respete nuestros derechos. ¿No les parece una posición completamente
incoherente? Pues simplemente es así.
Por ejemplo, si no respeto a mi
pareja, ¿puedo esperar respeto por parte de ella? ¿Qué sucedería si ella deja
de ser integra? Al final, cuando te conviertes en lo que no eres, ¿Qué proyectas
fuera de ti? Pues, lo que no eres. Y, ¿quién
va a reflejarte eso que no eres o no te gusta? La respuesta es: Aquellas
personas que están más cerca de ti; tu pareja, tus padres, tus hijos, tus socios,
tus amigos, etc. En otras palabras, vas a convertir tu vida en aquello que no
quieres, que no eres, simplemente por no tener la valentía de tomar la decisión
apropiada y mantener tu posición de integridad.
Otro ejemplo, nuestros políticos han
optado por el camino de la falta de ética e integridad, y usan el engaño como
una herramienta de control, para congraciarse con sus electores. Entonces, vemos los juegos del poder, que por
cierto, está muy desprestigiado ante la mirada de la población. Tarde o temprano esa falta de integridad,
terminará afectándolos más de lo que ellos se imaginan.
PREGUNTAS
1. ¿Qué es para ti ser integro?
2. ¿Qué pasa cuando dejas de respetarte?
3. ¿Qué es para ti el libre albedrío?
4. ¿Cómo lo entiendes?
5. ¿Cómo lo aplicas?
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