domingo, 16 de abril de 2023

COACHING ONTOLÓGICO - ESCOGE TUS BATALLAS

 


ESCOGE TUS BATALLAS. 

DUDA DE TUS DUDAS.

 

“Debemos evitar divagar o discutir, ya sea nuestro comportamiento el incorrecto o el de los demás. Concentrarnos en lo negativo tiene un mal efecto.”

Hex.36 Ming I. Guía del I Ching. Carol Anthony.

 

¿Cuáles son esas situaciones con las que quieres enfrentarte?

¿Qué tan importante para ti son esas batallas?

¿Cuál es el significado de las mismas?

 

Cuando entendemos que cada persona tiene una explicación diferente de la realidad, comenzamos a comprender que no existe una verdad única, sino muchas verdades, que dependen de la mirada particular de cada quien. Esa pregunta acerca de ¿Quién tiene la razón?, no existe. Cada uno tiene su propia interpretación de lo que sucede y eso está bien.

 

¿De que dependen esas interpretaciones?

 

De nuestros aprendizajes. De los juicios, creencias, condicionamientos, programaciones, prejuicios, patrones, etc., que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida. Solo cuando nos damos cuenta de que podemos cuestionar todo lo que sabemos y generar nuevas posibilidades, entendemos que tener o no razón no es importante, más bien es limitante. Ampliar nuestra mirada con nuevos aprendizajes es lo que nos da poder para crecer en nuestra vida.

 

Cuando dejamos de controlar lo que el otro piensa o lo que sucede, aumenta nuestro espacio vital. 

 

Dichos pensamientos son simplemente pretensiones. Pretendemos controlar lo que el otro piensa o cree. Simplemente es imposible. Como dijimos anteriormente, cada persona está condicionada por sus aprendizajes.

 


Querer controlar la situación, es aún más demente, ya que es muy difícil hacerlo, puesto que la vida tiene su propio sentido, y su propio camino, así no estemos de acuerdo. La única forma de solventar esta situación, es que nuestros pensamientos se muevan en la misma dirección del sentido de la vida, lo cual no es fácil, pero no es imposible. Para lograrlo, hay muchas capas de las cuales tenemos que deshacernos, para tener la sensibilidad necesaria de sentir y seguir el camino que nos indica la vida; el camino natural, el movimiento de la vida en este planeta y su libre devenir.

 

Nos dice Carol Anthony en su libro la Guía del I Ching (Hex.38 K´uei):

”Los acontecimientos no tienen por qué ser hostiles. Como las aguas de un rio, el cosmos fluye a lo largo de su curso; cuando remamos hacia un lado, chocamos con la ribera; cuando remamos rio arriba, nos agotamos y nos rendimos; cuando vamos con el cosmos, todo va bien… Nuestro ego siempre quiere ver la línea recta hacia el éxito. No obstante el camino del sabio es el camino de la naturaleza, diverso e indirecto…”

 

Cuando dejamos de controlar lo que sucede y nos entregamos a disfrutar del camino de la vida, en luz, amor, dicha y paz, soltamos el control y entendemos que todo tiene su ritmo perfecto.  Deja que sea Dios, la Fuente, el Sabio, el Tao, o como quieras llamarlo, quién te guíe por el sendero.

 

Mantente relajado, tranquilo, para que puedas reaccionar apropiadamente a lo que pasa, en la mayor calma, aceptación y desapego. Recuerda que no existe el otro, solo existimos en un continuo vaivén entre el yin y el yang. Cuando uno se expande, el otro se inhibe y viceversa.  Cuando el Universo inhala, tu exhalas y viceversa.

 

Tienes un área de influencia, donde tus acciones significan algo, tienen sentido, porque forman parte de todo lo que te rodea. No puedes actuar en situaciones que no están a tu alcance, o que no dependen de ti. Por eso escribí como título: Escoge tus Batallas.

