RELACIONES PODEROSAS.
Si algo es fundamental en nuestra
vida es la capacidad de manejar relaciones. El hombre es un ser relacional. Vivimos
a través de relaciones. Desde que nacemos estamos inmersos en relaciones de
distintos tipos, de familia, de hermanos, de amigos, de parejas, sociales, de
trabajo, etc.
Vivo en el otro, porque el otro es
un reflejo de mí. El otro está allí para conocerme, y mostrarme la forma como proyecto
sobre él al mundo. Por lo tanto toda relación
es un aprendizaje que nos ayuda conocernos mejor.
De allí la importancia de las
relaciones, sobre todo cuando estas son muy cercanas. Las relaciones como las
que tenemos con una pareja, nuestros hermanos, padres o inclusive un socio,
reflejan mucho de quienes somos, nuestros miedos e inseguridades y generan
enormes aprendizajes. Cuando nos hacemos conscientes de dichos nexos, entonces
sabemos que ocupándonos, podemos trabajar en nosotros mismos y crecer.
Parte fundamental de nuestras
relaciones tienen que ver con la forma como nos comunicamos. ¿Cómo escuchamos? ¿Cómo
hablamos? ¿Cómo nos hacemos cargo de nuestras conversaciones? ¿Cómo establecemos
acuerdos?
Para establecer Relaciones Poderosas,
y obtener el mayor beneficio posible de la misma en cuanto a aprendizaje mutuo,
es necesario que nos demos cuenta, en primer lugar, del significado que cada nexo
tiene en nuestra vida. Debemos darle a cada una de ellas, el valor y el significado
que se merecen. Eso nos ayuda a honrar el aprendizaje que tenemos que vivir con
el otro. Adicionalmente, es importante
que seamos capaces de manejar las habilidades y competencias que nos permiten
entablar una comunicación poderosa con la otra parte. La comunicación dice
mucho de nosotros, y la forma como la implementamos habla de la calidad de
nuestro ser.
Algo que debemos que reconocer es
que la otra parte de la relación está viviendo su propio proceso. Cuando comprendemos
que es así, entendemos que no eres tú, sino su particular interpretación de la relación
lo que define su mirada. Cuando se consigue el claro conocimiento del
aprendizaje que ambas partes pueden lograr, aprovechando la experiencia, se
enriquece el proceso y se genera una retroalimentación beneficiosa para ambos.
¿Con qué cuidado que debemos manejar
en la relaciones?
¿Cómo debemos trabajar?
¿Cuáles son los factores que
intervienen en una relación poderosa?
Algunas características de las
relaciones poderosas son las siguientes:
1. Honestidad.
2. Consciencia.
3. Confianza.
4. Madurez emocional.
5. Respeto por el otro.
6. Impermanencia.
7. Integridad.
8. Planes en común.
9. Deja que tu corazón te guíe.
10. Compromiso.
1.- Honestidad. Una relación en
donde no estén claras las condiciones para cada uno de los integrantes, es una relación
sin futuro. Cuando alguien se involucra en una relación esperando que el otro
resuelva sus problemas o llenes sus expectativas, muy difícilmente esta relación
superara los problemas que tarde o temprano se van a presentar. Todavía recuerdo a alguien con quien tuve una
relación, y sus palabras cuando estábamos terminando hace veinte años fueron: “es
que tú no tienes la plataforma que yo necesito”, me hicieron entender que no había
nada que buscar, sino más bien que soltar. Por cierto, todavía anda buscando
alguna “plataforma”. A veces también tienen
que ver con las llamadas “Agendas Ocultas” en la relación, es decir, aquellas
cosas que quiero conseguir pero no digo. Eso es un engaño.
2.- Consciencia. Involucrarse en una
relación implica estar dispuesto a entregarlo todo por el bienestar de la
misma. Lo primero es entender el trabajo que conlleva mantener la relación a
flote y llevarla a puerto seguro. Eso es un trabajo arduo que exige lo mejor de
ambas partes para alcanzar las metas que ambos se han fijado. Debemos dejar de lado el piloto navegar con
sentido, haciéndonos cargo de lo que ambos tenemos y de obtener lo mejor para
los dos.
3.- Confianza. La relación es un espacio de confianza mutua,
en donde en muchas ocasiones somos capaces de desnudar nuestra alma. Nuestros
anhelos, sentimientos, sueños, miedos quedan al descubierto. Es por eso que
esperamos que nuestros secretos estén en buenas manos. Cuando se pierde la
confianza, se pierde la esperanza de que esa relación progrese.
4.- Madurez Emocional. La relación de
pareja exige que ambas partes tengan una gran madurez emocional, y sean capaces
de manejar apropiadamente sus emociones.
Somos seres emocionales y relacionales, pero debemos ser capaces de
reconocer nuestras emociones, manejarlas y hacernos cargo de las mismas. La
forma como ellas pueden intervenir y perjudicarnos, si no somos capaces de
controlarlas. Si no sabemos manejarlas, podemos aprender a hacerlo a través de
un trabajo personal y profundo, reconociendo cuando estas emociones afloren a
la superficie. Es allí cuando otros factores como la consciencia, la honestidad
y el respeto intervienen apoyando la relacion.
5.- Respeto por el otro. Ya hemos
hablado de lo importante que es darnos cuenta que el otro tiene su propio
proceso, y entender que muchas cosas que suceden no tienen que ver conmigo sino
con la forma como el otro aprendió a verlo.
