LA INFLACIÓN EN VENEZUELA
ALGUNAS IDEAS.
Venezuela, lamentablemente sufre un
proceso inflacionario que tiene efectos perniciosos sobre su economía, desde
hace más de 40 años. Como hemos
mencionado en otros escritos, la inflación es un factor dañino que destruye
valor en la economía, y se constituye en un impuesto recesivo, ya que su efecto
es que la moneda pierda valor de compra, y como consecuencia, perjudica la
calidad de vida de los ciudadanos.
La inflación es un resultado
completamente multidimensional, causado por la emisión de dinero inorgánico.
¿Qué significa esto? Pues simplemente consiste en acuñar dinero sin el soporte
apropiado, por parte del Estado, el cual emite más unidades monetarias (en este
caso bolívares), con la misma cantidad de reservas internacionales.
Por supuesto, a mayor cantidad de
dinero en la calle, y con la misma cantidad de dólares en caja, la consecuencia
directa es el aumento de la tasa de cambio, ya que es un factor que tiende a
buscar el equilibrio.
Pero el problema va más allá de
simplemente ver la inflación como resultado de la emisión de dinero inorgánico.
¿Cuál es la raíz de esa emisión descontrolada? Se debe a las necesidades de
caja que tiene el Gobierno, a quien no le alcanza el dinero disponible,
generado en nuestro caso, por la renta petrolera y los impuestos con los cuales
carga a la población. Desde hace años,
se ha demostrado que acuñar dinero sin respaldo no funciona, sin embargo, se
insiste en un esquema que no es el apropiado, y se generan restricciones a
nivel de la oferta, con la finalidad de que la demanda no sea afectada. En este
caso, recientemente se acaba de establecer un control de precios (la medida
novedosa es que son en $). Pero como es de esperar, si mantienes el precio
congelado, el aumento de la demanda va a generar una escasez, que probablemente
no replicará los índices de escasez del año 2017, pero generará limitaciones en
la oferta.
Ahora, podemos hacernos una pregunta.
¿Por qué el estado le pide eficiencia a las empresas privadas, cuando es
incapaz de resolver sus propios problemas, y lo que es peor, es incapaz de
generar medidas económicas eficaces para resolver la situación?
No es cierto que la situación se deba
a sanciones, o a cualquiera de esas historias a las que nos tienen
acostumbrados, pero que ya no convencen a nadie. La verdad, aparte de la
generación de dinero inorgánico, es que tenemos un estado completamente
ineficiente, sobredimensionado y muy mal manejado desde el punto de vista
gerencial.
Venezuela no es el único país ni el
primero en tener problemas de inflación en el mundo. Es más, podemos decir que
los problemas de inflación de las economías están más que resueltos. Solo hay que aplicar las medidas necesarias,
siguiendo el librito, para resolver la situación, generar la disciplina
necesaria y alcanzar una estabilidad en la economía.
Obviamente, las medidas no son
populares, sobre todo para un gobierno que es completamente populista. Pero son
medidas necesarias. Es como si tuviéramos a una persona enferma del hígado, con
una cirrosis hepática, resultado de su elevado consumo de alcohol, y
pretendiera curarse tomando agua, y de vez en cuando bebidas espirituosas. Pues
tarde o temprano va a colapsar. La
metáfora aplica de manera directa a lo que sucede en nuestra economía.
El leve crecimiento que ha tenido la
economía en este año, no es resultado de una política macroeconómica
establecida. Es resultado de distintos factores, y de creer que la tasa de
cambio es el único factor que afecta la inflación; se ha hecho creer a la
población que esto es así. Indudablemente, se ha puesto un gran esfuerzo en
tratar de resolver el problema y o minimizarlo, pero no se toman las medidas económicas
necesarias para erradicarlo de una vez.
Vamos a ver que podemos decir de estas posibles medidas.
Tenemos un Estado sobredimensionado, con
exceso de ministerios y trabajadores. La primera medida sería sincerar el número
de los trabajadores que efectivamente están trabajando en la administración pública,
y pagarle las liquidaciones a aquellos que no estén trabajando en la misma.
Entendemos que como consecuencia de los bajos sueldos, hay hoy muchos
trabajadores que están trabajando en empresas privadas, o en sus propios
emprendimientos, pero que aún siguen cobrando los sueldos de ministerios, instituciones
o empresas del Estado. En este caso, las
consecuencias para esos trabajadores serian mínimas, ya que lo que se estaría
haciendo es sincerar la situación, ya que el Estado no tiene por qué pagarle a
trabajadores que no estén realizando sus funciones. De alguna manera, estos empleados
ya tienen ingresos generados por otros medios. De acuerdo con la Ley del
Presupuesto del año 2022, se estima que en la administración pública laboran
más de 5.500.000 trabajadores. Si hacemos una estimación optimista de un 20% de
ajuste de nómina, debido a las condiciones laborales y a los bajos sueldos,
tendríamos un ahorro al año de aproximadamente 550.000 Petros.
En segundo lugar, si le añadimos el
grupo de empresas que trabajan para el estado y que son completamente ineficientes,
o están prácticamente quebradas, el ahorro seria aún mayor. En este caso, a través de Licitaciones
Internacionales Públicas, se podrían vender todas aquellas empresas que están
dando pérdidas y que afectan al flujo de caja que necesita el estado
venezolano. Ejemplo de empresas en esa situación, todas las siderúrgicas, Metro
de Caracas, Corpoelec, Hidrocapital, etc.
