DIARIO DE UN COACH - VIVIENDO EN PLENITUD

 

EL OLVIDADO ASOMBRO DE ESTAR VIVOS.

 

Decía Octavio Paz en su Poema Piedra de Sol, una frase: El olvidado asombro de estar vivos. Simplemente esa frase me cautivo. Cuantas veces no damos por sentado que estamos vivos y se nos olvida apreciar el milagro que estamos viviendo. La maravillosa conexión de todo aquello que nos rodea.  La interrelación de las luces y las sombras con todo lo que crean. Como usamos nuestros sentidos para percibir esas maravillosas sensaciones que fluyen por nuestro cuerpo.

 

Nos hemos acostumbrado a aprender por contrastes. Por eso decimos que vivimos en dualidad. Vivimos comparando cada cosa que sucede, y de esa forma sabemos que si hay alto existe bajo; bonito, feo; gordo, flaco; arriba, abajo; luz, oscuridad; etc. En términos de medicina china, hablamos de yin y yang, y el tao, siendo yin y yang los opuestos complementarios, y el tao, la realidad de la que forman parte.

 

Lo que es cierto es que, hoy estamos, mañana no sabemos. Un beso de despedida puede convertirse en un adiós definitivo. Y no somos conscientes de lo que hacemos. No entendemos que lo único que tenemos es el hoy, y no podemos desperdiciarlo.  A veces, simplemente nos entretenemos viviendo completamente distraídos por las ilusiones que creamos en nuestra vida. Sin entender que esa cortina de humo tarde o temprano desaparecerá para mostrarnos la vida tal como es.

 

A veces la vida puede ser muy dura, o muy bella. Depende de cómo lo interpretemos.  Tenemos que darnos cuenta del poder que tenemos en nuestros pensamientos. De cómo podemos cambiar el mundo simplemente con desearlo, con intentarlo, con hacer el esfuerzo. ¿Qué nos impide hacerlo? Simplemente nada.

 

Seamos como los niños, para los cuales cada día es una maravillosa sucesión de aprendizajes, es el eterno descubrir de nuevas posibilidades, nuevas sensaciones, nuevas emociones. No permitamos que las emociones nos hagan pasar un mal rato; simplemente entendamos que están allí como un mecanismo que funciona como el viento en las velas, nos hace cambiar de dirección cuando es necesario. ¿Qué estamos esperando simplemente para recuperar el maravilloso asombro de estar vivos?

 

Cuando seamos capaces de entender que la historia que nos contamos no significa nada, entonces veremos la vida de manera diferente.

 

Venimos a este mundo sin ninguna posesión, y lo que obtenemos en él es fundamentalmente ganancia. Parafraseando al Dalai Lama, nos pasamos la mitad de la vida trabajando, perdiendo la salud tratando de hacer dinero, y luego, la otra mitad de la vida perdemos el dinero que conseguimos con tanto esfuerzo, tratando de recuperar nuestra salud.

 

Osho decía que el hombre adulto se parece mucho a los niños.  Los niños y los adultos juegan y se entretienen jugando cada vez que pueden. Pero los niños, cuando terminan de jugar, vuelven a ser lo que son. Sin embargo, los adultos permanecen pegados al juego. Para ellos es cuestión de vida o muerte.  Por ejemplo, los niños pueden jugar a policías y ladrones; cuando termina el juego siguen siendo tan amigos. El hombre juega a ser millonario, o exitoso; y se le va la vida en ese juego.

 

El hombre adulto juega constantemente, representando papeles, disfrazándose continuamente de sus héroes, al igual que lo hacen los niños; pero el disfraz parte de la vida de esos adultos, porque se creen la historia. El niño, se quita el disfraz, o duerme con él, imaginándose aventuras, que en algún momento decide cambiar.

 

El hombre adulto permanece contándose esa historia, creyéndosela constantemente, no la abandona ya que si lo hace, siente que deja de ser el. No perdona al otro jugador, ya que siente que está en una batalla constante por vencer o derrotar al otro. Hablamos del exitoso y el perdedor, pero la vida continuamente cambia y nos muestra miles de caras.

 

No entendemos que podemos estar hoy aquí y mañana del otro lado, y que las historias que inventamos tan solo son interpretaciones de la realidad. Nada de lo que vivimos es la realidad. Forma parte de la ilusión que nos hemos creído, que hemos construido a  lo largo de nuestra vida, y que creemos que debe ser como pensamos. No entendemos que la vida sigue su camino, y que estamos solo para aprender, disfrutar y fluir en este espacio que hemos creado.

 

Otras veces hablamos de tener una meta, un propósito en la vida. ¿Cuál puede ser nuestro propósito, si ni siquiera sabemos qué hacemos aquí?  La vida es un fenómeno para el cual no tenemos explicación, y que no podemos entender. Venimos a tener una experiencia, disfrutarla y vivirla. ¿Qué podemos saber de la vida? No sabemos ni donde comienza, ni donde termina. No sabemos muchas cosas, simplemente hemos escuchado a otros hablando de ellas. Algunas parecen tener algún significado, otras no parecen tener nada que ver con nosotros. ¿Qué piensas?

 

Para definir un propósito tendríamos que ser capaces de controlar lo que la vida quiere hacer.  No podemos hacerlo.

 

Estamos aquí para buscar un sentido, que es diferente de un propósito.  Estamos aquí para fluir con la vida, tratando de interpretar lo que sucede. Pero eso que sucede puede cambiar para cada uno de nosotros muchas veces a lo largo de nuestra existencia. De nuestra interpretación depende nuestra vida y el sentido que le demos a la misma. Entender que ese sentido funcionara en un momento, y cambiara para el siguiente, nos puede llevar a evolucionar de acuerdo con las cosas que nos suceden. Como decía Viktor Frankl: “…al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas – la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias – para decidir su propio camino.”

 

PREGUNTAS:

 ¿Qué piensas de cómo es tu vida? ¿La vives con intensidad o solo pasas por ella?

¿Cuál es el sentido de tu vida?

¿Cómo puedes darle un sentido a tu vida?

Me gustaría leer tus comentarios.

 

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