Aquí interviene la madurez de entender que ese proceso lo debe manejar
el mismo, quizás ayudado, quizás no. Saber
estar allí, dispuesto a pesar de que el otro no lo solicite, es una muestra de
ese respeto. Muchas veces no entendemos lo necesario de los espacios de soledad,
creemos que esos espacios nos alejan, pero todo lo contrario, son parte de
nuestra forma operar. Si convivo contigo, también lo hago con quien tú eres y
con el significado que las cosas tienen para ti.
6.- Impermanencia. Todo pasa; esto también
pasará. Cuando entendemos que una de las cosas fundamentales de la vida, el
cambio, está presente en las relaciones, nos damos cuenta de que nada
permanece. Ni una alegría, o un disgusto, una rabia, un logro, una pena,
etc. Dependiendo del significado de la relación,
hay cosas que podemos dejar pasar, y otras que no. Hay cosas que debemos
entender que estarán allí, porque alguna de las partes no tiene la madurez para
soltarlo. En ese caso, conviene preguntarse ¿cómo afecta la relación?
7.- Integridad. A pesar de que los
valores y creencias sean juicios que podemos cambiar, no es posible que vivamos
en una situación en donde sintamos que no hay integridad. Si mi socio es deshonesto, por ejemplo,
probablemente trabajaré con él, pero esto me hará sentir incómodo. En este
caso, lo mejor es soltar. Nuestros valores pueden cambiar, si y solo si
nosotros lo decidimos y asumimos la responsabilidad por ellos. Pero si no lo
hemos hecho, nos costara aceptar comportamientos que enfrenten nuestros
valores. Alguien me contó una vez que tenía
una pareja de quien sabia estaba sustrayendo material de una oficina. Le pregunté
¿Cómo te sientes tú? Me dijo que se sentía incomoda, y que a pesar de que se lo
había dicho, esta persona no le daba mayor importancia al hecho. Le pregunte: ¿Qué
te dice tu corazón? Su respuesta fue: No me gusta. Al poco tiempo, esa situación llevo a la
ruptura con la pareja, y posteriormente, la otra persona fue descubierta y
despedida de esa oficina sin mayores derechos. Seamos íntegros con nuestra
manera de pensar. Hay valores que son intrínsecos a nuestro ser y que debemos
respetar para sentirnos cómodos. Si el otro no lo hace, pues simplemente no nos
está reconociendo como un legítimo otro.
8.- Planes en común. Una relación sin
un plan es una relación sin futuro. Sea la que sea. Desde una relación entre
amigos, en donde estudiamos, jugamos, salimos, compartimos, etc., a una relación
social en donde alimentamos parte de nuestro crecimiento cultivando la relación.
Cuando las relaciones dejan de tener objeto, simplemente se marchitan. Pero es importante reconocer que los planes
implican atención y esfuerzo por alcanzarlo, y de alguna manera ese compromiso
es de ambas partes.
9.- Deja que tu corazón te guíe. Aunque
no lo creamos, nuestro corazón es como una brújula que nos orienta por el camino
apropiado. Cuando escogemos un colega con quien trabajar lo hacemos desde el corazón,
y le damos nombres, me cae simpático, es trabajador, está preparado, es
excelente compañero, etc. Esas son justificaciones que tu mente elabora para explicar
por qué tu corazón tomó esa decisión. De
la misma forma, cuando tu corazón te diga, por allí no es, simplemente recoge
las amarras y sigue tu camino, aunque duela, pero es en tu beneficio. Tarde o
temprano te darás cuenta.
10.- Compromiso. Toda relación poderosa
está llena de compromisos. La palabra en inglés es “commitment”, que significa determinación,
promesa, certeza, involucramiento. No es lo mismo el compromiso de la gallina
con el desayuno que el compromiso del cerdo. La gallina pone los huevos que forman parte
del desayuno, pero el cerdo pone el jamón. La gallina está comprometida, pero
el cerdo está involucrado. Una relación necesita de involucramiento para que
tenga sentido. De otra manera podemos establecer acuerdos para colaborar
mutuamente, y posiblemente la relación funcionara por un tiempo, pero nunca será
una relación poderosa.
Las relaciones poderosas pueden
convertirse en incondicionales con el tiempo. En una relación de ese tipo es
importante estar involucrado en la misma. A veces la ceguera del enamoramiento
nos hace creer que eso es lo que está sucediendo en la relación, pero cuando
dejamos que el tiempo pase, nos damos cuenta de que el enamoramiento se
desvanece y solo queda la relación, que puede ser pesada o no dependiendo del
empeño que nosotros asumamos en la misma.
No hay relaciones imposibles. Con
trabajo y compromiso, muchas de ellas salen adelante. Si abrimos espacios de comunicación,
es muy posible que consigamos llegar a acuerdos que beneficien a ambas partes. Tener
relaciones saludables es nuestra responsabilidad, ya que las relaciones
saludables garantizan una vida equilibrada.
PREGUNTAS.
De lo que hemos conversado:
1. ¿Algo te hace sentido?
2. ¿Cómo son tus relaciones?
3. ¿Podemos decir que tienes relaciones poderosas?
4. ¿Qué faltaría para llevarlas a ese nivel?
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