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miércoles, 7 de septiembre de 2022

SOLTAR EL APEGO EMOCIONAL

 



SOLTAR EL APEGO EMOCIONAL

 

En nuestro programa de Radio, estuvimos conversando acerca del apego emocional y como nos afecta. Para ello trajimos una pequeña historia que sirvió de ilustración al tema que queremos tratar. A continuación, del libro Relatos Eternos, de José María Doria.

 

 

SOLTAR LA CUERDA

 

Tshunulama era una muchacha que sentía su corazón esclavizado por una relación de amor. Y por más lágrimas que sus ojos derramaban, y por más que su mente le decía que tenía que soltar y nacer a la verdadera independencia, su corazón no sabía cómo salir del torturador apego que padecía. Noche tras noche, tan solo experimentaba un recuerdo obsesivo de aquel ser ante el que se sentía ignorada y humillada.

 

Tshunulama estaba confusa y frustrada, cada vez comía menos y no mostraba verdadero interés por nada. Así pasaban las horas y los días, atrapada en temores e imágenes pasadas, mientras contemplaba el cielo del atardecer deseando que su vida terminara. Tshunulama sentía que se había convertido en una esclava del recuerdo, agarrada a una cuerda de su memoria que no podía soltar su mano aferrada. Soltar...tan sólo de pensarlo el miedo aterrador la invadía...

 

Un día aparentemente como otro cualquiera, soñó que saliendo de su corazón, aparecía ante su vista la imagen de un anciano de ojos profundos y de mirada familiar y sabia... Aquel anciano, dirigiéndose a ella pleno de ternura, le dijo:

 

“Basta, no temas, suelta la cuerda que ata tu vida y esclaviza tu alma.”

 

“No puedo, es que no puedo” -Respondió Tshunulama- “Me da miedo, caería, siento que me moriría... es superior a mí”...

 

“No es así”. Contestó él. “Desde que tu corazón se siente esclavo, has dejado de vivir tu propia vida. Tú eres capaz de soltar Tshunulama, cuando así lo hagas, tú sabes en lo más profundo de ti que sentirás un gozo muy intenso y la paz que mereces. Anda, comienza por soltar un dedo”

 

“No puedo”, decía ella. “No obstante, ¿podré hacerlo? ¿Será seguro? ¿Tengo el coraje suficiente? Se preguntaba en pleno conflicto. De pronto, aprovechando una brisa de esperanza, soltó un dedo y aceptó el riesgo... Al momento, se sintió aliviada al ver que no caía, ni nada terrible sucedía, sino que por el contrario una sensación de libertad y paz acariciaban su alma... Pero, ¿sería posible mantener aquella paz y felicidad? se preguntaba comenzando a sentir las sombras de las emociones y ataduras viejas... 

 

“Confía en mí, le dijo el anciano, respira hondo y mira en tu interior”...

 

Tshunulama siguiendo sus indicaciones sintió que podía ver con claridad sus miedos, y con una serenidad inusitada contempló a las partes más ruidosas de su mente proclamando que soltar más la cuerda sería una locura... voces asustadas que le advertían que el hecho de soltar iba en contra de todo lo que había hasta entonces deseado e incluso aprendido... Sentía que si soltaba, lo que en realidad, le esperaba era un oscuro abismo de desamor y soledad.

 

¿”Deseo realmente la libertad y la autonomía como para arriesgar lo que tanto aprecio”? Se decía. ¿”Cómo puedo estar segura de que no caeré”? Tshunulama respirando profundamente, comenzó a explorar sus miedos y sus deseos ¿Qué era realmente lo que quería de la vida? ¿Cuáles eran sus verdaderos propósitos? ¿Para qué había nacido? Sin darse casi cuenta, su mente se ensanchaba...

 

Poco a poco, comenzó a sentir sus dedos más sueltos y conforme permitía que algo muy profundo aflojara su mano aferrada, también una corriente de paz y renacimiento brotaba en su alma...

 

Ya tan sólo quedaba un dedo asido fuertemente a la cuerda que la esclavizaba... una parte de ella le decía que ya debía haberse caído a ese abismo que tanto temía... sabía que soltar ese último dedo era algo que dependía exclusivamente de ella... intuía que sus miedos eran tan sólo fantasmas de su mente, recuerdos de viejas pérdidas, memorias de antiguas heridas que se agolpaban y confundían su cabeza.

