EL VUELO
DE LAS ÁGUILAS
Pedro había cumplido los 22 años de edad, y en el horizonte de su
corazón se estaban cruzando toda clase de ideas acerca de su futuro destino.
Se daba la circunstancia de que, recientemente, había conocido a
un grupo de viajeros con los que había congeniado de tal forma que deseaba
ardientemente unirse a ellos para explorar y aventurarse en países lejanos.
Pedro, aunque siempre había soñado con hacer algo así, cuantas
veces le había planteado esta posibilidad a su madre, no había conseguido más
que perturbarla en el sueño. Su madre, en su deseo de proteger al hijo, trataba siempre de borrar sus anhelos de
vuelo con toda clase de argumentos y manipulaciones que finalmente lograban
paralizar al entusiasmado Pedro.
El joven vivía una constante frustración, ya que amaba a su madre
y percibía de ella favores de forma tan generosa e incondicional que se
encontraba irremediablemente atado a su criterio y costumbres.
Un día, preso de dudas y cavilaciones, decidió ascender la montaña
más alta de aquellos contornos y reflexionar acerca de las cadenas familiares
que, aunque queridas y aceptadas, sentía que le torturaban.
Una vez arriba, se sentó junto a una aromática higuera y, de pronto,
sintió un sueño inminente que le hizo cerrar sus ojos... su mente comenzó a
percibir una extraña escena:
Se trataba de una especie de gallinácea que a todas luces no
poseía el don del vuelo. Ésta, a pesar de sus plumas caminaba como un pollo a
ras de suelo.
Pasados unos instantes, observó cómo dicha ave encontró un huevo
de otro pájaro que, al parecer, había sido abandonado a su suerte. Así que lo
empolló con esmero hasta que el pichón rompió la cáscara y nació al mundo.
Pasado un tiempo, el pichón ya crecido habló a su madre adoptiva
diciéndole: "¿Cuándo volaré?"
Y el ave atada a la tierra le dijo: "¿Para qué quieres volar?
¿No ves lo bien que vivimos tal y como estamos? Además, si vuelas ya no te
podré cuidar igual y en el mundo más allá de esta tierra hay muchos peligros
desconocidos... "
El ave no sabía cómo enseñarle a volar al pichón adoptado, ni
sabía tan siquiera como arrojarlo del nido de manera que aprendiese...
Por otra parte, el joven pichón aunque reconocía la situación,
sentía una enorme gratitud hacia la madre que lo había empollado.
"Sin ese servicio de ayudarme a nacer," se decía,
"seguramente estaría aún en el huevo. Aunque aquel que puede empollarme,
seguramente debe también saber enseñarme a volar... Tal vez sea solo una
cuestión de tiempo... o bien de mis propios esfuerzos".
Ante el eco final de estos pensamientos, Pedro fue despertando
poco a poco del ensueño. Se sentía desconcertado e incluso extrañamente
aliviado, así que decidió descender. Algo en lo íntimo de su corazón sabía que
había comenzado el camino del saber.
Al poco, al pasar por una ladera, se oyeron las notas de un laúd
que acompañando el estribillo de una voz que conmoviendo todo sus ser decía:
"Si quieres vivir
como las águilas no vivas entre gorriones"
Cuentos para aprender a
aprender. José María Doria.
COMENTARIOS:
En esta historia hay dos temas que pueden llamarnos la atención y
son: el atreverse y el soltar. Veamos.
Llega un momento en
nuestra vida que debemos atrevernos a cambiar, para expandir nuestro ser,
nuestra presencia. Cuando entendemos que somos luz, amor, libres, ilimitados y
creadores, la no-expansión nos genera malestar.
Es allí cuando hace falta atreverse a soltar aquellos miedos que te
frenan e impiden avanzar. En la historia, Pedro sabía que tenía que atreverse,
pero los miedos, la culpa y el apego, frenaban que sus necesidades de
volar. Quizás ese sueño que tuvo lo
incite a soltar las amarras y hacer su vida. Generalmente nos arrepentimos más
por aquello que dejamos de hacer, que por lo que hacemos. ¿Eso es lo que tú quieres?
Cuando hablamos de soltar,
desde el punto de vista tanto de la madre como de Pedro es momento de liberar
las amarras y volar cada uno en la dirección que la vida te lleve. Cada uno de nosotros tiene un proceso; cada
uno debe vivir su propia experiencia que solo será enriquecida cuando te
atrevas a salir de tu zona de confort y abras tu mente para aprender aquello
que te motiva.
¿Sabemos cuándo ha llegado el momento de decir, “sigo mi camino” y
“dejo atrás el pasado”?
¿Reconocemos cuándo ha llegado el momento de decir, “dejo atrás
las ideas que me han servido hasta ahora”?
¿Es sana esa dependencia? ¿Es sano cultivar esos miedos? ¿Es sano
mantenerse atado y no atreverse?
Amigos, lugares,
profesión, familia, modelos mentales, jerarquía de valores... y tantos otros patrones
que, a veces, la vida, nos demanda dejar atrás y permitir la llegada de lo
nuevo.
