¿Qué es lo que te limita?
A veces nos preguntamos: ¿Qué nos sucede? ¿Qué nos impide alcanzar nuestros sueños?
Muchas veces no entendemos que el único responsable de esas limitaciones somos nosotros mismos, por diferentes causas:
· Tenemos miedo a ser felices.
· Tenemos miedo al cambio.
· Tenemos miedo al éxito.
· O también, saboteamos nuestros sueños.
Hemos hablado en otras ocasiones de nuestra zona de confort. Y esa zona de confort es ese espacio en el cual nos sentimos cómodos, estamos tranquilos porque pensamos que nada nos puede suceder en ese espacio. Es como una zona de seguridad en donde sabemos todo lo que nos sucede, y no vamos a ponernos a prueba. De allí el miedo al cambio. Nos sentimos confortables, y cualquier cambio implicaría asumir nuestra responsabilidad por el mismo y enfrentarnos a lo desconocido. Aunque a veces, eso que desconocemos puede ser aún más cómodo, placentero y lleno de posibilidades, que este espacio desde el cual no queremos salir.
Cuantas veces no hemos postergado una decisión, porque creemos o sentimos que no queremos arriesgarnos. Nos sentimos amenazados ante el cambio, y creemos que es mejor permanecer en nuestro espacio conocido. Sin embargo, tenemos todo lo que hace falta para poder dar ese salto, y lo único que nos falta es ese pedacito de confianza, que quizás es un aprendizaje del pasado, que impide que nos movamos en la dirección apropiada.
En esos casos, nos saboteamos innecesariamente ya sea porque creemos que nos somos capaces, o que no lo merecemos. En cualquiera de los casos, detrás de eso se encuentra una creencia que no nos permite avanzar, y es la que tenemos que descubrir.
Aquí nos damos cuenta que podemos perseguir el éxito, pero nunca alcanzarlo, ya que nos auto saboteamos por algo que aprendimos en algún momento.
¿Qué podemos hacer?
Lo que está claro es que debemos llevar ese aprendizaje a nuestra consciencia a fin de que podamos resolver la situación. Darnos cuenta de qué nos impide avanzar y por qué. Tomar las medidas y decisiones necesarias para avanzar.
De la misma forma, el miedo a ser feliz; sentimos que no lo merecemos, que no somos dignos, que tenemos que sacrificarnos para alcanzar algo, o que eso que deseamos no es para nosotros. Cuantas veces no nos ha sucedido que damos un paso atrás por esa supuesta seguridad.
Caso de ejemplo.
Una vez un cliente de nombre Emilio, vino a consulta porque me indicó que tenía que tomar una decisión, pero sentía que le costaba mucho hacerlo, y quería que le ayudara. Entonces:
E: Quiero saber qué es lo que me impide avanzar. Hay una posible promoción en mi área de trabajo, sin embargo, siento que no podré con ella. Que no seré lo suficientemente bueno como para aceptarla. Y constantemente estoy buscando excusas para evitar enviar los documentos a mi jefe y postularme al nuevo cargo.
C: Qué te hace pensar que no puedes con la promoción? Qué te limita?
E: No lo sé. Me siento inseguro.
C: De donde viene esa inseguridad?
E: Es que a veces creo que no puedo alcanzar lo que quiero?
C: Dices que crees que no puedes alcanzar lo que quieres. Cuando aprendiste esa creencia?
E: Bueno, fue hace tiempo, me costaba hacer ciertas cosas en el colegio, y tenía que pedir ayuda para lograrlo.
C: Quien te ayudaba?
E: Era mi madre.
C: Como te ayudaba?
E: Ella se preocupaba porque yo saliera bien en la escuela, y se sentaba a hacer las tareas conmigo, e incluso a veces las hacía por mí.
C: Y eso lo hizo siempre?
E: Como es eso de siempre?
C: Entiendo que eres un profesional. Eres administrador. Pregunto si ella siempre te hizo las tareas, incluso en la Universidad.
E: No, por supuesto que no.
C: Entonces no lo hizo siempre. Y como te pudiste graduar si ella no te ayudo a hacer las tareas?
Emilio se queda pensando por un rato.
E: Tienes razón, no me había dado cuenta. Uso esa excusa como una muletilla para no atreverme.
C: Que sientes ahora?
E: No tengo duda de que puedo tener esa promoción. Soy la persona con más méritos para alcanzarla. He hecho todo lo necesario para estar en esa posición. Me la merezco. Sin duda, entregare esos documentos esta misma tarde. No esperare más.
(Para proteger la identidad y confidencialidad de la situación, hemos inventado un nombre a nuestro cliente y resumido su proceso de cambio).
La diferencia entre atreverte y no hacerlo, está en que no sabes lo que puede suceder. En el caso de Emilio, entrego los documentos y al poco tiempo fue nombrado Jefe del Área en cuestión, y su desempeño fue admirable. Lo único que lo separaba de sus sueños era su miedo a lograrlo.
Y eso nos pasa a todos. Inclusive no nos atrevemos a contratar una sesión de Coaching, porque no sabemos con qué nos vamos a encontrar. Quizás sea la mejor experiencia de tu vida, cuando puedas generar aprendizajes más poderosos que generen en ti más posibilidades de crecimiento y desarrollo. ¿Qué te impide hacerlo?
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