EL PASADO NO TE DEFINE.

 

“La memoria es la retención de experiencias pasadas”

Sutras de Patanjali. Número 11.

 

Sucede que a veces nos refugiamos en el pasado para justificar nuestra conducta. Decimos que lo aprendimos y que por esa razón lo repetimos.  Sin embargo, tenemos la posibilidad de cambiar.

 

¿Cómo lo hacemos?

 

Haciéndonos conscientes de aquello que queremos dejar entrar o no en nuestra vida. Si nos damos cuenta que un aprendizaje nos lastima, o nos hace reaccionar de forma inadecuada, quizás deberíamos responsabilizarnos del mismo y evitar que suceda.

 

Si no lo hacemos, lo seguiremos repitiendo aunque nos haga daño de forma innecesaria.

 

Cuando entendemos que un comportamiento no nos ayuda, lo lógico es cuestionarnos por qué lo hacemos. Si entendemos la razón, entonces podemos decidir dejarlo de hacer si nos perjudica.

 

Tomemos un ejemplo sencillo. Nos gusta comer dulces, aunque sabemos que nos hace daño.  Pero es que le damos al dulce un significado especial. Lo relacionamos con fiesta, premios, felicidad, alegría, buen humor, familia, etc., todos aprendizajes del pasado. Nos hacía sentir seguros, en buena compañía. Si nos damos cuenta, podemos ver que lo hacemos de forma inconsciente, porque tenemos nostalgia de cosas que nos hacen sentir bien.  Si lo llevamos a la consciencia, es posible que podamos discernir, aquellos momentos en que está bien hacerlo, de otros momentos en que es inapropiado, o lo que es mejor, entenderemos que podemos comerlo sin darle mayor significado y perderá ese simbolismo que le hemos asignado. Y cuando eso suceda tendremos el control de nuestras acciones.

 

Nuestras emociones se involucran en nuestras acciones de forma inconsciente, y lo hacen porque la mayoría de nuestros aprendizajes están acompañados de ellas. Cuando separamos la emoción del juicio, podemos cambiar la conducta. 

 

Por ejemplo, que fracasemos en algo, no significa que siempre va a ser de la misma manera. Si tan solo permitimos que el pasado nos defina, entonces el futuro no tiene sentido. Y solo tiene sentido el futuro, cuando somos capaces de aprender del pasado. Como decía Thomas Alva Edinson cuando le preguntaron ¿Por qué hizo 10.000 intentos para inventar la bombilla eléctrica? pues simple, ahora sé de 9.999 formas como no funciona.

 

El pasado NO nos define.  El pasado sirve de aprendizaje. Y el único lugar en donde existe es en nuestra memoria, en nuestra historia.  No hacemos nada con llevar ese pesado equipaje a lo largo de nuestro camino. Reflexionemos y entendamos su sentido, y sigamos adelante viviendo nuestras experiencias.

 

PREGUNTAS:

·         ¿Sientes que tu pasado te limita?

·         ¿Has sido capaz de soltar tu pasado?

·         ¿Qué has aprendido del pasado?

·         ¿Cuáles han sido tus mayores aprendizajes de lo que viviste?

 

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COACHING: VIVIENDO EN EL PRESENTE

 

Alguna vez te has preguntado: 

¿qué significa vivir en el presente?

 

Vivir en el Presente significa vivir en el aquí y en el ahora, en este momento y en este espacio.

 

Eso implica soltar el pasado, dejar la memoria atrás, olvidar aquellas cosas que crees que te hicieron daño y decidirte vivir en el hoy, que por cierto es el único espacio y el único momento, en donde puedes cambiar las cosas.  Asimismo, evita preocuparte o estar ansioso por el futuro, no ha sucedido y cualquier cosa que creas que existe, solo está allí en tu imaginación. No necesariamente va a ocurrir, es más, es muy probable que no ocurra.

 

Cuando soltamos el pasado, soltamos las preocupaciones. Cuando soltamos el futuro, nos liberamos de las ansiedades.  Tanto el pasado como el futuro viven en el presente, y te hacen perder la oportunidad de cambiar aquello que no te gusta, cuando distraes tu atención.

