ESCOGE TUS BATALLAS.
DUDA DE TUS DUDAS.
“Debemos evitar divagar o discutir, ya sea nuestro
comportamiento el incorrecto o el de los demás. Concentrarnos en lo negativo
tiene un mal efecto.”
Hex.36 Ming I. Guía del I Ching. Carol Anthony.
¿Cuáles son esas situaciones con las
que quieres enfrentarte?
¿Qué tan importante para ti son esas
batallas?
¿Cuál es el significado de las
mismas?
Cuando entendemos que cada persona
tiene una explicación diferente de la realidad, comenzamos a comprender que no
existe una verdad única, sino muchas verdades, que dependen de la mirada
particular de cada quien. Esa pregunta acerca de ¿Quién tiene la razón?, no
existe. Cada uno tiene su propia interpretación de lo que sucede y eso está
bien.
¿De que dependen esas interpretaciones?
De nuestros aprendizajes. De los
juicios, creencias, condicionamientos, programaciones, prejuicios, patrones,
etc., que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida. Solo cuando nos damos
cuenta de que podemos cuestionar todo lo que sabemos y generar nuevas
posibilidades, entendemos que tener o no razón no es importante, más bien es
limitante. Ampliar nuestra mirada con nuevos aprendizajes es lo que nos da
poder para crecer en nuestra vida.
Cuando dejamos de controlar lo que
el otro piensa o lo que sucede, aumenta nuestro espacio vital.
Dichos pensamientos son simplemente
pretensiones. Pretendemos controlar lo que el otro piensa o cree. Simplemente
es imposible. Como dijimos anteriormente, cada persona está condicionada por sus
aprendizajes.
Querer controlar la situación, es aún
más demente, ya que es muy difícil hacerlo, puesto que la vida tiene su propio
sentido, y su propio camino, así no estemos de acuerdo. La única forma de
solventar esta situación, es que nuestros pensamientos se muevan en la misma
dirección del sentido de la vida, lo cual no es fácil, pero no es imposible. Para
lograrlo, hay muchas capas de las cuales tenemos que deshacernos, para tener la
sensibilidad necesaria de sentir y seguir el camino que nos indica la vida; el
camino natural, el movimiento de la vida en este planeta y su libre devenir.
Nos dice Carol Anthony en su libro
la Guía del I Ching (Hex.38 K´uei):
”Los acontecimientos no tienen por qué ser hostiles.
Como las aguas de un rio, el cosmos fluye a lo largo de su curso; cuando
remamos hacia un lado, chocamos con la ribera; cuando remamos rio arriba, nos
agotamos y nos rendimos; cuando vamos con el cosmos, todo va bien… Nuestro ego
siempre quiere ver la línea recta hacia el éxito. No obstante el camino del
sabio es el camino de la naturaleza, diverso e indirecto…”
Cuando dejamos de controlar lo que
sucede y nos entregamos a disfrutar del camino de la vida, en luz, amor, dicha
y paz, soltamos el control y entendemos que todo tiene su ritmo perfecto. Deja que sea Dios, la Fuente, el Sabio, el
Tao, o como quieras llamarlo, quién te guíe por el sendero.
Mantente relajado, tranquilo, para
que puedas reaccionar apropiadamente a lo que pasa, en la mayor calma,
aceptación y desapego. Recuerda que no existe el otro, solo existimos en un
continuo vaivén entre el yin y el yang. Cuando uno se expande, el otro se
inhibe y viceversa. Cuando el Universo
inhala, tu exhalas y viceversa.
Tienes un área de influencia, donde
tus acciones significan algo, tienen sentido, porque forman parte de todo lo
que te rodea. No puedes actuar en situaciones que no están a tu alcance, o que
no dependen de ti. Por eso escribí como título: Escoge tus Batallas.
Todo lo que sucede en el fluir de la
vida está completamente interconectado.
Es muy posible que no entendamos los alcances de esa perfecta, elaborada
y sutil interconexión. No es tan simple como decir que cada acción genera una
reacción. Por supuesto, cada acto que
ejecutamos origina una responsabilidad de la cual tenemos que hacernos cargo. Nuestras actuaciones no son inocentes. Sin embargo, es muy posible también entender
que, cuando actuamos, lo hacemos sumidos en la ilusión construida por nuestro
ego, en el cual nos movemos inclusive de forma inconsciente.