 

Confiando en su intuición, aflojó el último dedo y, de pronto, observó que nada sucedía... comprobó que permanecía exactamente donde estaba... y entonces se dio cuenta atónita que había estado todo el tiempo sobre el suelo... todos sus miedos tan sólo habían sido vividos en su mente... podía salir, abrir puertas y ventanas, sentir el horizonte y respirar la fuerza de la vida que en su interior ya circulaba. Todo el Universo renacía en el rostro sonriente de una nueva Tshunulama.

 

Su corazón era libre y ya podía aprender a sentir qué era el verdadero amor y libertad que intuía su alma.


 

ALGUNAS IDEAS:

 

Cuando tenemos estos apegos emocionales, somos esclavos de nuestros pensamientos, que no permiten que liberemos los miedos y las dudas.  Tenemos tanto miedo de soltar, que se convierte en una atadura difícil de separar.  Lamentablemente, este vínculo nos conduce al sufrimiento, ya que mentalmente nos deja pegados a esa situación.

 

Cuando finalmente entendemos que tenemos el poder de liberarnos de esos miedos, que no pasa nada, y además, que la vida cambia por completo, es entonces cuando entendemos que estuvimos atados a una ilusión que nos mantuvo presos innecesariamente.

 

1.    ¿Qué es el apego? ¿Dónde reside? ¿a qué nos apegamos? Normalmente siempre vamos a encontrar que estamos atados a una manera de pensar que no nos permite avanzar.
2.    ¿Cómo podemos manejarlo? Podemos preguntarnos honestamente, ¿qué es lo peor que puede pasarnos si soltamos? Si somos capaces de ver ese miedo y lo que genera en nosotros, seremos capaces de seguir adelante.
3.    ¿Soltar el apego es como un duelo? Más bien es una liberación. Es una idea que hemos atesorado durante mucho tiempo, y que deja de tener utilidad. Desaparece. Podemos estar apegados a lo que creemos que somos, a un amor imposible, a un sueño inalcanzable, etc.
4.    ¿Cómo reconocemos que estamos apegados? En estos casos, hay un sufrimiento que nos mantiene pegados a esa sensación.
5.    ¿Somos conscientes del apego? No necesariamente. Puede incluso formar parte de una creencia profundamente arraigada en cada uno de nosotros.
6.    ¿El apego conduce al sufrimiento? Sin lugar a dudas.
7.    ¿Dónde está el sufrimiento? Solo se encuentra en nuestra mente.
8.    ¿Cómo podemos liberarnos del apego? Reconociendo que está presente, que nos limita, y que hay más posibilidades sin él, que con él.
9.    ¿Qué podemos hacer para soltarlo? En primer lugar, reconocerlo. Cuando lo hayamos hecho, lo que nos queda es liberarnos del apego. Quizás no podemos ver que lo tenemos, incluso puede ser una adicción muy fuerte que no sabemos de donde proviene. En ese caso debemos buscar ayuda.
10.  ¿Nos comprometemos cuando estamos apegados? No deberíamos hacerlo, ya que no vamos a tener una relación sana con el objeto del apego.
11.  ¿Qué relación tiene el apego con el miedo? Están indisolublemente conectados. El apego nos hace sentir la amenaza de la ausencia.

 

Mantenernos atados a una persona, un trabajo, una idea, a un pensamiento, a un juicio, a una creencia, etc., consumen una enorme cantidad de energía, y además nos mantiene en un continuo estado de sufrimiento que debilita nuestras defensas, nuestro cuerpo. Sólo por un momento imaginemos el poder que pudiéramos tener si elimináramos nuestros apegos, y empleáramos esa energía para tener una vida plena y satisfactoria.

 

Te invito a liberarte de tus apegos y creencias limitantes. Si no sabes cómo, simplemente pregúntame.

 

 

CONTACTO

 

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sábado, 30 de julio de 2022

¿Que es lo que te limita?

 




¿Qué es lo que te limita?

 

A veces nos preguntamos: ¿Qué nos sucede? ¿Qué nos impide alcanzar nuestros sueños?

 

Muchas veces no entendemos que el único responsable de esas limitaciones somos nosotros mismos, por diferentes causas:

·         Tenemos miedo a ser felices.

·         Tenemos miedo al cambio.

·         Tenemos miedo al éxito.

·         O también, saboteamos nuestros sueños.

 

Hemos hablado en otras ocasiones de nuestra zona de confort. Y esa zona de confort es ese espacio en el cual nos sentimos cómodos, estamos tranquilos porque pensamos que nada nos puede suceder en ese espacio.  Es como una zona de seguridad en donde sabemos todo lo que nos sucede, y no vamos a ponernos a prueba. De allí el miedo al cambio. Nos sentimos confortables, y cualquier cambio implicaría asumir nuestra responsabilidad por el mismo y enfrentarnos a lo desconocido.  Aunque a veces, eso que desconocemos puede ser aún más cómodo, placentero y lleno de posibilidades, que este espacio desde el cual no queremos salir.