 

Recuerda que la realidad es completamente neutra. Tú eres quién defines el color de la misma. Puede que sea a tu gusto o no, de ti depende. Para que las cosas que no te gustan cambien, es necesario que tú cambies la manera como las ves.  Y para poder hacerlo, debes estar aquí, en el presente.

 

Estar aquí, significa traer la mente a este momento, permitiendo que la misma no divague entre lo que pasó y lo que puede pasar.  El tiempo existe exclusivamente en tu mente.  No vive en otro lado.

 

Por lo tanto, si queremos cambiar algo, tenemos el poder de hacerlo solo aquí y ahora. Solo estando Presente en el presente. No hay de otra forma.

 

El hombre, ingeniosamente creo el mundo tridimensional, que es altitud, profundidad y anchura. Y hemos aprendido a vivir en él.  El tiempo ha sido una medida del cambio, ya que las cosas no permanecen constantes.  Por eso, entendemos la vida, como el resultado de la posición y el tiempo.  Einstein tuvo la visión de concebir un mundo de cuatro dimensiones, donde las coordenadas son las tres dimensiones físicas y el tiempo forma parte de la cuarta dimensión. Es así, que nuestra vida, es un recorrido por ese espacio tetra dimensional. 

Finalmente Vivir en el Presente significa abrirse en este instante a todas las posibilidades que te ofrece la realidad. No solamente aquellas que tú conoces; no solo aquellas que has aprendido. Atrévete a soltar y a construir algo nuevo, con todo lo que tienes en este momento. Atrévete a crear tu nueva vida.

 

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COACHING - LA FUERZA DEL AHORA

 

LA FUERZA DEL AHORA.

 

“Podemos aprender a no mantener las situaciones o eventos vivos en nuestra mente, sino a volver nuestra atención constantemente al prístino y eterno momento presente más que a ser atrapados en la elaboración mental de películas. Nuestra misma Presencia se convierte entonces en nuestra identidad, en lugar de nuestros pensamientos y emociones”.

Eckhart Tolle.

 

Que distinto sería si pudiésemos mantener nuestra atención única y exclusivamente en el presente, dejando de lado las historias que nos hemos contado en nuestra mente. Historias que nos han acompañando, y muchas veces atormentando desde hace tiempo; el tiempo que le hemos permitido estar allí.

 

No existe ni el pasado ni el futuro, solo existe el presente. Es el único momento en el que existimos. Si recordamos el pasado o imaginamos el futuro, lo hacemos en el presente. Por lo tanto, ya sea que recordemos o imaginemos, ambas cosas las hacemos únicamente en el aquí y en el ahora.  El pasado y el presente solo ocurren en nuestra mente. Y normalmente nuestra visión del tiempo es de forma lineal.  Es decir, de acuerdo a nuestra percepción, los eventos ocurren en línea recta desde el pasado, pasan por el presente y continúan al futuro.

 

El presente es un regalo, y es lo único que tenemos. No nos damos cuenta de lo que perdemos cuando distraemos nuestro interés. La atención está directamente relacionada con la energía. Por lo tanto, perdemos atención y energía cuando nos dedicamos a recordar o imaginar.

 

Tenemos, una existencia finita. No sabemos cuándo, pero estamos seguros es de que algún día, dejaremos de existir de la forma como lo hacemos ahora, en esta encarnación terrena. Dejaremos de percibir el mundo tal como lo hacemos hoy. Y sin embargo, nos hemos acostumbrado a desperdiciar la existencia, pensando en un pasado o en un futuro que no existe, y desaprovechando el único espacio disponible que es el Hoy.

 

Si fuésemos capaces de fijar nuestra atención y energía en el único momento que existe, el ahora, tendríamos una inmensa cantidad de recursos a nuestra disposición,  para conseguir todo aquello que nos proponemos. Solo tenemos que intentarlo.

 

Vivimos justificándolo todo, a través de nuestras historias o heridas del pasado, lo que me hicieron ayer, lo que quiero alcanzar mañana; mientras tanto, desperdiciamos el día más importante, el que estamos viviendo en este preciso momento.

 

Nuestra historia personal y nuestro ego son la misma cosa. Es lo que nos hemos contado o creído que somos, dejando de lado lo que verdaderamente somos.