El Estado debe entender que su función no es manejar empresas, sino
encargarse de generar bienestar a todos sus ciudadanos. Y reducir la carga
inflacionaria, producto de la ineficiencia del estado, mejoraría indudablemente
las condiciones de sus habitantes en varias dimensiones: se generarían
inversiones resultado de la adquisición de las empresas, se mejoraría la
infraestructura que necesita el país para progresar, y probablemente volvería
mano de obra calificada necesaria para crecer en los próximos años.
En algunas empresas, como por ejemplo
PDVSA, puede privatizarse una parte de la misma, hasta un 50%, y contratar
gerencia profesional, capaz de generar los beneficios que debe ofrecer esa
empresa. Para nadie es un secreto que hoy en día PDVSA tal como está, no tiene
capacidad financiera para ejecutar nuevos proyectos. De ser una empresa que
producía 3.500.000 de barriles diarios, pasa a producir 400.000 barriles por
día, aumentando su personal de 30.000 que tenía la industria en el año 2002 a
más de 150.000 hoy en día. Si hacemos
una simple división, veremos la ineficiencia.
¿Qué hacer? PDVSA debe ser completamente redimensionada y ajustada a la
realidad actual, además de sincerar lo que eso significa para el país.
Puedo entender que el Estado necesite
manejar empresas para generar beneficios sociales, pero al menos deben mantener
utilidades operativas mínimas, que permitan garantizar los pagos de los costos
y las nóminas necesarias para que esas empresas funcionen. Si no se pueden
garantizar, pues simplemente entreguen dichas empresas, y liberen esos fondos
para ocuparse de trabajar en la infraestructura que el país necesita para
crecer.
En caso de que estas empresas sean
privatizadas, lo más probable es que comiencen a crecer, lo cual implica contratación
de mano de obra, probablemente más especializada, lo cual será un dinamo para
la economía del país.
Hace falta sin duda alguna, seguridad
jurídica para garantizar a las empresas o inversionistas que estén interesados
en participar, la devolución de sus fondos, o al menos condiciones claras que
ellos puedan manejar. Con reglas claras,
los capitales acudirán a ayudar al crecimiento del país que tanta falta le
hace.
¿Desean eliminar la especulación? Eso
es sencillo. Ábranle la puerta a la competencia. Probablemente muchos
empresarios no estarán de acuerdo con la medida, pero una fuerte competencia hará
que ajusten sus estructuras de costos y sean más eficientes. Si han podido
sobrevivir a las crisis pasadas, no tengo duda de que podrán ajustar sus
estructuras rápidamente y competir no solo en el mercado venezolano, sino
también en el internacional. El mundo está globalizado, y no es negocio
quedarse sentado en este pequeño espacio, a esperar que las cosas se resuelvan;
es necesario abrir la competencia de afuera hacia adentro y viceversa. De esa
manera, se acabará rápidamente la especulación, y la economía funcionará con
márgenes mucho más razonables que los que se manejan hoy día; además no hará
falta medidas punitivas ni instituciones adicionales que controlen, porque el
mercado hará su trabajo.
Un crecimiento del 18% como están
diciendo algunos economistas, en un país que ha caído a lo largo de más de 7
años, es poco. Una economía no se construye a punta de bodegones, restaurantes
o casinos. Se construye con un plan macroeconómico claro que permita emplear
eficientemente los recursos que tiene el país para salir adelante. Obviamente,
con una infraestructura de servicios ineficiente, con empresas como Corpoelec,
las diferentes hidros, CANTV, PDVSA, y un largo etc., no llegaremos muy lejos.
Pero es posible buscar soluciones hibridas, que permitan que estas empresas en
poco tiempo se conviertan en organizaciones más eficientes, que puedan ayudar
al crecimiento del país. Sin duda
alguna, hay muchos economistas que pueden decir si esto que estoy diciendo es factible
o no, y es probable que existan muchas más medidas que puedan tomarse a corto
plazo para resolver la situación y mejorar los resultados.
Eso sí, para crecer hace falta
Educación, Infraestructura, Seguridad, Justicia
y Salud. Esas son las funciones del Estado. Sin educación, no saldremos adelante en este
mundo cada vez más pequeño y competido. Sin una infraestructura sólida de
servicios, será imposible competir en los mercados nacionales e
internacionales. Sin seguridad y justicia, pocos inversionistas asumirán el
riesgo que implica venir a nuestro país, y sin garantizar la Salud a los
ciudadanos, no habrá manera de que tengamos una población sana, dispuesta a
trabajar y desarrollarse.
¿Habrá problemas en el futuro? Sin
duda. Pero de otro tipo. El mundo está cambiando a velocidad vertiginosa, y
desde hace rato nos hemos quedado atrás. Si queremos avanzar, tenemos que poner
todos de nuestra parte para hacerlo. Los venezolanos lo hemos hecho desde hace
tiempo. ¿Qué espera el Estado para hacer su parte?
Anexo encontraran la información de la
variación de la Tasa de Cambio, elaborada tomando en cuenta los datos
publicados por el Banco Central de Venezuela hasta final del mes de
Noviembre. Podemos darnos cuenta de la
tendencia de la tasa de cambio y como esos ajustes impactan la inflación. Esto último lo vimos en un artículo anterior.