 

Cuantas veces no hemos postergado una decisión, porque creemos o sentimos que no queremos arriesgarnos. Nos sentimos amenazados ante el cambio, y creemos que es mejor permanecer en nuestro espacio conocido. Sin embargo, tenemos todo lo que hace falta para poder dar ese salto, y lo único que nos falta es ese pedacito de confianza, que quizás es un aprendizaje del pasado, que impide que nos movamos en la dirección apropiada.

 

En esos casos, nos saboteamos innecesariamente ya sea porque creemos que nos somos capaces, o que no lo merecemos.  En cualquiera de los casos, detrás de eso se encuentra una creencia que no nos permite avanzar, y es la que tenemos que descubrir.

 

Aquí nos damos cuenta que podemos perseguir el éxito, pero nunca alcanzarlo, ya que nos auto saboteamos por algo que aprendimos en algún momento.

 

¿Qué podemos hacer?

 

Lo que está claro es que debemos llevar ese aprendizaje a nuestra consciencia a fin de que podamos resolver la situación. Darnos cuenta de qué nos impide avanzar y por qué. Tomar las medidas y  decisiones necesarias para avanzar.

 

De la misma forma, el miedo a ser feliz; sentimos que no lo merecemos, que no somos dignos, que tenemos que sacrificarnos para alcanzar algo, o que eso que deseamos no es para nosotros.  Cuantas veces no nos ha sucedido que damos un paso atrás por esa supuesta seguridad.

 

Caso de ejemplo.

 

Una vez un cliente de nombre Emilio, vino a consulta porque me indicó que tenía que tomar una decisión, pero sentía que le costaba mucho hacerlo, y quería que le ayudara.  Entonces:

E: Quiero saber qué es lo que me impide avanzar. Hay una posible promoción en mi área de trabajo, sin embargo, siento que no podré con ella. Que no seré lo suficientemente bueno como para aceptarla. Y constantemente estoy buscando excusas para evitar enviar los documentos a mi jefe y postularme al nuevo cargo.

C: Qué te hace pensar que no puedes con la promoción? Qué te limita?

E: No lo sé. Me siento inseguro.

C: De donde viene esa inseguridad?

E: Es que a veces creo que no puedo alcanzar lo que quiero?

C: Dices que crees que no puedes alcanzar lo que quieres. Cuando aprendiste esa creencia?

E: Bueno, fue hace tiempo, me costaba hacer ciertas cosas en el colegio, y tenía que pedir ayuda para lograrlo.

C: Quien te ayudaba?

E: Era mi madre.

C: Como te ayudaba?

E: Ella se preocupaba porque yo saliera bien en la escuela, y se sentaba a hacer las tareas conmigo, e incluso a veces las hacía por mí.

C: Y eso lo hizo siempre?

E: Como es eso de siempre?

C: Entiendo que eres un profesional. Eres administrador. Pregunto si ella siempre te hizo las tareas, incluso en la Universidad.

E: No, por supuesto que no.

C: Entonces no lo hizo siempre. Y como te pudiste graduar si ella no te ayudo a hacer las tareas?

Emilio se queda pensando por un rato.

E: Tienes razón, no me había dado cuenta. Uso esa excusa como una muletilla para no atreverme.

C: Que sientes ahora?

E: No tengo duda de que puedo tener esa promoción. Soy la persona con más méritos para alcanzarla. He hecho todo lo necesario para estar en esa posición. Me la merezco. Sin duda, entregare esos documentos esta misma tarde. No esperare más.

(Para proteger la identidad y confidencialidad de la situación, hemos inventado un nombre a nuestro cliente y resumido su proceso de cambio).

 

La diferencia entre atreverte y no hacerlo, está en que no sabes lo que puede suceder. En el caso de Emilio, entrego los documentos y al poco tiempo fue nombrado Jefe del Área en cuestión, y su desempeño fue admirable. Lo único que lo separaba de sus sueños era su miedo a lograrlo.

 

Y eso nos pasa a todos. Inclusive no nos atrevemos a contratar una sesión de Coaching, porque no sabemos con qué nos vamos a encontrar. Quizás sea la mejor experiencia de tu vida, cuando puedas generar aprendizajes más poderosos que generen en ti más posibilidades de crecimiento y desarrollo. ¿Qué te impide hacerlo?

