LA MARAVILLOSA RESILIENCIA DEL VENEZOLANO.
La palabra Resiliencia tiene para
nosotros los venezolanos un significado especial. Yo diría que somos una de las naciones más
resilientes del mundo, aunque usted no lo crea.
Muchos somos parte de una generación
que creció en democracia. La mayoría de nosotros andamos entres los 50 y los 70
años, y nacimos cuando cae la última dictadura que se había instalado en
Venezuela en el siglo pasado. Crecimos
con optimismo, en un país pujante, lleno de oportunidades que, a pesar de los
problemas, pudo crecer de forma constante a lo largo de 40 años de
democracia.
¿Había problemas en esa época?
Por supuesto que los había. Había una corrupción en ciernes, que se había
generado durante el primer mandato de Carlos Andrés Pérez, resultado de la
riqueza súbita consecuencia de la nacionalización petrolera. Se acentuó el gusanillo de la corrupción en
los periodos de Herrera y Lusinchi, y empezábamos a conocer la inflación
galopante, a principios de los 80 con aquel recordado viernes negro
(18/02/1983), que generó por supuesto las alcabalas de Recadi y otras, que procrearon
los negocios a la sombra del poder. La famosa excusa del control de cambio
necesario para evitar que las divisas salieran del país, resultado de la desconfianza
de los inversionistas, como consecuencia de las pésimas políticas
macroeconómicas adelantadas por los gobiernos de turno. ¿Cuántas veces hemos
escuchado el mismo discurso? La economía pasó por momentos duros a finales del
periodo Lusinchi, cuando tuvimos una fuerte caída en el PIB, resultado de la
inacción del gobierno, a la espera de un nuevo rumbo.
Entonces gano las elecciones Carlos
Andrés Pérez, quien en su segundo mandato, aparece con un Plan Macroeconómico
bastante completo y moderno para su época, diseñado por un grupo de economistas
venezolanos, que estuvo lleno de desconfianzas y algunos rechazos. Y es justo decir que esos rechazos, en parte
eran de las elites económicas y políticas, quienes no estaban muy a gusto con
tener que trabajar y competir, acostumbrados como estaban a una economía
cerrada y local que venía desde los años 60, amén de los políticos de turno que
sentían que perdían su pequeñas zonas feudales. Tuvimos entonces aquel famoso
“caracazo”, supuestamente consecuencia del alza del precio de la gasolina, y de
los problemas sociales acumulados de los periodos anteriores. Sin embargo, se
pudo seguir avanzando y para sorpresa de muchos, el país comenzó rápidamente a
salir de la crisis y a crecer el PIB en valores cercanos al 10% con una divisa
que se movía bajo el esquema del crawling peg, es decir, de devaluaciones
ajustadas por la oferta y la demanda del mercado, siendo la compra venta de
moneda extranjera completamente abierta.
Por primera vez, se trató de
modernizar la economía, tratando de llevarla a un esquema de mercado, lo cual
implicaba una serie de ajustes en todos los niveles, social, político,
económico, y se puede decir, que luego de que algunos de los factores
entendieron el diseño del plan, apoyaron la idea. Es justo mencionar que fue el único periodo,
luego de la caída de la dictadura, en donde se trabajó con miras a un
crecimiento orgánico sostenido, diseñado de adentro hacia afuera, eliminando
los lastres que cargaba el estado y que lo hacían completamente ineficiente. Se
puede decir que Carlos Andrés Pérez tuvo la visión de una Venezuela diferente,
se comportó como un moderno estadista, viendo mucho más allá del siglo XX. Lamentablemente,
al no comunicarlo apropiadamente, cayó en las mezquinas manos de los aprovechadores
de oficio, quienes se encargaron de mantener el status quo y seguir gobernando
como en el pasado.
Uno de los objetivos del Plan era la
reducción del tamaño del estado y la privatización de empresas venezolanas, lo
cual generó un flujo de caja que permitió equilibrar la oferta y demanda de
divisas en aquel momento.
En aquel momento, la industria
petrolera estaba en franco crecimiento, y además nuestra economía gozaba de buena
salud, con un sistema financiero robusto y un tejido industrial en crecimiento.
