QUIÉN NO CONOCE SU HISTORIA, ESTA OBLIGADO A REPETIRLA.
Esta parece una frase apropiada, para
explicar lo que estamos viendo en la industria petrolera venezolana, PDVSA, en
relación a la firma de acuerdos, con distintas compañías del sector.
Por supuesto, es buena noticia, porque
de alguna manera implica el aumento de la capacidad de producción nacional a través
del uso del capital y la experticia de empresas extranjeras, y como
consecuencia, genera un ingreso en divisas, que Venezuela necesita. Sin embargo, en términos de desarrollo
económico, estamos vendiendo reservas al mejor postor, además de la opacidad de
dichos convenios.
PDVSA fue una de las mayores empresas
petroleras del mundo a finales del siglo XX, y consecuencia de una política
completamente errada, fue prácticamente desmantelada, al punto que hoy la
capacidad operativa de PDVSA está francamente disminuida. La caída en la producción fue resultado de la
paralización y distracción de los fondos de la empresa, hacia otros proyectos
de interés político, que no eran cónsonos con lo que debe ser una empresa
petrolera que desee competir a nivel mundial.
Desde la estrategia de
internacionalización de PDVSA que fue cancelada, pasando por la desinversión en
todas las áreas, nos encontramos hoy prácticamente en los años 50 del siglo
pasado, entregando concesiones petrolíferas, o como se les llama hoy día, convenios petroleros.
En el año 1975 Venezuela hizo una
apuesta arriesgada al nacionalizar la industria petrolera. Muchos pensaron que sería imposible generar
lo que empresas como Shell, Exxon, Mobil, Texaco, etc., entregaban en aquellos
momentos. Responsablemente se trabajó en
un proyecto que independizó la industria de los vaivenes políticos
convirtiéndola así en una tacita de oro de Venezuela. Acogió en su momento al mejor talento humano,
los mejores gerentes, técnicos y empleados de la Industria. Razón por la cual, Venezuela apoyaba su
crecimiento en ese fenomenal bastión. La
ambición de PDVSA llegaba allende nuestras fronteras, por lo que diseñaron un
estratégico proyecto de internacionalización que serviría los mercados
naturales de Europa y Estados Unidos.
Adicionalmente, cubriendo otras áreas de desarrollo, tenían un equipo de
investigación (INTEVEP) cuyo objetivo era desarrollar los bitúmenes de la Faja
Petrolífera del Orinoco, zona donde se encuentran nuestras mayores reservas.
Por cierto que en los años 90, se realizó
la subasta de varias zonas de explotación petrolera, donde incluso accionistas
venezolanos tenían opción de participar en la generación de recursos y en la
explotación de riquezas del país, bajo la dirección de PDVSA quien mantenía la
mayoría accionaria de dichos convenios.
Lamentablemente todas estas
iniciativas fueron desechadas, y dieron paso a una PDVSA completamente debilitada. Hoy día, Venezuela tiene situaciones de
escasez de gasolina, o de gas doméstico, consecuencia de la desinversión en la
industria y la pésima gerencia de los últimos 20 años.
Por supuesto que estoy de acuerdo en generar
más ingresos al país, pero ojalá los mismos incluyan transferencia tecnológica,
contratación y entrenamiento de mano de obra venezolana y la posibilidad que
recuperemos nuestra independencia energética en un futuro cercano. Los procesos de otorgamiento de licencias que
se hacen hoy recuerdan la época de Gómez, López Contreras y Medina Angarita, cuando
Venezuela apenas estaba saliendo de una época rural, y además no tenía ni el
capital ni la experticia para procesar la riqueza disponible en el subsuelo de
nuestro territorio, entregando concesiones a cambio de generosos recursos.
Siempre se ha hablado de la
conveniencia “estratégica” de que la industria sea de capital cerrado y
controlada por el Gobierno. Hemos visto
las consecuencias de esa decisión en los últimos años, de la misma manera como
hemos visto el descalabro de empresas como Sidor, Alcasa, Corpoelec, CANTV, Cementos,
etc., que han sido manejadas políticamente, en perjuicio de sus propios
trabajadores y de la población en general, y en beneficio del gobierno de
turno.
Vivimos en un país petrolero con constante
escasez de gasolina. El servicio
telefónico y de internet deja mucho que desear.
Todavía tenemos fresco en la memoria el apagón nacional a que nos
condenó CORPOELEC, y pare usted de
contar.
Soy fiel creyente de la libertad de
empresa, y las responsabilidades que eso implica. Considero que el gobierno
debe hacerse cargo las áreas verdaderamente estratégicas como la Salud, Educación,
Justicia, Infraestructura, Seguridad y Defensa.
Las empresas están para producir bienes y servicios, generar beneficios
y pagar impuestos. El doble papel de
generar beneficios y ser una empresa pública es contradictorio. Los resultados están a la vista.
Estamos a las puertas de un año
electoral, 2024, donde seguro nos van a llenar de propaganda, y van a ofrecer
villas y castillos para que creamos que: 1) todo se arregló, 2) lo que viene
será mejor. El que no conoce su
historia, está condenado a repetirla.
CONTACTO:
Mi nombre es Francisco De Lisa. Trabajo en Desarrollo de Negocios hace más de
35 años. Me dedico a apoyar, asesorar,
entrenar, hacer mentoría y coaching, a individuos, emprendimientos y
organizaciones, para generar nuevas oportunidades. Puedes dejar un comentario al correo francisco@cybernotas.com.
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