¡Cuánto miedo se experimenta cuando se desprende el pasado sin
todavía haber aparecido el futuro! Sin duda, tales momentos de abismo que la
renovación demanda, constituyen las auténticas crisis de la persona. Quizás sea
porque hemos aprendido a no soltar hasta no tener algo de que apegarnos, ¿Qué piensas
tú?
Se trata de un miedo que asalta en situaciones en las que, lo de
atrás nos servía de referencia y, en cierto modo, era nuestra seguridad,
pero... desde hace un tiempo, uno intuye que el modelo de vida en el que se
encuentra ya no sirve. Unas veces es el “patrón de relación” con el que
habíamos iniciado una pareja, el que está quedando obsoleto y, no sabemos cómo
revitalizarlo. Otras veces, es el trabajo que tanto nos motivaba el que
comienza a pesarnos y sentimos que ya no nos enseña. Son momentos en los que
experimentamos que la casa en la que vivimos se nos muestra vieja, las
conversaciones habituales son previsibles y, además ya ni interesan ni alimentan
nuestra alma, sentimos que hemos perdido el fuego y que estamos desconectados
de la Fuente... no sabemos qué hacer... miramos y no vemos ni una grieta de
salida.
Son momentos en los que se aproxima un cambio. Al principio, no
sabemos ni siquiera qué es lo que queremos, pero sí sabemos que afectará las
áreas de nuestra vida en las que nos sentimos estancados. Poco a poco, sucede
que llegan los primeros deseos e intuiciones, y la nueva forma comienza a
revelarse en pequeños y ocasionales chispazos de lucidez. Sin embargo, lo que
en el fondo deseamos parece un sueño... no sabemos con certeza si es una
intuición o se trata de un simple deseo... hay tantos problemas e
inconvenientes que parecen impedirle la llegada.
Enfrentar al miedo nos parece sumamente difícil, pero cuando somos
capaces de arriesgarnos, nos damos cuenta de que no es tan complicado como habíamos
pensado. Cuando nos vamos atreviendo a romper esas barreras, a atravesar el
miedo, nos vamos dando cuenta de que es fácil seguir adelante, y que después de
todo, lo que nos asustaba vivía solo en nuestra mente.
“Fluir atentos” es el modo
más óptimo de recorrer la vida. Fluir es lo que hacen las aguas del río cuando
descienden hacia el particular mar que les espera. Fluir es abandonar
resistencias y adaptarse al terreno en cada palmo y en cada pequeña cascada.
Flexibilidad a cada instante. “Atención Sostenida” es el emblema del que fluye
y permite que Eso nos encuentre y que las soluciones aparezcan. Fluir atentos
para entrar en el nuevo nivel de consciencia en el que los viejos problemas,
pronto parecen tan sólo sombras que se esfuman y alejan.
¿Cómo saber lo que en
realidad queremos que suceda?
La “atención sostenida” es
una forma de escuchar al alma, observando los propios procesos emocionales y
mentales. Es una forma de confiar en las intuiciones y mantener en cada
instante la consciencia despierta.
La salida del laberinto
conlleva plena aceptación y confianza en el proceso de despliegue que nuestra
mente profunda, al igual que la semilla, realiza en nombre de nuestros deseos y
de nuestras motivaciones más sinceras.
En tiempo de crisis
¡Atención! Hay grandes oportunidades que esperan nuestra mirada. Más tarde,
cuando se hace de nuevo Luz en nuestra vida, es tiempo de nacimiento entre
rasgos de prudencia.
Hay muchas ocasiones en
las que no parece conveniente forzar el abandono del pasado, más bien se trata
de clarificar la mente buscando ratos de silencio y conversaciones sinceras.
Poco a poco, y conforme la transparencia se recupera, las propias limitaciones
que antes parecían “misión imposible”, comienzan a desprenderse al tiempo que
nos liberan.
A veces, nos damos cuenta
de que la necesidad de seguridad inhibe y paraliza la libertad de acción que
desbloquearía al alma. Otras veces, sentimos que brota un extraño impulso de
aprender y evolucionar, al tiempo que nos damos cuenta de que ya estamos
saturados de las viejas maneras. De pronto, llega una oportunidad que pone las
cosas en su nuevo sitio, sin que hayamos perdido las pistas del camino y de la
paz duradera.
En realidad, intuimos con
certeza que el Universo conspira en el apoyo a la realización de nuestras
capacidades más insospechadas.
No estamos aquí para vivir
en conflicto. Estamos para vivir con facilidad, felicidad, armonía y
abundancia. Solo si nos proponemos fluir
con la vida, seremos capaces de permitir que ella nos ofrezca sus maravillosos
regalos.
PREGUNTAS:
¿Qué haces antes
situaciones que exigen de ti atreverte?
¿Es fácil para ti soltar
los patrones o prejuicios que te limitan?
¿Qué te impide seguir tu
camino?
¿Crees que la vida es una
lucha constante, o por el contrario es un flujo de energia en la dirección de
tus sueños?
¿Qué te haría feliz?
¿Qué te motiva?
Me encantaría leer tus
respuestas y generar nuevas y motivadoras conversaciones.
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