MANEJANDO CONVERSACIONES INCOMODAS.
¿Cuál es el secreto para manejar una
conversación incomoda?
¿Cómo puedes afrontarla?
¿Qué puedes esperar?
Sin darnos cuenta, muchas
situaciones que tenemos en la vida se basan en desarrollar conversaciones, que
a veces tildamos de incomodas, porque de alguna manera afectan a las personas
involucradas en la misma. Y no es que la
perjudiquen porque le hagan daño, sino porque estamos viendo la conversación desde
una mirada personal, en lugar de entenderla como una petición, una oferta o un
reclamo justo.
Cuando vemos las situaciones desde
un punto de vista personal, en donde involucramos nuestros sentimientos,
nuestra historia, nuestros juicios y creencias, muy probablemente estaremos
llenos de resentimiento y quejas, y nos será difícil plantear de forma diáfana nuestra
incomodidad.
Cuando comprometemos los
sentimientos y emociones en una conversación, los resultados pueden ser dramáticos,
al punto que se desequilibre por completo la conversación, e inclusive termine quebrándose
la relación de forma definitiva.
Por ejemplo, supongamos que tenemos
que decirle a alguien que el trabajo que está haciendo no nos gusta. Tenemos muchas
formas de decírselo, pero hay una sola manera correcta de hacerlo. Veamos que podemos emplear para sacar lo
mejor de la situación.
1. Seamos respetuosos con el otro. Reconozcamos que el otro es un observador diferente, y como tal, tiene una mirada diferente en relación a lo que sucede. Sea lo que sea que él entienda, es nuestro trabajo alcanzar metas comunes que nos ayuden a cerrar la brecha.
2. Seamos asertivos. Expresemos lo que sentimos de forma honesta, directa y correcta. Además del respeto que merece el otro por ser diferente a mí, también debemos ser asertivos, esto es, plantear claramente nuestro punto de vista, lo que queremos obtener, explicándolo de la manera más conveniente, tratando de no involucrarnos de forma personal.
3. Recordemos que estamos resolviendo un conflicto, y ante estas situaciones, los juicios están demás. Quiero decir, trabajemos desde la mirada que nos permita entender lo que realmente sucede y no lo que “creemos” que sucede. Validemos los puntos de vista de cada uno.
4. Busquemos “puntos de acuerdo”. Esto es zonas de coincidencia, en donde sea fácil alcanzar lo que esperamos. Por supuesto esto implica que debemos preparar nuestra conversación con anterioridad. Sin embargo, prepararla no significa que se ha de realizar a “pie juntillas” si no que disponemos de un argumento que podemos desarrollar de forma clara.
5. Escuchemos con atención lo que el otro tiene que decir acerca del tema. Es posible que la solución que él ofrece, sea mejor que la que yo llevo.
6. Ten la disposición y la apertura de abrir el abanico de posibles soluciones. Es muy posible, quizás hasta deseable, que la solución final sea una mezcla de diferentes posibilidades que ni siquiera habías pensado. La idea al ir a estas conversaciones es estar dispuesto a buscar una solución conveniente para todos.
Estas ideas, resumen de forma
sucinta, lo que puedes preparar en una conversación incomoda. Te permiten
enfrentarla de cierta manera y llevar argumentos válidos que te permitan organizarla,
con la finalidad de alcanzar el objetivo final de la misma.
Conversaciones incomodas hay
muchas. Por ejemplo hablar con tu hijo
cuando se llevó el carro sin permiso, o simplemente no quiere seguir
estudiando.
Decirle a tu pareja que necesitas un
cambio en la relación, finalizar la relación, o simplemente exponer tu punto de
vista en relación a un tema difícil.
Con los empleados, las cosas no están
saliendo como esperamos, siento que no estás dando tu mejor esfuerzo, creo que
estas abusando del otro.
Con los padres, por ejemplo, puedo
tomar decisiones por mi cuenta, tengo edad para equivocarme, etc.
Con un socio, por ejemplo, no
podemos seguir adelante, necesito mas ayuda, apoyo, etc.
Con un proveedor; su servicio ha decaído
en los últimos tiempos, las entregas son lentas, el producto no llena las
expectativas, etc.
Todas las relaciones generan
conflictos, no porque sea lo que se busca o espera, sino porque tenemos puntos
de vista diferentes y válidos, de dos observadores distintos, que tienen que llegar
a acuerdos para seguir adelante.
Si hay algo importante, es poder
decir lo que sientes, con confianza. Así como el otro es un observador valido, tú
también lo eres. Si no dices nada, por temor a fracasar o a perder la relación,
eso implica que tarde o temprano, la misma naufragará por su propia
cuenta. Una relación se construye entre
dos personas, no puede existir la misma si hay agendas ocultas, miedos, interferencias
o no decimos la verdad, entiéndase nuestra verdad.
Es preferible decir lo que sientes,
de forma honesta y asertiva, a guardar innecesariamente silencio, y tragarte la
incomodidad. Afecta tu integridad como ser humano e impide que realmente se
construya una relación de confianza que permita crecer a ambos.
Es por eso que toda relación es
especial. No importa cuál sea el alcance de la misma. Siempre habrá manera de
construir puentes de comunicación, en lugar de muros, para buscar acuerdos. De cada
uno de nosotros depende. Hagamos el esfuerzo por comunicarnos apropiadamente.
PREGUNTAS:
· ¿Cuál es la importancia de la relación para ti?
· ¿Cómo manejas esas conversaciones incomodas?
· ¿Eres capaz de manifestar claramente lo que deseas?
CONTACTO:
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