DAR VIDA A LA VIDA
En un lejano paraje de sol y
de paz, se hallaba un escritor de nombre Cronom que vivía junto a un pequeño
poblado de pescadores. Su vida era tranquila y de todos era conocido, gozaba del respeto y la estima de las personas
que lo trataban.
Cronom, amante de los
silencios y de la contemplación de la naturaleza, todas las mañanas solía
caminar al alba por la orilla del mar, observando el disco solar que pleno de
vida y fuerza le enviaba las más bellas inspiraciones.
Sucedió que un día,
aparentemente como todos, encontrándose paseando por aquella desierta playa, de
pronto, divisó a una joven que, por sus movimientos, parecía estar bailando
sobre la orilla. Poco a poco, conforme se fue acercando, comprobó que se
trataba de una hermosa muchacha que recogía las estrellas de mar que hallaba en
la arena y, las devolvía al Océano con gracia y ligereza.
"¿Por qué hace
eso?" Preguntó el escritor un tanto intrigado.
"¿No se da usted cuenta?"
Replicó la joven. "Con este sol de verano, si las estrellas se quedan aquí
en la playa, se secarán y morirán."
El escritor no pudiendo
reprimir una sonrisa, contestó: "Joven, existen miles de kilómetros de
costa y centenares de miles de estrellas de mar... ¿Qué consigue con eso? Usted
sólo devuelve unas pocas al océano"
La joven tomando otra
estrella en su mano y mirándola fijamente, dijo:
"Tal vez, pero para ésta
ya he conseguido algo..." y la lanzó al mar. Al instante le dedicó una
amplia sonrisa y siguió su camino.
Aquella noche, el escritor no
pudo dormir... Finalmente cuando llegó el alba, salió de su casa, buscó a la
joven a lo largo de aquella playa dorada, se reunió con ella y, sin decir
palabra,
Comenzó
a recoger estrellas y devolverlas al mar.
Tomado del Libro Cuentos para Aprender a
Aprender, de José María Doria.
COMENTARIOS
¿Cuál será la moraleja de esta bella
historia?
Todo acto que hacemos repercute en los demás.
Que bella la forma de pensar de la joven
que dijo: para esta estrella de mar, ya se hizo la diferencia.
Otra forma de mirarlo es aquel refrán que
reza: Haz el bien, y no mires a quien.
A veces no nos damos cuenta de que
nuestros actos, por sencillos que sean, pueden cambiar la vida de otras
personas. Es por eso que tenemos que estar pendientes de que nuestras acciones
impactan a los demás.
No vivimos aislados en esta sociedad. Estamos
completamente interconectados con los otros seres. Esa interconexión nos marca y además genera
cambios importantes en nuestra forma de pensar y de actuar.
Somos seres sociales, viviendo una
experiencia en esta dimensión. Y compartimos nuestra existencia con las otras
especies que viven en este planeta. Nuestro
papel es buscar el equilibrio.
La Naturaleza tiene su propio
devenir. Y nosotros somos seres que
moramos en ella y que a veces tratamos de intervenir de forma inapropiada. Sin embargo,
todo lo que sucede es perfecto.
Incluso es perfecto que, a pesar de que
la naturaleza colocó a las estrellas en la arena, estos dos seres humanos estén
intentando salvar a algunas de ellas. No
tanto quizás por la intervención, sino por el grado de conciencia superior que adquieren
cuando se dan cuenta.
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