Entonces, en el año 92, llegó el golpe
de estado, resultado de un grupo disidente de las fuerzas armadas, que trajo
como consecuencia, el pase de factura, de grupos económicos y políticos, a las
medidas llamadas “neoliberales” de El Gran Viraje, de Carlos Andrés Pérez y su
grupo de Tecnócratas. Aun hoy, la palabra neoliberal goza de mala fama a nivel
nacional, porque es empleada con la finalidad de culpar a otros, de los males
generados por el grupo de políticos que tuvieron miedo de creer en una nueva
Venezuela.
Visto a la distancia, ese Plan
Macroeconómico, era demasiado progresista para la sociedad de aquella época, al
punto de que sectores reaccionarios aprovecharon la situación para sabotear la
modernización de la economía venezolana y regresar prácticamente a principios
de siglo, con planes de conucos y gallineros verticales, además de la ruta de
la empanada.
Los años posteriores a la salida de
Carlos Andrés Pérez del poder, y el gobierno gris de Rafael Caldera, fueron,
por decir lo menos realmente complacientes y temerosos de su estabilidad.
Ciertamente, luego de esto, un sector militar se volvió a apoderar del poder, haciendo
de las suyas en los siguientes 24 años.
A estas alturas, podríamos decir que
todo lo que ha sucedido en Venezuela en estos últimos años, ha sido siguiendo
las instrucciones de librito, para apoderarse y destruir un país en pocos
pasos. Los resultados económicos nunca
habían sido tan malos en un país que dispone de las más elevadas reservas de
petróleo del mundo, y que seguirá así, ya que el mundo en 25 años ha cambiado,
y se está orientando a nuevos tipos de combustibles más ecológicos.
Por otro lado, parte del objetivo fue
la destrucción de la clase media venezolana, llevándola a niveles de pobreza
nunca vistos. Tenemos personas que a
pesar de haber contribuido durante toda su vida al pago de sus pensiones de
retiro, hoy apenas devengan unos $6 mensuales como resultado de su pensión.
Algo increíble, si pensamos que antes de este gobierno, el salario mínimo así
como la pensión estaban en el orden de $350. Realmente el pago de esas
pensiones se convirtió en una gran estafa, que ya ha sido suficientemente
documentada.
Tenemos casi 20 años de control de
cambios y de inamovilidad laboral. Ambos, son simples saludos a la bandera. En
el caso de CADIVI, sabemos lo que sucedió y las riquezas que se generaron como
consecuencia de esa medida de control de cambio. Y en el caso de la inamovilidad laboral,
quién quiere trabajar para ganar un salario de $6 al mes, además de haber
perdido el valor de sus prestaciones, como consecuencia de la hiperinflación
que aun azota a nuestro país.
Todo esto sin hablar del entramado de
corrupción que ha dilapidado más de $1.000 millones de $ en 20 años,
produciendo fortunas resultado del entramado de corrupción más aberrante que ha
conocido país alguno. Por supuesto,
luego de esos niveles de desastre, como venezolanos hemos tenido que aguantar
escasez de productos de primera necesidad, pésimos servicios como la
electricidad, telefonía, agua, gasolina, etc.
Se destrozó la industria que producía el dinero en el país que era la
industria petrolera, convirtiendo una empresa que estaba entre las cinco
mejores del mundo en una compañía de cuarta categoría, sin capacidad de
crecimiento y sin posibilidades de ayudar a la economía del país. Una hiperinflación que mostró su cara más
dura en los años 2017 y 2018, pero que aún sigue vigente. Un apagón nacional
inédito que mostró las debilidades del sistema eléctrico nacional. Una
situación de pandemia que se trató como un mecanismo de control de movilidad,
para tapar las deficiencias del sistema de salud, que por supuesto condujo a
una enorme caída de la economía, y pare usted de contar. Una migración que va
por el orden de los 6 millones de migrantes, llevándose la fuerza entrenada y
trabajadora del país, a buscar mejores oportunidades en el exterior, y salir de
un país prácticamente quebrado como consecuencia de las pésimas políticas
económicas.
Y a pesar de todo esto, los
venezolanos seguimos trabajando y creyendo en las posibilidades que ofrece este
país.
