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lunes, 25 de septiembre de 2023

COACHING ONTOLÓGICO: ¿CÓMO VEMOS EL MUNDO?

 



¿VEMOS EL MUNDO COMO ES O COMO SOMOS?

 

Sabemos que la realidad es neutra. Sin embargo, cada uno de nosotros la percibe de manera diferente, ¿a qué se debe?

¿Qué es lo que cambia?

¿Cómo aprendimos a percibirla de manera tan particular?

 

La forma como apreciamos la realidad es resultado de cómo aprendimos a hacerlo en nuestras primeras etapas de vida. No es ni bueno, ni malo. Es simplemente una forma de interpretar lo que sucede. Nosotros le damos la autoridad a esa percepción para interpretar lo que sucede, y podemos darnos cuenta que a veces genera posibilidades, mientras que otra simplemente nos limita.

 

Hay aprendizajes que muchas veces aparecen en las sesiones de coaching, y acudimos al pasado a buscar esas interpretaciones, todas ellas válidas. Pero, cuando buscamos estas interpretaciones en el pasado, a veces cedemos nuestro poder de cambiar las cosas, ya que podemos quedarnos con una explicación que a veces resulta conveniente. Quizás lo que puedo decir, es que las limitaciones o posibilidades están a nuestro alcance, y que en nuestras manos esta si podemos emplearlas o no a nuestro favor.

 


Por ejemplo, mucho se ha hablado de las heridas de la infancia, tales como:

1.   La humillación.

2.   El rechazo.

3.   La injusticia.

4.   La traición.

5.   La humillación.

 

Cuando somos capaces de reconocerlas, podemos entender que hubo una forma particular como aprendimos a ver el mundo en esa oportunidad. Lo que no nos dicen, es que tenemos hoy muchas posibilidades para que cambiemos la forma de entenderlo y vivirlo, pero que ellas dependen de nosotros.

 

Siento que las heridas de la infancia nos permiten ceder parte de nuestra responsabilidad, a manos de aquellos que con el mayor amor del mundo trataron de cuidarnos, apoyarnos y educarnos. Ellos también tuvieron sus propias heridas, pero con el mayor amor hicieron lo que estuvo a su alcance para brindarnos su mejor versión.

 

Responsabilizarlos puede ser válido para entender lo que no queremos, pero también puede ser conveniente para justificar la inacción.  Somos quienes podemos cambiar la historia, buscando simplemente de cambiar nuestra percepción y no quedarnos en lo que sucedió.

 

El único lugar en donde existe el pasado es en nuestra mente, y los únicos que podemos sacarlo de allí somos nosotros. El pasado no existe, solo es un recuerdo, y quien le otorga poder somos nosotros.  Por lo tanto, también es nuestra responsabilidad cambiar esa historia y contarnos una que nos ayude a superar nuestras propias restricciones.

 


El pasado fue un aprendizaje, y como tal una lección que nos deja alguna enseñanza.  No tiene por qué ser una traba para nuestro desarrollo o crecimiento personal. Quizás en ese momento fue la manera como aprendimos, lo cual no significa que no podamos ver las otras posibilidades que están disponibles para ser consideradas.

 

Cuando asumimos el control de nuestras experiencias, podemos usarlas para potenciar nuestro trabajo interior y exterior.  Es muy posible, como ha sido mi caso, de que pudimos equivocarnos en algún momento, y no reconocimos que tomamos decisiones erradas. Estas decisiones erradas también son experiencias que nos ayudan a entender que algo sucedió y que no nos gusta, por lo tanto, es necesario procesarlas para que no nos vuelvan a ocurrir.

 

Somos un espacio abierto de posibilidades de desarrollo, y depende de nosotros aprovecharlas para crecer y desarrollarnos.  Solo tenemos que buscar, ya sea internamente o con ayuda la forma de ampliar nuestra zona de confort y crecer.

 

La vida es justamente eso, la suma de experiencias y aprendizajes que enriquecen nuestras vivencias y le dan un significado especial a nuestra existencia, ya sea en forma de propósito, de sentido o de legado, que nos permite construir y vivir una vida plena y satisfactoria, compartida con todos aquellos con los cuales tenemos el placer de disfrutarla.

 

Qué esperas para vivir sin cargas innecesarias.  Solo hace falta intentarlo.

 

 

CONTACTO:

 

Si algo de lo que comenté te hizo click, y crees que puedo ayudarte simplemente contáctame por coachingnegocios1@gmail.com.