 

Nos preocupamos por conceptos que hemos aprendido, como el éxito, la seguridad, el fracaso, el respeto, etc., y no entendemos que esos conceptos existen solo en nuestra mente y tienen vigencia mientras nosotros se la demos. Del resto no existen.

 

A veces pensamos, ¿Cómo hago para alcanzar mis metas? La respuesta es sencilla: tan solo presta atención a lo que estás haciendo ahora. Concentra y enfoca tus energías en conseguir aquello que quieres, y todo el Universo se pondrá de acuerdo para ayudarte a lograrlo.

 

Si por alguna casualidad te dispersas, no conseguirás lo que buscas, y siempre estarás preguntándote qué fue lo que paso, qué te distrajo y te llevó lejos de donde querías estar.

 

Que podemos equivocarnos, sin duda alguna. Pero dejemos que eso quede registrado en nuestra mente como un aprendizaje de aquello que no debemos hacer, o la forma incorrecta de hacerlo. Sigamos haciendo el esfuerzo de conseguir nuestros objetivos.

 

En mi caso, durante mucho tiempo hablé de condicionamientos, programación, patrones, heridas de infancia o de lo que aprendí. Pero, una vez me dije, qué sentido tiene traer a la memoria las cosas que sucedieron, y no buscarles solución.  Es posible que aún responda siguiendo esos patrones del pasado, pero al menos me atrevo a intentarlo, y si me equivoco, pues sigo adelante, haciendo la prueba. Ya deje de lado esa vergüenza que tenía de equivocarme. Es natural hacerlo cuando intentas algo.

 

A veces, he perdido el tiempo en mantener relaciones toxicas que no me traen ningún beneficio. Y me pregunto: ¿Qué pensara de mí si no lo hago? Pues que piense lo que quiera. No es cuestión de ser egoísta, es cuestión de amor propio. Además, no puedes ayudar a quien no lo desea o no quiere ser ayudado. Puedes escuchar, puedes preguntar, pero el trabajo depende de cada uno. Cada uno tiene su propio nivel de consciencia. Puedo aprender de tu experiencia, pero estoy seguro de que tengo que hacerme cargo de la mía y de mis vivencias para seguir creciendo.

 

Cada persona ilumina una parte de mi camino, en cada autor que leo, veo una instrucción, una experiencia y una forma de ver el mundo en particular. Cada maestro me enseña un camino, su caso particular. Sin embargo, mi camino y mi vida son particulares, de mi depende.

 

No puedo vivir como los demás quieren que lo haga, ni puedo ser lo que los demás esperan que sea. Me he equivocado, sin duda alguna. Me volveré a equivocar, es muy posible. Pero solo puedo decir una cosa, es mi vida y debo seguir aprendiendo.

 

Vivir en el pasado, y relamerse las heridas, es como permanecer atado a una idea que no existe. Cuando vamos al pasado normalmente lo estamos mirando desde nuestras creencias. Nuestras creencias determinan quienes somos y cómo vemos el mundo. Nuestra interpretación refleja nuestra historia, ya que muestra lo que hemos aprendido.

 

Si somos lo suficientemente objetivos, a partir de lo que una persona dice, podemos conocer cómo piensa y cuáles son sus creencias. Como reza el segundo principio de la Ontología del Lenguaje: Somos seres interpretativos. Cada uno de nosotros ve la realidad de manera diferente.

 

PREGUNTAS:

1.    ¿Vives en el presente, o moviéndote en tus distintos estados temporales?

2.    ¿Cuáles de tus historias te limitan?

3.    ¿Cuáles son tus principales metas y que te impide alcanzarlas?

 

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LOS FANTASMAS DEL PASADO

 

LOS FANTASMAS NOS PERSIGUEN.

 

Parece mentira, los fantasmas no existen. Sin embargo, nos persiguen a lo largo de toda nuestra vida.

 

Y, ¿a qué me refiero cuando hablo de fantasmas?  Fundamentalmente hablo de pensamientos que nos juegan una mala pasada, que no dejan de hostigarnos constantemente, haciéndonos sentir emociones negativas y llevándonos a situaciones incomodas.