Hace dos años, al gobierno no le quedó
otra salida que abrir el mercado de importación y ayudar con la disminución de
aranceles para evitar las consecuencias de una nueva ronda de escasez. Esto creó
cierto optimismo, y factores económicos comenzaron a realizar importaciones y con
ello, movilizar la economía.
Por otro lado, el gobierno ante la
imposibilidad de controlar la inflación y luego de 3 ajustes de la moneda
nacional en menos de diez años (pasando el bolívar a ser bolívar fuerte, luego
soberano y ahora digital, con sus respectivos ajustes), decidió mirar para otro
lado y permitir la dolarización de facto de la economía nacional. Luego de tres
años podemos decir que la economía está completamente dolarizada, tanto a nivel
privado como a nivel público. Todo se cotiza en moneda extranjera y se paga en
bolívares a la tasa del día fijada por el banco Central de Venezuela. Esto
obligó a los venezolanos a aprender a trabajar tanto con la inflación, como con
los continuos cambios, ajustes y devaluaciones de la moneda y a buscar maneras
de generar ingresos o valor.
Los emprendimientos en Venezuela siguen
surgiendo. Como siempre menciono, es necesario ser optimista aún en los peores
escenarios. No hay nada claro en la
economía, seguimos sin seguridad jurídica, de hecho no existe ningún plan que
te pueda poner a pensar en una posible recuperación de la economía. Por ahora, lo único que se ajusta es la tasa
de cambio para tratar de controlar la inflación. Por supuesto, la voracidad
fiscal no tiene límites. Cada organismo público cobra lo que le parece, de
acuerdo a tarifas que mantienen los servicios públicos a niveles exagerados.
Cuando decimos que un pasaporte nuevo vale $200, y la renovación de uno existente
vale $100, están cobrando por ese servicio, por encima de muchos países del
mundo. Y cuando no te recargan el
servicio, lo pagas en calidad de servicio, muchas veces realmente pésima. Basta
con mirar el servicio de agua y de electricidad en la mayoría de los estados
del país. Pero insisto, los venezolanos seguimos resilientes, ingeniando nuevos
mecanismos que nos permitan sortear la situación. Por ejemplo, sistemas de
hidroneumáticos y generadores de electricidad, en negocios y apartamentos.
Lo que sí está claro es que a la nueva
generación de venezolanos, no les importa la política. Y las generaciones
existentes, hace rato que dejaron de creer en ella, ya que nos dimos cuenta de
que a los políticos no les interesan los ciudadanos, sean estos del signo que
sean.
El mundo está cambiando a velocidades
aceleradas, y si bien en el siglo pasado Venezuela estaba moviéndose hacia el
desarrollo, hoy nos hemos bajado de esa nube, y estamos en la cola de los
países que aspiran el desarrollo. En muchos casos nos comparamos con países
como Cuba y Haití que son de los más atrasados de este continente.
En conclusión, tenemos un país
dolarizado de facto; con un tejido industrial destruido, basado en
importaciones, con una extrema desigualdad social, elevada pobreza, con un
salario mínimo que es un saludo a la bandera, con prestaciones sociales
embargadas por la hiperinflación, sin sistema de seguridad social, con
servicios de salud pública en su peor estado, con una educación cada vez más
paupérrima, con un sistema bancario bastante reducido, con pésimos servicios
públicos tales como electricidad, vialidad, telefonía, etc., con una corrupción
campante, y finalmente una industria petrolera completamente rezagada, a las
necesidades del país y del momento económico que vive el mundo.
Y aun así, seguimos creyendo en este
país. Seguimos siendo resilientes. Nuestra gente, nuestros gerentes han sido
entrenados gracias a estas duras experiencias a sobrevivir aun en las peores
condiciones. Si existen en nuestro país,
personas o grupos económicos serios y
empresas de calidad, sin duda pueden competir en cualquier lugar del mundo sin
temor al fracaso. Podemos decir con confianza, de Venezuela para el mundo.
CONTACTO:
Si quieres seguir recibiendo
información, te pareció valioso este artículo, o quieres que tratemos un tema
en particular, nos lo puedes hacer saber a través de un comentario en nuestro
blog. Nos puedes seguir ya sea por aquí, www.gerenco.blogspot.com, o en nuestra
página web www.coaching-negocios.com. Con gusto te mantendremos informado de
nuestras novedades, artículos y noticias.