 

Si quieres seguir recibiendo información, te pareció valioso este artículo, o quieres que tratemos un tema en particular, nos lo puedes hacer saber a través de un comentario en nuestro blog. Nos puedes seguir ya sea por aquí, www.gerenco.blogspot.com, en nuestra página web www.coaching-negocios.com, en Instagram o Youtube por el canal @coaching.negocios. Con gusto te mantendremos informado de nuestras novedades, artículos y noticias.


COACHING ONTOLÓGICO: ¿CÓMO VEMOS EL MUNDO?

 



¿VEMOS EL MUNDO COMO ES O COMO SOMOS?

 

Sabemos que la realidad es neutra. Sin embargo, cada uno de nosotros la percibe de manera diferente, ¿a qué se debe?

¿Qué es lo que cambia?

¿Cómo aprendimos a percibirla de manera tan particular?

 

La forma como apreciamos la realidad es resultado de cómo aprendimos a hacerlo en nuestras primeras etapas de vida. No es ni bueno, ni malo. Es simplemente una forma de interpretar lo que sucede. Nosotros le damos la autoridad a esa percepción para interpretar lo que sucede, y podemos darnos cuenta que a veces genera posibilidades, mientras que otra simplemente nos limita.

 


Hay aprendizajes que muchas veces aparecen en las sesiones de coaching, y acudimos al pasado a buscar esas interpretaciones, todas ellas válidas. Pero, cuando buscamos estas interpretaciones en el pasado, a veces cedemos nuestro poder de cambiar las cosas, ya que podemos quedarnos con una explicación que a veces resulta conveniente. Quizás lo que puedo decir, es que las limitaciones o posibilidades están a nuestro alcance, y que en nuestras manos esta si podemos emplearlas o no a nuestro favor.

 

Por ejemplo, mucho se ha hablado de las heridas de la infancia, tales como:

1.   La humillación.

2.   El rechazo.

3.   La injusticia.

4.   La traición.

5.   La humillación.

 

Cuando somos capaces de reconocerlas, podemos entender que hubo una forma particular como aprendimos a ver el mundo en esa oportunidad. Lo que no nos dicen, es que tenemos hoy muchas posibilidades para que cambiemos la forma de entenderlo y vivirlo, pero que ellas dependen de nosotros.

 

Siento que las heridas de la infancia nos permiten ceder parte de nuestra responsabilidad, a manos de aquellos que con el mayor amor del mundo trataron de cuidarnos, apoyarnos y educarnos. Ellos también tuvieron sus propias heridas, pero con el mayor amor hicieron lo que estuvo a su alcance para brindarnos su mejor versión.

 


Responsabilizarlos puede ser válido para entender lo que no queremos, pero también puede ser conveniente para justificar la inacción.  Somos quienes podemos cambiar la historia, buscando simplemente de cambiar nuestra percepción y no quedarnos en lo que sucedió.

 

El único lugar en donde existe el pasado es en nuestra mente, y los únicos que podemos sacarlo de allí somos nosotros. El pasado no existe, solo es un recuerdo, y quien le otorga poder somos nosotros.  Por lo tanto, también es nuestra responsabilidad cambiar esa historia y contarnos una que nos ayude a superar nuestras propias restricciones.

 

El pasado fue un aprendizaje, y como tal una lección que nos deja alguna enseñanza.  No tiene por qué ser una traba para nuestro desarrollo o crecimiento personal. Quizás en ese momento fue la manera como aprendimos, lo cual no significa que no podamos ver las otras posibilidades que están disponibles para ser consideradas.

 

Cuando asumimos el control de nuestras experiencias, podemos usarlas para potenciar nuestro trabajo interior y exterior.  Es muy posible, como ha sido mi caso, de que pudimos equivocarnos en algún momento, y no reconocimos que tomamos decisiones erradas. Estas decisiones erradas también son experiencias que nos ayudan a entender que algo sucedió y que no nos gusta, por lo tanto, es necesario procesarlas para que no nos vuelvan a ocurrir.

 


Somos un espacio abierto de posibilidades de desarrollo, y depende de nosotros aprovecharlas para crecer y desarrollarnos.  Solo tenemos que buscar, ya sea internamente o con ayuda la forma de ampliar nuestra zona de confort y crecer.

 

La vida es justamente eso, la suma de experiencias y aprendizajes que enriquecen nuestras vivencias y le dan un significado especial a nuestra existencia, ya sea en forma de propósito, de sentido o de legado, que nos permite construir y vivir una vida plena y satisfactoria, compartida con todos aquellos con los cuales tenemos el placer de disfrutarla.