 

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viernes, 1 de julio de 2022

DESPEDIDA BAJO LOS MANGOS

 




DESPEDIDA BAJO LOS MANGOS

 

Cuando Aurora se despidió de su hermana en el puerto de Gijón sabía que pasarían muchos años antes de volver a verla. Mientras agitaba el pañuelo frente al inmenso barco con rumbo a Caracas, un sentimiento difuso de vacío le hizo comprender que aquello no era un simple adiós, que los ojos aguados por la incertidumbre de la separación tardarían años, probablemente décadas, en volver a ver la imagen de su pequeña Filo. “Quizá cuando vuelva a verla –pensó Aurora en ese momento-, nuestros cabellos sean tan blancos como los de la abuela.”

 

En aquellos años una carretera tortuosa de apenas veinte kilómetros separaba el puerto de su casa. A pesar de esta distancia, el trayecto de regreso le pareció eterno. En cada parada se bajaban y subían pasajeros a los que miraba con acusación por retrasar la llegada a su casa. Ella ansiaba llegar para encerrarse en la habitación más apartada de la casa de comidas, y llorar lejos de la gente y de esas curiosas beatas que deseaban apoyarla rezando por el buen destino de su hermana en el nuevo continente. Aurora sabía que Filo estaría mejor en Venezuela que en España, ajena al miedo imperante de la posguerra. Además, su cuñado podría recuperar la dignidad y el derecho a trabajar como perito mercantil, algo que aquí le habían negado sin explicaciones ni concesiones.

 

Los años pasaron y Aurora fue creando con Ramo, otra de sus hermanas, un hogar alrededor de El Colón, la vieja casa de comidas frente al parque del pueblo en la que todos los martes cerraban tratos los visitantes del mercado local. Entre aquellas cartas que nunca dejaron de llegar de Caracas, un día Filo anunció a sus hermanas su primer embarazo; y luego el nacimiento de la niña, Elena; más tarde llego al mundo Manuel Antonio: y la niña comenzó el colegio, comulgó, fue al instituto y, a pesar de las huelgas en el país, logro recibirse en la Universidad de Caracas. El niño estudio arte y se casó, y se fue a buscar una vida mejor en Miami, y allí tuvo un hijo, el pequeño Juan. Y según las líneas de la vida un día murió Manuel, el esposo noble. Y Filo se quedó allí, con su hija al otro lado del océano.

 

A pesar de lo que decía la perfecta caligrafía de sus cartas, Aurora sabía que su hermana le tenía terror al avión y no creía posible, ni siquiera en sueños, que llegase a plantearse el regreso a España. La vida siguió su rumbo sin contratiempos en la antigua casona sobre El Colón, hasta que, poco a poco, Ramo fue permitiendo que su vida se apagase y, velada por una monja clarisa, una mañana se dejó morir. Quizás entonces, por primera vez, Aurora pensó que no tenía sentido continuar así, sola y separada de su hermana Filo, pero no quiso escuchar las propuestas de su sobrina Elena para llevársela a Caracas.

 

Los años fueron dejando huellas y Aurora sufrió algunos ataques de salud, algunos leves y otros los suficientemente graves como para dañar su corazón y dejarla sentada en una silla de ruedas. Quizás entonces, intuyendo que debería ser ella la que tendría que dar el paso si quería volver a ver a su hermana Filo, llamó a su sobrina para decirle que quería viajar a Caracas. Tras las oportunas revisiones y chequeos médicos, el cardiólogo aseguro no temer por su vida. Era consciente de que su paciente superaba los ochenta años, que viajaría inválida y sedada, pero sabía que la imagen de su hermana era suficiente para avivar una fuerza motivacional capaz de impulsar su organismo hasta llegar al destino.

 

Durmió durante casi todo el trayecto y al llegar a la casa caraqueña, Elena empujo la silla de ruedas de su tía hasta el jardín en el que estaba esperándolas Filo. La mirada entre las dos hermanas fue profunda y enigmática, y nadie podrá saber si se miraron para reconocerse así, ancianas, o se vieron como dos jovencitas que hace casi sesenta años se despidieron en el puerto de Gijón. Hablaron, rieron, discutieron, recordaron durante horas su breve vida en común y su amplia vida en la distancia. A pesar de las quejas por el calor, Aurora había recuperado la salud hasta tal punto que solamente sus dosis de medicamentos le recordaban las molestias cotidianas que sufría en España antes de partir.