Nos dice Viktor Frankl en su libro
El Hombre en busca del Sentido (pág. 83):
“Lo que de verdad necesitamos es una cambio radical en
nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos, y
después enseñar a los desesperados que, en
realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera
algo de nosotros. Tenemos que dejar de hacernos preguntas sobre el significado
de la vida y, en vez de ello, pensar en nosotros como en seres a quienes la
vida les inquiriera continua e incesantemente. Nuestra contestación tiene que
estar hecha no de palabras ni tampoco de meditación, sino de una conducta y una
actuación rectas. En última instancia,
vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los
problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna
continuamente a cada individuo.
Dichas tareas y consecuentemente, el significado de la
vida, difieren de un hombre a otro, de un momento a otro, de modo que resulta
completamente imposible definir el significado de la vida en términos
generales, nunca se podrá dar respuestas a las preguntas relativas al sentido
de la vida con argumentos especiosos. “Vida”
no significa algo vago, sino algo muy real y concreto, que configura el destino
de cada hombre, distinto y único en cada caso. Ningún hombre ni ningún destino
pueden compararse a otro hombre o a otro destino. Ninguna situación se
repite y cada una exige una respuesta distinta.”
Últimamente me he cuestionado ¿qué
idea es más adecuada?, la del “propósito” o la del “sentido”. Pienso que el propósito está conectado con el
deseo de que las cosas sean de una manera en particular, es decir que la vida
se comporte de una manera peculiar, de acuerdo a tu forma de entenderla. Si eso
no llega a suceder, y no se cumple tu propósito, por supuesto, enfrentaras la
frustración que significa, haberte equivocado o perdido el propósito de tu
vida.
Cuando nos orientamos al “sentido”
de la vida, estamos ajustándonos constantemente, y dispuestos a entregar a la
vida las respuestas que ella espera de nosotros, que pueden cambiar en un
momento determinado tal y como lo plantea el Dr. Frankl. En ese caso nuestras respuestas estarán siempre
vivas y motivadas por aquello que la vida espera de nosotros, que estará de
acuerdo, con aquellas cosas en las que tenemos talentos específicos, y donde, por
supuesto, seremos más eficientes.
Una interpretación de la vida nos
dice que estamos ante una enorme puesta en escena, en donde desempeñamos el
papel de un actor, que atiende distintos personajes. Parte de lo que hacemos, es vivir las
emociones que nos genera involucrarnos en el personaje. Esas emociones nos
hacen creer que somos el personaje, no el actor, y se nos olvida que estamos de
paso en esta existencia. Tarde o temprano, el telón bajará para nosotros, y
quizás nos toque actuar en una nueva puesta en escena, en otro momento. Eso lo
desconocemos. Pero, cuando disfrutamos de nuestro papel en la obra, sacamos a
relucir nuestro talento, y al final, cuando nos despojamos del vestuario,
recordamos lo que verdaderamente somos: luz, amor, dicha, paz y creatividad, seremos
capaces de soltar nuestros pensamientos, desapegarnos de las emociones y
disfrutar del maravilloso paseo que es la vida.
La sociedad nos habla de éxito y
fracaso; de ganancias y pérdidas; de lo que es bueno o malo, etc.
Inteligentemente, a lo largo del tiempo, se han desarrollado mecanismos de
control, empleando a la sociedad, los gobiernos, la cultura, las religiones, la
educación, etc., que lo que pretenden es manipular nuestra mente, para que
seamos unos tontos útiles al servicio de sus objetivos. Buda no era budista, al igual que Jesús no
era católico, y mucho menos Lao Tze era taoísta. Sin embargo, cuantas veces nos han utilizado,
empleando como excusa los conceptos desarrollados por estos seres
excepcionales.
Siempre recuerdo la frase de un insigne
maestro, Pranavananda Saraswati, transmitida por mi maestro Shankara: “Duda
hasta que dudes de tus propias dudas.”
Todo lo que escribo es resultado de
mi mirada particular de la situación. Nada es absoluto. Cada quien debe sacar sus propias
conclusiones. Para eso es necesario que dudemos de nuestras propias dudas.
PREGUNTAS:
1. ¿Cuáles son tus batallas?
2. ¿Contra cuales monstruos estas peleando?
3. ¿Cuáles son los límites que te imponen esos monstruos que solo están en tu mente?
4. ¿Qué te impiden alcanzar?
CONTACTO:
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