 

Qué esperas para vivir sin cargas innecesarias.  Solo hace falta intentarlo.

 

 

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sábado, 27 de mayo de 2023

COACHING ONTOLÓGICO - QUERIENDO TENER LA RAZÓN.

 


QUERIENDO TENER SIEMPRE LA RAZÓN.

 

En este caso voy a hablar por mí, no sé si te identificarás con lo que me sucede.

 

Aprendí hace tiempo, que era importante tener la razón. ¿Por qué? Pues simplemente porque eso me llevaba a un plano de razonamiento, en el cual podía argumentar y justificar mis ideas, todo con el fin de demostrar que estaba más cerca de la verdad que el otro.  Por supuesto, egoístamente tener la razón me llevaba a creer que era superior al otro.

 

Muchas veces me equivoque, y sin embargo, no lo reconocí. Pues ese juicio de tener la razón me acompañó hasta muy entrado en años.

 

El problema de “tener siempre la razón”, es que se convierte en un peso muy grande. El temor a equivocarte te hace acobardarte y tener miedos innecesarios. Te sientes vulnerable cuando fallas, porque le has dado mucha importancia a estar en lo cierto.  Por cierto, en aquel entonces, entendía vulnerabilidad como debilidad, cosa que hoy sé que no es así.

 


En mis juicios, siempre tenía la razón, aunque estuviese equivocado. ¿Por qué? Porque de alguna manera esos pensamientos están auto contenidos, es decir, se retroalimentan unos a otros, para finalmente dar el resultado que espero. En otras palabras, mi razón estaba justificada en los juicios que la sostenían.

 

Pero, esto también significaba, que si yo tengo la razón, el otro está equivocado.  Esto me llevaba a un sinnúmero de discusiones innecesarias, que terminaron algunas veces enemistándome, sin necesidad.  Tener la razón se convertía en aquellos momentos en un “punto de honor”.

 

Cuando empecé a estudiar Ontología del Lenguaje, entendí que cada uno interpreta la realidad de forma muy particular; me di cuenta que tener la razón no significa nada. En primer lugar, nadie ve el mundo como lo veo yo, y por consiguiente, lo mismo sucede conmigo y con el otro.

 

Si entiendo que el otro es un observador válido, al igual que yo, lo que cada uno de nosotros pensamos no es más que una interpretación de la realidad, que no significa nada en lo absoluto, pues cada explicación está condicionada por nuestros propios aprendizajes, que son completamente diferentes.  Entonces, ese juego de tener la razón pierde ante las válidas interpretaciones de cada uno.

 

Podemos decir que lo que existe es una interpretación de la realidad.  Pero, ninguno de nosotros puede ver lo que es la realidad, ya que las máscaras que nos acompañan distorsionan lo que vemos.

 


Pero, algo que es todavía mejor, es que cuando aceptas que no necesitas tener la razón, es como si te quitaran un gran peso de encima, pues entonces, no hace falta ni tener argumentos, ni justificar nada de lo que sucede de acuerdo con tu punto de vista. Además, cuando te quitas ese pesado lastre de encima, puedes avanzar mucho más liviano, y sobretodo feliz. Se acabaron los conflictos con los demás. No tienen sentido, y lo que es mejor son completamente innecesarios.

 

Es más, si crees que tengo o no la razón en lo que acabo de escribir no importa. Me siento feliz de haberte mostrado lo que pienso.

 

Una simple reflexión de hoy, a propósito de un video que vi en la mañana.

 

PREGUNTAS:

1.   ¿Algo de esto resonó contigo?

2.   ¿Te has sentido de esa manera?

 

CONTACTO:

 

Gracias por tu tiempo. Si te pareció valioso este artículo, te invito a dejar tus comentarios y a seguirme. En Instagram puedes seguirnos a través de @coaching.negocios. Con gusto te mantendré informado de nuestros artículos y noticias.


miércoles, 16 de noviembre de 2022

CUENTOS E HISTORIAS MÁGICAS - EL LABERINTO DEL MINOTAURO

 



Minos y el toro sagrado

 

Minos, para disputarle a sus dos hermanos (Sarpedon y Radamantis) el derecho a gobernar la isla (Creta) que les correspondía por decisión de su padre Asterio (anterior rey), pide al dios Poseidón, delante del pueblo y dirigiéndose al mar, que le dé una muestra de su favor. Al ruego de Minos el dios responde haciendo salir de las aguas intensamente azules, un hermoso toro blanco. Ante el prodigio, Minos se hace al trono de Creta y conduce la bestia a sus establos, después de hacer la promesa de ofrendarlo a Poseidón en las próximas festividades religiosas (Culto del Toro).

