domingo, 4 de junio de 2023

COACHING ONTOLÓGICO - LO NATURAL ES EL CAMBIO

 




LO NATURAL ES EL CAMBIO.

 

Hablamos del cambio como un proceso que vemos a lo lejos. Pero el cambio es natural. Estamos inmersos en él. De hecho, podemos decir que vida es sinónimo de transformación constante.

 

Existe la ilusión de que la vida es estática cuando la observamos desde nuestra mente, creyendo que existe algún viso de permanencia. Pero mientras creemos que el cambio está detenido, nuestras células siguen naciendo, fluyendo y muriendo, moviéndose a lo largo del flujo sanguíneo, o en nuestro cuerpo linfático.  Todo depende del observador que decidimos ser, si estamos asociados o disociados de nuestro cuerpo. Cuando como observador, nos disociamos de nuestro cuerpo y de la realidad en la que estamos inmersos, podemos pensar que existe algo que dura por algún tiempo, lo cual definitivamente es una ilusión.  Cuando estamos asociados en el cuerpo, con lo que sucede, vamos cambiando moviéndonos en la corriente de la vida, sintiéndola cambiante y retadora. Nos asociamos con la respiración, al reconocer ese espacio de vida que nos pertenece y al conectarnos con lo que nos rodea a través de la inhalación y la exhalación. Nos disociamos al vernos alejados del cuerpo, desde lo que pretende ser nuestra torre de control, es decir, nuestra mente.

 


Nunca dejamos de transformarnos.  Aceptar ese cambio es lo que nos lleva a admitir que somos polvo de estrellas y agua, mezclados en una argamasa flexible a lo largo del tiempo.

 

El tiempo, como dice el I-Ching es lo que necesita lo creativo para que sus ideas se conviertan en realidad.  También nos dice el Tao Te King que lo creativo se une a lo receptivo (el yang en el yin), para dar lugar entonces a todos los seres que componen la creación. Y como somos hijos de Dios, a su imagen y semejanza, tenemos la capacidad de crear, es decir, podemos generar nuevas posibilidades en nuestra vida con solo desearlo.  El poder de nuestros pensamientos es tal, que literalmente pueden mover montañas.  Lo importante no es lo que pensamos, sino el poder y la energía que le damos a lo que pensamos.

 

Durante la vida nos enfrentamos a amenazas externas e internas. A esas amenazas las llamamos noxas. Cuando son externas, pueden ser resultado de un accidente, un golpe, una caída, un ataque, etc. Sin embargo, existen también las noxas internas, que son nuestros pensamientos convertidos en emociones, que para sobrevivir, necesitan consumir la energía de los distintos órganos, generando desequilibrios en nuestro sistema, que lleva a estados energéticos que denominamos enfermedades, que nos hacen sentir diferente o mal. Debemos aprender a reconocer cuándo esos estados internos están afectando de manera que generan esas perturbaciones innecesarias.

 

En este último caso podemos repetir aquella frase que dice que: “lo que la mente calla, el cuerpo lo grita”. El cuerpo manifiesta aquello que no logramos expresar apropiadamente. ¿Cómo reconocemos lo que nos afecta? A través de dolores, tensiones, falta de movilidad, patologías, etc.

 


Es importante reconocer nuestro paso por las distintas etapas de nuestra vida. Algunas nos llenan de emociones positivas mientras que otras nos enfrentan a limitaciones que no queremos aceptar.  Pero parte de la vida, y sobretodo de la madurez, consiste en admitir que pasamos por distintas etapas, cada una con su debida importancia. 

 

Cuando el rio es joven está cerca de la fuente, es pequeño, su corriente es débil pero animada. Conforme va creciendo y llenándose de energía, se va convirtiendo en un rio con fuerza, caudaloso, capaz de cambiar la dirección por donde circula, siempre moviéndose hacia el mar. Cuando está a punto de desembocar, se convierte en un ancho rio, más suave, amplio y tranquilo listo a fundirse con el todo, que es su destino, para luego regresar a través de las nubes en un nuevo proceso de creación y muerte continuo, constante y cambiante.

 

Así somos nosotros. Haciendo un símil con el río, cuando somos jóvenes tenemos esa fuerza y el deseo inmenso de crecer, hacer y descubrir cosas que nos llenen, para pasar luego por una etapa en donde probamos muchas de ellas, reconocemos aquello que nos gusta, y luego avanzamos por el camino de la búsqueda de quiénes somos y a dónde vamos, buscando llenar nuestra vida de distintos valores, a los cuales cada uno, le conceda más importancia: el amor, el orgullo, la esperanza, la abundancia, la felicidad, etc.

 


Nuestro crecimiento y desarrollo tiene que ver con reconocer aquello que queremos alcanzar, se puede decir que sería nuestro propósito de vida, de acuerdo con lo que nos toca vivir, es decir, de acuerdo con el sentido de nuestra vida.

 

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