 

Apuraban el anochecer hablando y madrugaban con la ansiedad del que no quiere perder un minuto del día porque sabe que tiene pendientes muchas actividades, hasta que una mañana, cuando ya habían departido sobre sus pasados y presentes, cuando tenían la sensación de que, en el fondo, no había pasado el tiempo porque hablaban como cuando eran adolescentes, Aurora cerro los ojos y falleció en su silla protegida del sol caribeño por una hilera de mangos.

Tomado del libro: Las Claves de la Motivación de Antonio Blanco Prieto.

 

 

COMENTARIOS


Desde comienzos de su existencia, el hombre ha sido un ser nómada, que se mueve en manadas.  Es por eso que la experiencia de emigración ha existido a lo largo de la historia. Sin embargo, y en los últimos dos siglos, los catalizadores de estos movimientos migratorios han sido los conflictos políticos y las guerras, que han generado que los seres humanos se desplacen a otros lugares del planeta en búsqueda de tranquilidad y posibilidades de progreso.

 

La historia nos cuenta la migración de Filo y su esposo, como consecuencia de la guerra civil española, a un país del otro lado del océano, Venezuela. Y cómo a lo largo de más de sesenta años, a pesar de mantener contacto constante, no se pudieron reencontrar hasta que su hermana Aurora toma valientemente, y ya en el ocaso de su vida, la decisión de reunirse con su hermana para compartir sus últimos momentos.

 

Narra el encuentro y las historias infinitas que habían acumulado a lo largo de sesenta años de ausencia. Y rescato un bello pasaje que dice: “La mirada entre las dos hermanas fue profunda y enigmática, y nadie podrá saber si se miraron para reconocerse así, ancianas, o se vieron como dos jovencitas que hace casi sesenta años se despidieron en el puerto de Gijón.”

 

Soy hijo de un inmigrante italiano, que vino a Caracas empujado por la guerra en busca de nuevos horizontes. Desde que llegó hizo todo lo posible por salir adelante, aun cuando en algunos momentos fue doblegado por las circunstancias. Sin embargo, nunca cedió en su propósito de avanzar.  Y aunque fuera difícil siempre hizo lo necesario para cuidar a su familia.  Recuerdo algunas situaciones duras que le tocó vivir, como cuando fallecieron su madre y su padre en Italia; fui testigo silencioso de sus lágrimas y su tristeza. Los tuvo que llorar a la distancia y en el tiempo, porque no había manera de comunicarse con su familia. La última vez que vio a sus padres, fue cuando salió de su pueblo lleno de sueños e ilusiones. Se enteró por cartas que le llegaron a través de los amigos, semanas después de que había sucedido.  A lo largo de mi vida vi el esfuerzo de mi padre por salir adelante en esta tierra desconocida, que abrazó como si fuera suya. Siempre con la esperanza de reencontrarse nuevamente con la familia en algún momento futuro.  Muchas veces lo acompañaba a escuchar las historias de otros paisanos, más afortunados, que traían detalles de sus visitas a su pueblo.  Siempre con emoción y alegría se sentía involucrado en cada una de esas historias.  Trabajó mucho, hasta que finalmente logró hacer el esfuerzo necesario para viajar con toda su familia, porque no quería dejar a nadie atrás en esa experiencia del reencuentro.

 

Fui testigo del encuentro entre mi padre y sus hermanos, 28 años después de la partida de mi padre de su tierra. Cuando finalmente sucedió, las conversaciones entre mi padre y sus hermanos eran eternas, tenían tantas cosas que contarse que 24 horas eran insuficientes para ponerse al día.  Recuerdo que mi padre me dijo una vez, que un extranjero siempre es un extranjero, tanto en su propio país como en el exterior. Y se daba cuenta de eso, estando en esa tierra que lo vio nacer, pero con la mirada puesta en aquella tierra que abrazó para siempre. Y pudo regresar una vez más, unos años antes de morir, pero ya no se sentía italiano. Se sentía venezolano como el que más, y murió en esta tierra que tanto quiso, al lado de la familia que formó.

 

Nunca antes me había planteado emigrar hasta hace poco, porque conviví con la profunda herida del inmigrante.  Una herida que deja una profunda tristeza y soledad en quien la sufre, y que sin quererlo, también te la transmite.  Mi padre no vino a aprovecharse de estas tierras, vino a trabajar. Y se superó; desde que llegó puso sus manos, su conocimiento y sus habilidades al servicio de esta tierra, de la que se sentía orgulloso.  Tuvo el coraje de superar sus miedos, el idioma y enfrentar con optimismo todo lo que le toco vivir. Fue un ejemplo de superación para nosotros sus hijos.