 

Pero al llegar el momento del sacrificio, Minos sucumbe ante la belleza del toro blanco —espécimen único, por su origen sacro y por representar un aval divino de su grandeza como rey— y decide sacrificar en su lugar, el mejor ejemplar que se había criado en los establos de palacio.

 

De inmediato Poseidón descubre el fraude y concibe una acción destinada a recordarle al arrogante y codicioso rey que no se puede engañar a los dioses. Insufla a través de los ojos de Pasifae —esposa de Minos— una desmedida pasión por el toro blanco.

 

Debido al sortilegio, la reina miraba de hito en hito a la bestia. Día a día su atención estaba más ausente de las actividades palaciegas y sus desapariciones eran muy frecuentes, incluso durante los actos oficiales. Rondaba los establos presa de gran agitación, y sus acercamientos se hacían cada vez más temerarios, hasta el momento en que salta a los dominios de la bestia y aquieta al fin su cuerpo y espíritu enardecidos.

 

La memoria de ese encuentro crece en el vientre de Pasifae, poniendo ante Minos la revelación de estos extraños sucesos y su carácter punitivo. Tiempo después, Pasifae da a luz una criatura con cabeza de toro y cuerpo de hombre (Minotauro).

 

Desesperado por ocultar al monstruo, Minos ordena a Dédalo encontrar una solución. De esa manera el sabio e inventor diseña y construye un laberinto, para esconder en su interior al Minotauro. Este monstruo, para no perecer en su obligado confinamiento laberíntico, periódicamente debía ser alimentado con carne humana, suministrada por la ciudad de Atenas, como parte de un oneroso y humillante tributo al todopoderoso Minos.

 

Los hechos que determinaron este extraño compromiso se originaron por la muerte de Androgeo, hijo de Minos. El joven príncipe había acudido a la ciudad de Atenas para participar en las fiestas conocidas como Panateneas, pero había muerto en confusas circunstancias después de vencer en diferentes competiciones a los miembros de la nobleza.

 

Para no invadir e incendiar la ciudad, matando a sus habitantes, Minos aceptó el tributo consistente en 7 doncellas y 7 jóvenes nobles, quienes serían entregados al monarca cretense a fin de ser ofrecidos ritualmente al Minotauro. (Si alguien lograba matar al Minotauro, Atenas se liberaba del tributo y el héroe se entronizaba como rey de Creta.)

 

Teseo, hijo del rey ateniense Egeo, era todavía un adolescente cuando comunicó a su padre su decisión de integrar voluntariamente el grupo de 7 víctimas masculinas que por tercera vez serian enviadas a Creta para terminar en las fauces del Minotauro, dentro de las siniestras y oscuras estancias del laberinto subterráneo construido por Dédalo en algún lugar del palacio de Minos en Knossos, la capital de su imperio marítimo.

 

En una temeraria expedición de reconocimiento, Teseo con un grupo de valientes accede subrepticiamente a Creta, al amparo de las sombras, y poco después de subir una pequeña colina, se encuentra ya en medio del patio central de palacio.

 


Desde allí él y Ariadna (hija de Minos) se contemplan por primera vez, preguntándose cada uno en su fuero interno: ¿estoy contemplando una deidad o un ser heroico? Teseo asciende las escalas que conducen a las habitaciones de la princesa, allí sellan un compromiso amoroso, y antes de su partida, ella le entrega un ovillo de hilo de oro.

 

Según recomendación de Dédalo, este hilo permitía entrar al laberinto y encontrar luego la salida, evitando así el principal peligro de los laberintos: la desorientación. Para cumplir con este propósito, Teseo debería anudar un extremo del hilo a la entrada del laberinto y a medida que evolucionara hacia su interior, desenrollaría poco a poco el ovillo; una vez terminada su empresa (encontrar y matar al Minotauro) podría hallar el camino de regreso simplemente enrollando el hilo hasta llegar al umbral de entrada-salida.

 

El Minotauro se encontraba en el centro del laberinto o, según otras versiones, deambulaba por sus diferentes ámbitos especulares, desde los cuales emitía en ocasiones escalofriantes bramidos cuya vibración hacía temblar la sala del trono. Aunque no era visible debido a su confinamiento, la sociedad palaciega primero y la población general después, murmuraban acerca de la existencia de un terrible monstruo que escondía Minos en las entrañas mismas de su poder.

