miércoles, 15 de marzo de 2023

HABLEMOS DE INTEGRIDAD

 



HABLEMOS DE INTEGRIDAD.

 

Tomamos la definición de Internet:


“Una persona íntegra es aquella que siempre hace lo correcto; que hace todo aquello que considera bueno para la misma sin afectar los intereses de otros individuos. La palabra integridad proviene del latín integrîtas, -ãtis​, pero el vocablo se deriva del adjetivo integer.


En este caso tomamos la idea: Una persona íntegra es aquella que siempre hace lo correcto. Tendríamos que preguntarnos, ¿Cuál es el significado de correcto para esa persona? Entonces, entraríamos en una discusión bizantina.

 

Digamos que lo correcto, es aquello que te hace sentir bien contigo mismo. Y es que la integridad, al igual que la ética, tiene que ver con hacer lo correcto y con el respeto del otro, tal como esperas que te traten a ti mismo.

 

¿Qué sucede cuando dejas de ser integro?

¿Quién sale afectado?

 

En estos casos cuando dejas de ser integro, el que sale afectado eres tú, ya que fuiste capaz de transigir tus valores por algo que puede representar una recompensa inmediata, pero que a la larga, puede traducirse en muchos inconvenientes.

 

Podemos entender, que la integridad tiene que ver, con el amor propio y el respeto que te tengas a ti mismo. Cuando dejas de ser íntegro, dejas de respetarte, lo cual significa que te menosprecias, y lo que es peor, eres capaz de perjudicarte innecesariamente.

 


Vivimos en una sociedad que ha transigido en muchos valores, lamentablemente. Muchos conceptos morales han pasado al desuso, y nos hemos convertido en cómplices de situaciones que no nos gustan, como resultado de la falta de integridad.

 

Queremos que todo sea rápido y fácil, vivimos apurados. El amor tiene que ser rápido, también las relaciones de pareja, la riqueza, el éxito, etc. Le damos importancia a palabras, como dinero, triunfos, dejando en entredicho otras importantes como amor, paz, tranquilidad.  Vivimos en una sociedad que intercambia valores por moneditas de oro; cuando jugamos ese juego, lamentablemente podemos salir muy lastimados.

 

Cuando dejamos de ser íntegros, y recordemos que esto tiene que ver con nuestro libre albedrío, nuestras decisiones, de cómo interpretamos las situaciones, estaremos sometidos a las consecuencias de la falta de integridad, que acabará afectándonos a nosotros mismos.

 

Por ejemplo, si todos roban, ¿eso justifica que yo robe? O más bien, de acuerdo a mis valores, ¿debería de alejarme? ¿Qué sucede si no lo hago? Si me hago la vista gorda. Lo más probable es que tarde o temprano, aunque no lo quiera, esa situación termine afectándome, en primer lugar, porque me convierte en alguien que no soy yo.  Si me hago la vista gorda cuando otros roban, no podré quejarme cuando me lo hagan a mí, ya que soy parte de ese sistema deshonesto.

 

La integridad tiene que ver conmigo, con hacer las cosas de forma correcta de acuerdo con mi interpretación. Pero esa interpretación afecta mi mirada, y como tal, puedes contagiar a otros y alcanzar un estado de bienestar, resultado de compartir ideas de beneficio mutuo, o un estado de malestar, cuando te identificas con situaciones que te pueden pasar factura. La decisión está en tus manos, en eso que llamamos libre albedrío.

 


Usamos doble rasero para tomar decisiones, y decimos que ciertas cosas se deben hacer de tal o cual manera, por ejemplo, somos complacientes con la corrupción, o con la falta de respeto a los demás, a los mayores o a los niños.  Pero exigimos que se nos respete nuestros derechos. ¿No les parece una posición completamente incoherente? Pues simplemente es así.

 

Por ejemplo, si no respeto a mi pareja, ¿puedo esperar respeto por parte de ella? ¿Qué sucedería si ella deja de ser integra? Al final, cuando te conviertes en lo que no eres, ¿Qué proyectas fuera de ti? Pues, lo que no eres.  Y, ¿quién va a reflejarte eso que no eres o no te gusta? La respuesta es: Aquellas personas que están más cerca de ti; tu pareja, tus padres, tus hijos, tus socios, tus amigos, etc. En otras palabras, vas a convertir tu vida en aquello que no quieres, que no eres, simplemente por no tener la valentía de tomar la decisión apropiada y mantener tu posición de integridad.

 

Otro ejemplo, nuestros políticos han optado por el camino de la falta de ética e integridad, y usan el engaño como una herramienta de control, para congraciarse con sus electores.  Entonces, vemos los juegos del poder, que por cierto, está muy desprestigiado ante la mirada de la población.  Tarde o temprano esa falta de integridad, terminará afectándolos más de lo que ellos se imaginan.

 

PREGUNTAS

1.   ¿Qué es para ti ser integro?

2.   ¿Qué pasa cuando dejas de respetarte?

3.   ¿Qué es para ti el libre albedrío?

4.   ¿Cómo lo entiendes?

5.   ¿Cómo lo aplicas?

 

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