 

Cuando entendemos que los fantasmas los hemos creado a través de nuestros pensamientos, podemos aplicar la máxima que dice: La realidad es neutra; no existe una en particular, buena o mala. Solo existe lo que vemos; cuando lo hacemos,  sin cargas interpretativas. Es allí donde tenemos que poner la atención.  Si logramos hacerlo, despejaremos esas ilusiones que nublan nuestro entendimiento y la comprensión de la realidad.

 

A veces sucede, cuando estoy frente a alguno de mis asistidos, escucho como traen a consulta esos fantasmas del pasado, y cómo aparecen sus miedos y dudas. Me recuerda la fábula del Minotauro. Cuando comienzas a preguntar e indagar cual es la razón de esos temores, empiezan a darse cuenta, que en nada afectan la realidad que están viviendo.  El pasado solamente existe en nuestra mente; cuando somos capaces de entenderlo, nos damos cuenta de que no hay manera que pueda hacernos daño. La única forma en que puede afectarnos, es que nosotros le demos el poder que no tiene, para que cambie nuestra realidad.

 

Estamos acostumbrados a definir nuestra vida por lo que pasó, no por lo que está sucediendo hoy. Podemos cambiar el presente, para modificar el futuro. Pero, no podemos modificar el pasado. No hay manera de hacerlo. Lo que ocurrió, simplemente ya pasó, y el único lugar en donde está archivado es en nuestra mente. No importa como lo hayamos aprendido, si lo hicimos bien o mal, o de forma correcta o incorrecta. No hay manera de cambiar lo que pasó.  El pasado no nos define, si no le damos el poder de hacerlo.  El futuro no depende del pasado, a menos que no lo podamos soltar. Podemos usarlo como un aprendizaje, pero no como la manera de concebir lo que puede acontecer.  En estas situaciones, sólo nosotros tenemos el poder para tomar la decisión más conveniente.

 

Ciertamente, nuestra historia está definida por lo que sucedió. Sin embargo, si somos capaces de mirar de forma inquisitiva lo que recordamos y podemos reinterpretarlo de manera que nos permita generar verdadero aprendizaje, ese pasado se convierte más bien en algo poderoso, para ayudarnos a crecer, porque de alguna manera nos permite entender qué es aquello que no queremos. Al entenderlo, seremos capaces de buscar lo que necesitamos para hacer algo diferente y más beneficioso para todos.

 

Cuando nos damos cuenta de que lo que decidimos en cada momento depende de nuestra comprensión en ese momento, y que no hay manera de justificar ninguna otra decisión, porque la que tomamos fue correcta, podemos estar en paz con nuestras decisiones, ya que no habría otra posible. Siempre que escogemos un camino, lo hacemos desde el mayor espacio de bienestar y la intención al hacerlo es que los resultados sean los mejores posibles para todos.  Si somos capaces de entender que esto le sucede también a todos los demás, entonces nos damos cuenta de que nadie nos hace daño, sino que de alguna manera están ofreciéndonos lo mejor que ellos pueden ofrendar en un momento dado.

 

Aquí también aparece el síndrome del impostor, que es aquella vocecita interior que nos aterra y nos dice que no somos lo suficientemente buenos, que no somos capaces, que no tenemos lo que se necesita, etc.  Cada uno de esos pensamientos mina nuestra confianza y arruinan nuestras posibilidades de creer en nosotros mismos y de ser capaces de desarrollarnos apropiadamente. Pero esa idea, solo existe en nuestra mente. Quizás si nos atrevemos a validar nuestra imagen o sensación con el otro, podemos darnos cuenta de que realmente tenemos la capacidad y el poder de hacer muchas más cosas que las que nos imaginamos. Entonces, aquí cabría decir, confía en ti y atrévete. Sobre todo suelta ese lastre que tienes en la espalda y que no te permite liberarte de aquellas cosas que te impiden ser tú mismo, crecer y ser feliz.

 

Suelta ya los fantasmas del pasado. Ya no asustan; son solo parte de algo que vivimos en un momento dado y que nos atemorizó. No necesitamos que nos acompañen el resto de nuestra vida. Cuando somos capaces de ver a esos fantasmas a través de los lentes de nuestra consciencia, simplemente desaparecen sin dejar rastro alguno.

 

Y a ti, ¿Qué te preocupa? ¿Cómo puedo ayudar?

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