 

Al llegar la fecha fatídica del tributo humano ateniense, Teseo encabeza la lista de los catorce jóvenes (siete doncellas y siete jóvenes nobles) que se embarcan para Creta. Una vez en el umbral del laberinto, Teseo anuda allí un extremo del ovillo de Ariadna, e inicia su penetración en el recinto desconocido.

 

A pesar del temor que sentía, alentaba al grupo de victimas para no desfallecer en el propósito de culminar su misión con éxito. Después de un arduo, angustioso camino en medio de la oscuridad y un confuso olor penetrante a desechos, Teseo se encuentra, de pronto, con los ojos de la bestia. Paralizado de terror siente en su rostro la respiración profunda del Minotauro, pero cree leer en sus ojos todo el dolor de su existencia monstruosa e intuye el mensaje silencioso de la bestia pidiéndole la liberación. De inmediato toma una hoja de bronce que había ocultado al entrar y la introduce certeramente en el corazón del monstruo. Los bramidos de dolor hacen estremecer a Minos en su trono.

 

Para regresar, Teseo enrolla el hilo de Ariadna, mientras camina, hasta salir triunfalmente del laberinto. Afuera, se encuentra una multitud que lo ovaciona y celebra el fin del reinado de Minos.

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Esta fábula o mítica historia, está cargada de una rica serie de explicaciones diferentes y poderosas metáforas, a las que podemos darle muchísimas interpretaciones, así como a cada uno de los personajes que intervienen en la historia.  Desde el terrible laberinto diseñado por Dédalo, que representa un lugar oscuro, en donde cuando entras se te hace imposible salir, pasando por el engaño de Minos a los dioses, la infidelidad de la esposa con el toro blanco, el nacimiento del Minotauro, el hilo de Ariadna, el valor de Teseo, etc.

 

Sin embargo, y como ya es costumbre en estas historias cargadas de peleas, engaños, manipulaciones, venganzas, etc., podemos sacar algunas lecciones, que pueden llevarnos a análisis interesantes acerca de la naturaleza humana.

 

Recordemos que estas historias son parte de una mitología resultado de una mentalidad politeísta, en donde cada deidad representaba una virtud o algún pecado, algún dominio o algún valor. De cierta manera era una representación cosmogónica de la realidad, y las historias en sí mismas, constituían un muestrario de posibles conductas humanas, ya que de alguna forma esas divinidades representaban lo mejor o peor de nosotros, y servían para moralizar y ejemplarizar comportamientos.

 

Así como existe una idea de la cosmogonía griega que es muy parecida a la romana, también existió una egipcia, hinduista, cristiana, chamánica,  taoísta, etc. Como nos está vedado saber de dónde venimos, a través de estas historias damos una interpretación mágica a la presencia del hombre sobre la tierra, colocándonos en cuarta posición, como observadores privilegiados de las disputas, amores y formas de actuar de unos dioses que reflejan fielmente nuestros comportamientos.

 

Tratemos de desglosar algunas ideas de esta fábula para ir desarrollando interpretaciones.

 

La historia comienza con un engaño. Relata cómo Minos pidiéndole la ayuda a un dios, derrota a sus hermanos en el afán de quedarse con el reino que había dejado su padre. No lo hace a través de su capacidad, o de una derrota a través de un juego. Se apoya en un ser superior quien le concede ese maravilloso toro blanco, que de alguna manera le hace ganar la posición de rey. Aquí estamos hablando de la viveza, no de los méritos o la capacidad. Y por supuesto, queda comprometido con el dios, de devolverle el próximo año el animal en las festividades religiosas.

 

Poseidón aquí, o Neptuno en la mitología romana, es el dios de los mares. Creta es una isla, rodeada de agua por todas partes, tal como indica su definición. En otras palabras, Poseidón era el dueño mágico de Creta, y por ende del reino de Minos.  Gran deferencia le había hecho este dios a Minos, al entregarle el animal, como muestra de su poder y confianza.

 

“Pero al llegar el momento del sacrificio, Minos sucumbe ante la belleza del toro blanco —espécimen único, por su origen sacro y por representar un aval divino de su grandeza como rey— y decide sacrificar en su lugar, el mejor ejemplar que se había criado en los establos de palacio.”

 

Decide entonces Minos engañar al dios, con la ingenua esperanza de que éste no se daría cuenta.  Pregunto yo, ¿en qué cabeza cabe que ese dios, el señor de los mares, no se daría cuenta de semejante engaño?  Vemos aquí como el engaño, la mentira, son acompañadas por la avaricia y la arrogancia;  se muestra claramente la debilidad humana del rey de Creta.

