martes, 28 de marzo de 2023

DAR VIDA A LA VIDA

 


DAR VIDA A LA VIDA

 

En un lejano paraje de sol y de paz, se hallaba un escritor de nombre Cronom que vivía junto a un pequeño poblado de pescadores. Su vida era tranquila y de todos era conocido,  gozaba del respeto y la estima de las personas que lo trataban.

 

Cronom, amante de los silencios y de la contemplación de la naturaleza, todas las mañanas solía caminar al alba por la orilla del mar, observando el disco solar que pleno de vida y fuerza le enviaba las más bellas inspiraciones.

 

Sucedió que un día, aparentemente como todos, encontrándose paseando por aquella desierta playa, de pronto, divisó a una joven que, por sus movimientos, parecía estar bailando sobre la orilla. Poco a poco, conforme se fue acercando, comprobó que se trataba de una hermosa muchacha que recogía las estrellas de mar que hallaba en la arena y, las devolvía al Océano con gracia y ligereza.

 

"¿Por qué hace eso?" Preguntó el escritor un tanto intrigado.

 

"¿No se da usted cuenta?" Replicó la joven. "Con este sol de verano, si las estrellas se quedan aquí en la playa, se secarán y morirán."

 

El escritor no pudiendo reprimir una sonrisa, contestó: "Joven, existen miles de kilómetros de costa y centenares de miles de estrellas de mar... ¿Qué consigue con eso? Usted sólo devuelve unas pocas al océano"

 

La joven tomando otra estrella en su mano y mirándola fijamente, dijo:

 

"Tal vez, pero para ésta ya he conseguido algo..." y la lanzó al mar. Al instante le dedicó una amplia sonrisa y siguió su camino.

 

Aquella noche, el escritor no pudo dormir... Finalmente cuando llegó el alba, salió de su casa, buscó a la joven a lo largo de aquella playa dorada, se reunió con ella y, sin decir palabra,

 

Comenzó a recoger estrellas y devolverlas al mar.

 

Tomado del Libro Cuentos para Aprender a Aprender, de José María Doria.



 

COMENTARIOS

 

¿Cuál será la moraleja de esta bella historia?

 

Todo acto que hacemos repercute en los demás.

 

Que bella la forma de pensar de la joven que dijo: para esta estrella de mar, ya se hizo la diferencia.

 

Otra forma de mirarlo es aquel refrán que reza: Haz el bien, y no mires a quien.

 

A veces no nos damos cuenta de que nuestros actos, por sencillos que sean, pueden cambiar la vida de otras personas. Es por eso que tenemos que estar pendientes de que nuestras acciones impactan a los demás.

 


No vivimos aislados en esta sociedad. Estamos completamente interconectados con los otros seres.  Esa interconexión nos marca y además genera cambios importantes en nuestra forma de pensar y de actuar.

 

Somos seres sociales, viviendo una experiencia en esta dimensión. Y compartimos nuestra existencia con las otras especies que viven en este planeta.  Nuestro papel es buscar el equilibrio.

 

La Naturaleza tiene su propio devenir.  Y nosotros somos seres que moramos en ella y que a veces tratamos de intervenir de forma inapropiada. Sin embargo, todo lo que sucede es perfecto.

 


Incluso es perfecto que, a pesar de que la naturaleza colocó a las estrellas en la arena, estos dos seres humanos estén intentando salvar a algunas de ellas.  No tanto quizás por la intervención, sino por el grado de conciencia superior que adquieren cuando se dan cuenta.  

 


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