 

Sin embargo, en esta nueva era la emigración a veces es una solución. En mi caso, ya mi familia cercana ha emigrado, buscando calidad de vida y seguridad.  La calidad de vida que nuestro país le ofrece a los profesionales es pésima, en comparación con la que pueden encontrar en otros países en donde si valoran su trabajo.  Entiendo perfectamente su deseo de emigrar en búsqueda de nuevos horizontes.  Por otro lado, es cierto que no es lo mismo emigrar a los 30 años, que emigrar después de los 60 años. Estamos hablando de situaciones completamente distintas. Y como siempre he dicho, uno conoce muy bien a su país, y siempre habrá alguna mano dispuesta a ayudarte en cualquier trance que te toque vivir.

 

Emigrar es siempre un duelo, tanto para el que se va como para el que se queda.  Y quizás lo único que nos queda es resignarnos a vivir con compasión y agradecimiento cada etapa que nos toca vivir. La vida es un eterno aprendizaje desde que llegamos hasta que nos toque salir de este plano. Somos unos viajeros incansables en este universo de experiencias.

 

Si algo de esta historia o comentarios resonó contigo, puedes contactarnos o dejarnos un mensaje. Gracias

 

CONTACTO

 

En Coaching-Negocios, estamos para apoyarte en tu crecimiento, desarrollo personal u organizacional, ayudándote a generar los cambios que necesitas, agregarle valor a tu vida y a tu negocio, ayudándote a alcanzar tu máximo potencial. Hacemos consultas en forma presencial o en línea. Nos adaptamos a tus horarios, para trabajar el tema que te interese.  Contáctanos vía correo a coachingnegocios1@gmail.com. También puedes escucharnos, los martes de 9:00 am a 10 am, por Radio Capital 710 AM (www.radiocapital710.com).  Puedes seguir mis cuentas de Instagram @coaching.negocios, twitter @cyber_negocios,  y próximamente la página web www.coaching-negocios.com.


miércoles, 22 de junio de 2022

EL NUEVO CONSUMIDOR

 




EL NUEVO CONSUMIDOR

 

Para nadie es un secreto que los cambios que están sucediendo en el mundo, han generado enormes retos en toda la sociedad.  Desde finales del siglo pasado, resultado de la aparición de los computadores personales, la automatización y posteriormente del internet, se dio paso a una revolución de la información que crece a pasos agigantados. De la misma forma, el abaratamiento de los equipos, la disponibilidad de los mismos y la generación de aplicaciones que permiten un contacto más cercano entre los individuos han generado una nueva manera de ver el mundo.

 

Hay quien habla de un cambio generacional. Ciertamente, no se puede negar que hay una generación que ha disfrutado de ese desarrollo de la telemática, pero el impacto de esta nueva tecnología ha generado nuevas formas de pensar, conectarse, comunicarse y diferentes costumbres en la sociedad.

 

No hay duda que hay países que están avanzados en estos temas, y otros que debido a una pésima infraestructura están atrasados en el desarrollo de esas habilidades. Sin embargo, no se puede negar que la transformación digital ha cambiado la faz del mundo, e inclusive la forma de hacer negocios. Me atrevo a decir que, inclusive, va a generar en poco tiempo un cambio social importante.

 

La verdadera democratización de la información sucede cuando cualquier individuo puede tener acceso a la misma sin importar el lugar donde se encuentre. Por supuesto, existen intereses que no desean que esta democratización tenga lugar, ya que no podrían mantener sus esquemas de dominación. Tenemos el claro ejemplo de China, que a pesar de su desarrollo y crecimiento tecnológico, se empeña en controlar los contenidos que circulan en la red, limitando la libertad de la información.  Como siempre digo, no hay nada más poderoso que una idea, y a esas ideas les temen los gobiernos totalitarios.

 

Hoy día cualquier persona con habilidades puede crear contenidos. Se estima que hay más de 2.000.000.000.000 de páginas web en el mundo. Posiblemente muchas de ellas están desactualizadas o no funcionan. Pero el número de posibilidades es impresionante. Hoy somos consumidores de información en línea. Por consiguiente, tenemos una sociedad mucho más preparada que antes.

 

Adicionalmente, la posibilidad de comunicación entre personas se ha convertido en algo muy sencillo. No solamente entre pares, sino también entre personas y compañías, en cualquier lugar del mundo. Desde cualquier lugar podemos emitir opiniones, generar consultas y esperar respuestas.