 

El toro blanco era el símbolo de poder que quería conservar, pero si ya era el rey de Creta, ¿Por qué le hacía falta ese símbolo?

 

A continuación, viene la reacción del dios quien:

 

“De inmediato Poseidón descubre el fraude y concibe una acción destinada a recordarle al arrogante y codicioso rey que no se puede engañar a los dioses. Insufla a través de los ojos de Pasifae —esposa de Minos— una desmedida pasión por el toro blanco.

Debido al sortilegio, la reina miraba de hito en hito a la bestia. Día a día su atención estaba más ausente de las actividades palaciegas y sus desapariciones eran muy frecuentes, incluso durante los actos oficiales. Rondaba los establos presa de gran agitación, y sus acercamientos se hacían cada vez más temerarios, hasta el momento en que salta a los dominios de la bestia y aquieta al fin su cuerpo y espíritu enardecidos.

La memoria de ese encuentro crece en el vientre de Pasifae, poniendo ante Minos la revelación de estos extraños sucesos y su carácter punitivo. Tiempo después, Pasifae da a luz una criatura con cabeza de toro y cuerpo de hombre (Minotauro).”

 

Un rasgo típico de la cultura greco-romana, el dios se convierte en justiciero castigador, ante la afrenta cometida por el rey.  Las ideas de la cosmogonía parten del engaño, como la idea de que Eva convenció a Adán para comerse la manzana, violentando así la confianza de Dios. Qué decir del libre albedrio. ¿Cuál es el libre albedrio si tú no puedes decidir comer la fruta del árbol de la sabiduría? ¿Por qué dios que es todo poderoso y eterno, y conoce el devenir, no previó esa situación y evito la misma? ¿O era que eso tenía que suceder?

 

La venganza del dios Poseidón no se hizo esperar. Castigó al rey Minos, con una infidelidad real. Al rey no le quedó más alternativa que aceptar el castigo, que me imagino que a estas alturas, ya había aceptado como consecuencia de sus deliberados actos de engaño y arrogancia.

 

Para ocultar el deshonor que le ocasionó el todopoderoso dios Poseidón, escondió a la criatura, que sin duda le recordaría por siempre su error, ya que era un engendro humanoide con cabeza de toro; el minotauro.

 

Para hacerlo, se ingenió entonces, con uno de sus sabios, un laberinto, en el cual escondería al minotauro; éste viviría encerrado el resto de su vida, tratando de escaparse, y siendo alimentado de vez en cuando con carne humana fresca.

 

Ocultar los resultados de sus actos, es parte de la naturaleza humana. ¿Qué se esconde allí? ¿La vergüenza de la infidelidad? ¿El error de la esposa? ¿Cómo vivió la infidelidad real? ¿La arrogancia, la avaricia, el miedo? ¿Se esconde el fruto del pecado? ¿El fruto del error? Sin embargo, no cuenta la historia que pasó con la esposa, Pasifae, ¿qué fue de ella? ¿Por qué no protegió al fruto de su vientre y de su desenfrenado amor por el toro blanco?

 

Es acaso comparable la vergüenza de Poseidón similar a la de la infidelidad recibida por Minos. En este caso, la infidelidad es un castigo equivalente a la arrogancia o avaricia ¿Qué lección puede dejarnos esta comparación? ¿Realmente la infidelidad es resultado de esas emociones o está relacionado más con el engaño y la mentira que fueron las razones iniciales con las que comenzó la historia?

 

Minos, que al parecer no las tenía todas consigo, alimentaba periódicamente, con carne humana de 7 doncellas y 7 jóvenes nobles, al minotauro, una vez al año, y este tributo lo debía pagar la ciudad de Atenas, como consecuencia de un altercado oscuro en el que muere uno de los hijos de Minos, Androgeo.

 


En esta parte de la historia aparece el futuro héroe, Teseo, hijo del rey de Atenas, Egeo, quien se ofrece para integrar voluntariamente el grupo de 7 víctimas masculinas que por tercera vez serían enviados a Creta y entregados al Minotauro.

 

Veamos aquí los alcances de la historia, Minos obliga a Atenas, para no invadirla y destruirla, a que ellos entreguen lo que él necesita para alimentar al minotauro. ¿Por qué mantenerlo vivo? ¿Lo necesita? ¿Qué ganaba él con eso? ¿Qué era lo que realmente estaba alimentando? ¿El miedo, la vergüenza, el pecado? ¿Recordar su traición, su engaño?

