Hexagrama 6
SUNG
El conflicto
Deja de preguntarte “¿Por qué?”
“El hombre superior reflexiona cuidadosamente sobre el comienzo de las transacciones que realiza. El conflicto con otros generalmente puede evitarse si al comienzo determinamos imparcial y justamente los términos del acuerdo. En las relaciones de negocio, el contrato escrito sirve a este propósito, pero los contratos son dignos de crédito sólo cuando corresponden a lo que consideramos justo en nuestro corazón.
De la misma forma que los contratos demuestran ser de gran ayuda en los asuntos de negocios, también lo son en el matrimonio. Para poner cimientos sólidos a una relación de esa naturaleza hay que concederse el tiempo necesario para que puedan desarrollarse los principios de imparcialidad y justicia. De cualquier manera antes de que podamos casarnos con otra persona, primero tenemos que casarnos nosotros mismos, porque ser fiel a uno mismo es la única base para ser leal con otros. Casarse con uno mismo no quiere decir que sigamos rígidamente ciertos dogmas o sistemas de creencias, sino cumplir con nuestra responsabilidad de ser fieles a nuestros sentimientos más profundos y a nuestras experiencias personales de la verdad. No nos permitiremos el ser impulsados por la lógica, la persuasión, la estrategia o la seducción, sino por la claridad que llega por sí misma. La persona que se ha casado consigo misma no está dispuesta a hacer nada que le haga perder su equilibrio interior y su integridad; no puede renunciar por nadie a su relación con el poder supremo, o comprometer su integridad o dignidad, solo para responder a las expectativas y a las demandas egoístas de los demás. Los otros deben darse cuenta desde el principio de que estamos comprometidos a semejante integridad personal, a fin de evitar malos entendidos posteriores. Esto no es algo que tengamos que decirles, es algo que ellos entenderán si nos mostramos firmes e inquebrantables al seguir nuestros valores. Una vez que hayamos ganado el respeto de los otros, por nuestro amor a lo bueno, no tendremos razón alguna para perder su lealtad.
Si ahora o en el pasado hemos prometido participar en un acto que es fundamentalmente incorrecto, o que va en detrimento de nuestro desarrollo espiritual, la promesa o contrato no requiere ser cumplido. Si somos firmes en lo interior, al adherirnos a este principio, no tendremos que forzar nada; la solución se presentara por su misma. Debemos ser firmes pero no personalmente ofensivos cuando tratamos el asunto.
Si no somos firmes en nuestros valores ni justos en nuestros requerimientos, todos los acuerdos, contratos o convenios serán evidentemente menospreciados debido a que la gente sentirá nuestra falta de disciplina. Si somos vacilantes nos pondrán pruebas, y entonces flaquearemos al no mantener nuestros principios y perderemos la confianza de los otros. Si queremos estar libres de conflicto, tenemos que ser firmes al mantener una actitud correcta.”
Tomado del Libro Guía del I Ching, de Carol K, Anthony. Pág. 43.