 

Esto genera un gran poder y una gran responsabilidad. El consumidor cuando va a tomar una decisión de compra se informa, evalúa, chequea y decide.  Si el resultado no es el esperado, es seguro que el reclamo será efectuado con rapidez.  El sueño de hace unas décadas de interactuar con el consumidor es prácticamente una realidad.  Tenemos un canal de comunicación abierto y el consumidor lo sabe.

 

Asimismo, el nuevo consumidor digital, además estar preparado, evalúa y decide lo que le parece más conveniente; está enfocado al disfrute del servicio, por lo tanto, el  consumidor paga es por la experiencia de compra. De allí, que muchas veces tengamos que explicar claramente desde el punto de vista emocional cual es la ventaja que genera el producto o servicio, y sin duda, esto tiene que ver con la emocionalidad de la experiencia subyacente.

 

Si bien antes solo se vendía el producto, ahora el producto está cada vez más asociado a un servicio, o muchas veces es solamente un servicio.  El servicio es una experiencia, muchas veces intangible, que depende de las expectativas del consumidor. Si eres capaz de ofrecer una experiencia novedosa, la emocionalidad apropiada y los resultados esperados, seguro tendrás éxito en lo que le ofreces al consumidor. En otro caso, probablemente deberás trabajar los puntos de quiebre.

 

Si antes hablábamos del modelo de las 5P, Producto, Precio, Plaza, Promoción, Personas, hoy en día estamos hablando de un modelo un poco más complejo y orientado del lado de la demanda, el modelo de las 4C que serían: Consumidor, Costo, Conveniencia, Comunicación a las que habría que añadir también Contenido, Comunidad y Conexión.

 

Aquí nos damos cuenta de que el enfoque se mueve desde el Producto al Consumidor, es decir, evaluamos cuales son las necesidades que tiene, y que podemos ofrecer para resolverlas. Lo importante ahora no es el producto o servicio, sino lo que el Consumidor espera obtener del mismo. Podemos afirmar con propiedad, que el consumidor es el Rey.

 

CONCLUSIONES

 

Por lo tanto, el Consumidor Digital es quien define lo que quiere, la experiencia que necesita, el valor que está dispuesto a pagar, y por supuesto la conveniencia del mismo.  Todo esto manejado con una buena comunicación, contenido que le permita crecer, formar parte de una comunidad y generar conexiones.

 

Sin duda que el consumidor de comienzos del siglo XXI es muy diferente a los pasados consumidores. Y las circunstancias no han hecho más que acelerar ese cambio. De hecho, la pandemia fue un catalizador del cambio, ya que generó la necesidad de trabajar usando la red, y evitando la presencialidad. Ya no nos resulta extraño hablar de virtualidad, y de conexión en un mundo cada vez más interconectado.

 

Adicionalmente, la globalización y la facilidad que existe en poder conectarse con y desde cualquier lugar del mundo hace que las comunicaciones hoy sean más fluidas. Esta misma globalización ha generado por un lado beneficios al estimular esta explosión telemática, pero indudablemente generara conflictos cuando  los líderes sean exigidos con respuestas adecuadas a las exigencias de los consumidores.

 

Sin duda, hay un cambio social que se está gestando desde hace tiempo, y es muy probable que asistamos al nacimiento de un nuevo orden político en poco tiempo. Aquellos que sean capaces de entenderlo, tendrán la posibilidad de generar las respuestas necesarias y aprovechar la situación que sin duda alguna cambiara el paradigma de la gobernanza. Así como tenemos un consumidor digital exigente, el votante digital también generara enormes transformaciones en un mundo por venir.

 

CONTACTO

 

Si este tema te interesó, en Coaching Digital, estamos para apoyarte en tu crecimiento, desarrollo personal u organizacional, ayudándote a generar los cambios que necesitas, agregarle valor a tu vida y a tu negocio, empoderándote hasta alcanzar tu máximo potencial. Hacemos consultas en forma presencial o en línea. Nos adaptamos a tus horarios, para trabajar el tema que te interese.  Contáctanos vía correo a fdelisau@gmail.com, o por mi celular whatsapp +58-424-3306767. Puedes escucharnos, los martes de 9:00 am a 10 am, por Radio Capital 710 AM (www.radiocapital710.com).  También puedes seguir mis cuentas de Instagram @sincrosinergia y @coaching.ideas, y en twitter @cyber_negocios.