 

Además, vemos los números, 14 jóvenes; 7 varones y 7 hembras, jóvenes, puros, doncellas. ¿Qué significado tiene? ¿Sacrifico la pureza en las fauces del miedo? ¿En las fauces del Minotauro? Sacrifica el yin y el yang, el número 7, un número mágico que significa profundidad, misterio.

 

Aparece el amor, en las manos de Teseo y Ariadna. Teseo el guerrero valiente, quien asume el compromiso de enfrentar las fauces del horroroso minotauro. Ariadna la hija del rey quien queda prendada de Teseo, el valiente y joven guerrero, dispuesto a ir a la guerra y a regresar vencedor a sus brazos.

 

Aparece el hilo de Ariadna como esa invisible conexión de dos seres humanos mágicamente entrelazados. ¿Es acaso que estos humanos pudieron alcanzar esto, por simple decisión? ¿No hubo intervención divina en el proceso? ¿Es que acaso Poseidón dio por satisfecha su venganza con la infidelidad de Pasifae? ¿Eso fue suficiente para hacerle pagar al rey su falta de respeto?

 

Este hilo de oro, infinitamente delgado que Ariadna le entrega a Teseo, con Dédalo de por medio, ¿que representa? ¿Representa la unión con la vida? ¿Representa el cordón umbilical que une la oscuridad con la luz? ¿Simboliza la unión a la madre que en este caso estaría personificada por la figura femenina de Ariadna, la tierra, el centro? ¿Representa la seguridad? ¿Encarna al amor?

 

Teseo penetra en la cueva del minotauro, en el laberinto, y siguiendo instrucciones amarra un extremo del ovillo a la salida, y va conduciendo a los otros jóvenes a la presencia del monstruo.  Hablo de monstruo porque nadie lo había visto, e imagino un ser deforme con cabeza de toro y cuerpo humano, lleno de rabia, miedo, odio, que destrozaba a sus víctimas en un santiamén.

 

Piensen en esa oscuridad, en donde tenían que penetrar estos jóvenes, casi niños, para satisfacer los deseos de un minotauro que debía ser alimentado con cierta frecuencia, para mantener a un cobarde rey en el trono.

 

Ahora imaginen la valentía y el coraje de Teseo, quien lleva el hilo mágico de Ariadna; que representa su amor, su conexión a tierra, para estar conectado a la realidad. Lleno de fuerza, lleno de coraje, penetra el laberinto, aun a sabiendas del riesgo que eso significa, se atreve, se enfrenta al inmenso miedo que puede significar lo desconocido.  Hay elementos importantes que destacar en Teseo, la confianza, la valentía, el cable a tierra, su astucia para no entrar sin posibilidad de salir del laberinto. También su sentido de liderazgo, su capacidad de cuidar a los demás, su sentido de responsabilidad por la tarea que estaba asumiendo.  Todo lo estaba preparando para ser el próximo rey. La renovación de la esperanza, la capacidad de enfrentar lo desconocido, derrotar el miedo, y ser capaz de superar las miserias de la vida.

 

“Después de un arduo, angustioso camino en medio de la oscuridad y un confuso olor penetrante a desechos, Teseo se encuentra, de pronto, con los ojos de la bestia. Paralizado de terror siente en su rostro la respiración profunda del Minotauro, pero cree leer en sus ojos todo el dolor de su existencia monstruosa e intuye el mensaje silencioso de la bestia pidiéndole la liberación. De inmediato toma una hoja de bronce que había ocultado al entrar y la introduce certeramente en el corazón del monstruo. Los bramidos de dolor hacen estremecer a Minos en su trono.”

 

En ese momento, “Teseo paralizado de terror, siente en su rostro la respiración profunda y agitada del Minotauro”.  Imaginen la oscuridad, sintiendo ese inmenso terror, paralizado, advirtiendo el mugir del minotauro. Estamos frente a una figura, que sin duda, pudo haber dado cuenta de Teseo en un segundo, y sin embargo, dudó.

 

Y ese microsegundo de duda, que posiblemente duró una eternidad, proporcionó la oportunidad, apareció el miedo en los ojos del minotauro, encerrado sin posibilidad de escapar, aterrado, encerrado, buscando desde hace tiempo una salida que no podía encontrar, lleno de ira, de rabia, de miedo.  Y quizás, ya cansado de eso, imploró morir, que fue el instante que aprovecho Teseo y cumplió con su cometido.

 

Fue Teseo el héroe, o realmente fue el minotauro quien cansado ante lo que era su vida, decidió simplemente entregarse, rendirse, cansado de vivir una vida sin sentido.

 

Era Teseo valiente, sin lugar a dudas, el minotauro representa sus miedos, y enfrentarlos con coraje hace que se “atreva” a dar el paso para enfrentarlos sin titubear y alcanzar sus objetivos. 

 

El minotauro muestra esos miedos terribles, que ruegan por ser derrotados, piden de rodillas que seas capaz de vencerlos para salir de la cárcel de tu propia mente, que es el laberinto que refleja ese caos sin salida.

 

Ese coraje de Teseo, nos muestra la fuerza que tienes cuando eres capaz de derrotar a esos monstruos que están en tu cabeza, que no existen, que han sido creados por ti.  Al estar conectado a la realidad, eres capaz de salir de allí y ser el dueño de tu reino. En otras palabras, eres capaz de convertirte en el amo de tu vida cuando tienes el valor de enfrentar esos temores que no te permiten avanzar.

 

¿Qué representa Ariadna? Siendo ella la hija de Minos, ¿cómo traiciona a su propio padre?, ya que si Teseo derrotaba al minotauro, su padre perdería el trono. ¿Estaba cansada de la situación? Ese reino, que posiblemente represente al Ser, está en manos de Minos, o el Ego, que por miedo a perder el poder mantiene al minotauro prisionero, asustando a todo aquel que se atreva a enfrentarlo, sin ser capaz de enfrentar sus propios miedos, sino que lo alimenta constantemente.

 

Ariadna podemos interpretarla como esa conciencia amorosa que reconoce que hay algo malo, ocultar a quien era su hermano, asumiendo que ella también es hija de Pasifae, cansada de vivir una vida basada en el engaño, en la mentira, avaricia, venganza, miedo, terror.

 

Así que Ariadna decide intervenir, y usa a Teseo como un elemento capaz de derrotar al miedo causado por el Monstruo.

 

Ariadna es la hembra, yin, la tierra que usa al yang, la fuerza, la energía, para enfrentar al miedo que está en lo profundo de su propia mente.

 

¿Cómo Minos entrega el reino sin pelear? ¿Cómo decide irse sin emplear un ejército que pudo derrotar a Atenas, pero no pudo derrotar a un muchacho o al minotauro? ¿Cómo queda Poseidón al ver que Minos fue derrotado, como consecuencia de su propia arrogancia? ¿Es la venganza del rey de los mares, la oscuridad, lo más acertado? O es que ¿Minos se mantuvo en el reino usando el miedo?

 

Todo esto que hemos comentado, es una interpretación libre y muy personal acerca de este tema, que no pretende en lo absoluto establecer comparaciones ni generar lecciones, sino simplemente servir como un elemento de guía, de consideraciones que tienen que ver con el desarrollo de la conciencia, y la capacidad que de vencer tus propios miedos.

 

Para finalizar, quiero recordar una imagen muy poderosa, la escena donde los ojos del minotauro reflejan el miedo y la desesperación. El horror del minotauro tiene que ver con mantenerse encerrado, escondido del mundo sin posibilidades de salir.

 

A veces sucede que tenemos más miedo de nuestros propios miedos, que lo que ellos realmente significan.  Hemos creado en nuestra mente una imagen que nos aterra y nos hace creer que tenemos que enfrentar a un monstruo que no existe, que simplemente está en nuestra cabeza. ¿Qué tenemos que hacer? pues, enfrentarlo. Atrevernos. Retarlo. Derrotarlo.

 

No hay mayor miedo que el que creamos en nuestra mente. En ese laberinto, en ese caos, en esa confusión, existen todos esos pensamientos que están creando monstruos constantemente y no nos permiten vivir en paz.  Cuando nos atrevemos a verlos de frente, a los ojos, y somos capaces de enfrentarlos, quizás entenderemos que “el tigre no es tan fiero como lo pintan”. Debemos ser valientes para derrotar al mal.

 

PREGUNTAS:

¿Qué te hace falta para enfrentar tus miedos?

¿Qué necesitas hacer?

¿Podemos derrotar el miedo cuando tenemos la valentía de ser vulnerables?

¿Qué significa esto?

¿Qué podemos aprender de esta lectura?

¿Qué está bien?

¿Qué está mal?

 

Simbología de los personajes:

 

Minos = Ego

Poseidón = Dios. Castigador. Punitivo.

Dédalo = Sabiduría.

Pasifae = Culpa

Minotauro = Pecado, Miedo, Venganza.

Egeo = El otro.

Teseo = Coraje, Valentía, Juventud, Atreverse.

Ariadna = Consciencia.

Ariadna – Teseo = Amor a ti mismo. Reconocerte.

 

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