CONVERSACIONES NECESARIAS

 


CONVERSACIONES NECESARIAS

 

¿Qué conversaciones te hace falta tener? ¿Sientes que tu comunicación no es efectiva? ¿Sientes que no te escuchan? ¿Cómo están tus negociaciones con los demás? ¿No cumplen lo que prometen, o tú no cumples lo que prometes? ¿Qué sucede?

 

A veces nos pasa que nos sentimos aislados del resto, porque nuestras conversaciones no son efectivas. ¿A qué se debe esto? Simplemente a que no manejamos apropiadamente el proceso de la comunicación.

 

COMUNICACIÓN ARISTOTÉLICA


Desde hace tiempo se nos ha enseñado que para que exista comunicación debe haber dos elementos activos. El emisor y el receptor.  Pareciera que en este tipo de comunicación, por cierto muy simple, el receptor entiende todo lo que el emisor le envía, y el emisor comunica sin problemas todo lo que desea. Ese modelo se conoce como la comunicación aristotélica. Pero la situación no es tan sencilla.

 


Realmente cada canal puede emitir y recibir mensajes, y cuando alguien se comunica con otra persona, pueden suceder muchas cosas. En primer lugar y desde el punto de vista del receptor. ¿Qué me están diciendo? ¿Qué oigo? ¿Qué escucho? No es lo mismo oír, que escuchar. La escucha consciente tiene que ver con los sentidos, con la emoción que se transmite, con entender lo que quiere decir el otro, con la verificación apropiada. Debo ser capaz de escuchar no solo con mis oídos, sino con todos mis sentidos. Es decir, debo estar involucrado en la escucha, prestando atención consciente a lo que me quiere decir el emisor.

 

Por otro lado, el emisor debe ser consciente de qué es lo que quiere transmitir, y como debe hacerlo. Dónde debe colocar la atención, el énfasis, la preocupación, y si es posible preparar el discurso para que el otro lo reciba apropiadamente.  Y por supuesto, verificar si lo que el otro escucha es lo que él realmente quiere decir. La conversación es un instrumento para generar acciones, y como tal debe ser capaz de producir resultados. También la conversación puede crear nuevas posibilidades o incluso originar otras nuevas.

 

Por lo tanto, es en ese momento, y solo en ese momento que podemos decir que existe una comunicación apropiada, ya que ambos se están relacionando desde la atención consciente, entendiendo el punto de vista del otro y sus necesidades, y generando nuevas acciones o posibilidades.


TIPOS DE CONVERSACIONES 




De la misma manera, las conversaciones pueden establecer compromisos, fijar fechas de cumplimiento, establecer metas, y asumir responsabilidades. Aprender a hacer peticiones u ofertas en las cuales solicitamos u ofrecemos algo que nos interesa de parte del otro. En el momento en que exista un SI, se genera una promesa. Y por supuesto, cuando se genera una promesa, esperamos que la otra parte cumpla con ella y que todo llegue a feliz término.  De hecho establecemos esa promesa, basados en la confianza que tenemos al otro.


 Y ¿qué pasa cuando se incumple la promesa?, por la razón que sea, entonces nos toca desarrollar un proceso de negociación para exigir que la misma se cumpla. Si se satisface, logramos los resultados esperados, a pesar del retraso. Si no se cumple, es posible que la pérdida de confianza genere un inconveniente en la relación.


CONVERSACIONES DIFÍCILES


Una conversación puede ser difícil de manejar cuando queremos hablar de algo personal, o de algo que nos molesta. Y eso se debe, probablemente, por las emociones que están involucradas. ¿Qué podemos hacer entonces? Preparar nuestra conversación apropiadamente, para poder decir lo que nos preocupa, sin dejarnos arrastrar por la emoción que nos afecta. Sin embargo, debemos entender que toda conversación es necesaria y su objetivo es crear puentes, en lugar de dejar que las barreras se apoderen del proceso.


CONCLUSIÓN


Trabajar nuestras conversaciones y nuestra escucha nos acerca al éxito. Vivimos en un mundo lleno de personas ávidas de comunicarse y entender lo que quiere el otro. No logramos nada con el modelo aristotélico, ya que además de obsoleto es irreal.  Nos toca practicar y desarrollar nuestras habilidades para mejorar definitivamente nuestras conversaciones en todos nuestros dominios; con la pareja, en la familia, con nuestros padres, los amigos, en el trabajo, con el equipo, y en general en nuestra vida.

 

Este proceso se da por igual entre pares, que en grupos o equipos.  Por eso sigo haciendo la pregunta del comienzo, ¿Qué conversaciones te hace falta tener?

 

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