 


Todo lo que sucede en el fluir de la vida está completamente interconectado.  Es muy posible que no entendamos los alcances de esa perfecta, elaborada y sutil interconexión. No es tan simple como decir que cada acción genera una reacción.  Por supuesto, cada acto que ejecutamos origina una responsabilidad de la cual tenemos que hacernos cargo.  Nuestras actuaciones no son inocentes.  Sin embargo, es muy posible también entender que, cuando actuamos, lo hacemos sumidos en la ilusión construida por nuestro ego, en el cual nos movemos inclusive de forma inconsciente.

 

Nos dice Viktor Frankl en su libro El Hombre en busca del Sentido (pág. 83):

“Lo que de verdad necesitamos es una cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos, y después enseñar a los desesperados que, en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. Tenemos que dejar de hacernos preguntas sobre el significado de la vida y, en vez de ello, pensar en nosotros como en seres a quienes la vida les inquiriera continua e incesantemente. Nuestra contestación tiene que estar hecha no de palabras ni tampoco de meditación, sino de una conducta y una actuación rectas. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo.

Dichas tareas y consecuentemente, el significado de la vida, difieren de un hombre a otro, de un momento a otro, de modo que resulta completamente imposible definir el significado de la vida en términos generales, nunca se podrá dar respuestas a las preguntas relativas al sentido de la vida con argumentos especiosos. “Vida” no significa algo vago, sino algo muy real y concreto, que configura el destino de cada hombre, distinto y único en cada caso. Ningún hombre ni ningún destino pueden compararse a otro hombre o a otro destino. Ninguna situación se repite y cada una exige una respuesta distinta.”

 

Últimamente me he cuestionado ¿qué idea es más adecuada?, la del “propósito” o la del “sentido”.  Pienso que el propósito está conectado con el deseo de que las cosas sean de una manera en particular, es decir que la vida se comporte de una manera peculiar, de acuerdo a tu forma de entenderla. Si eso no llega a suceder, y no se cumple tu propósito, por supuesto, enfrentaras la frustración que significa, haberte equivocado o perdido el propósito de tu vida.

 

Cuando nos orientamos al “sentido” de la vida, estamos ajustándonos constantemente, y dispuestos a entregar a la vida las respuestas que ella espera de nosotros, que pueden cambiar en un momento determinado tal y como lo plantea el Dr. Frankl.  En ese caso nuestras respuestas estarán siempre vivas y motivadas por aquello que la vida espera de nosotros, que estará de acuerdo, con aquellas cosas en las que tenemos talentos específicos, y donde, por supuesto, seremos más eficientes.

 

Una interpretación de la vida nos dice que estamos ante una enorme puesta en escena, en donde desempeñamos el papel de un actor, que atiende distintos personajes.  Parte de lo que hacemos, es vivir las emociones que nos genera involucrarnos en el personaje. Esas emociones nos hacen creer que somos el personaje, no el actor, y se nos olvida que estamos de paso en esta existencia. Tarde o temprano, el telón bajará para nosotros, y quizás nos toque actuar en una nueva puesta en escena, en otro momento. Eso lo desconocemos. Pero, cuando disfrutamos de nuestro papel en la obra, sacamos a relucir nuestro talento, y al final, cuando nos despojamos del vestuario, recordamos lo que verdaderamente somos: luz, amor, dicha, paz y creatividad, seremos capaces de soltar nuestros pensamientos, desapegarnos de las emociones y disfrutar del maravilloso paseo que es la vida.

 


La sociedad nos habla de éxito y fracaso; de ganancias y pérdidas; de lo que es bueno o malo, etc. Inteligentemente, a lo largo del tiempo, se han desarrollado mecanismos de control, empleando a la sociedad, los gobiernos, la cultura, las religiones, la educación, etc., que lo que pretenden es manipular nuestra mente, para que seamos unos tontos útiles al servicio de sus objetivos.  Buda no era budista, al igual que Jesús no era católico, y mucho menos Lao Tze era taoísta.  Sin embargo, cuantas veces nos han utilizado, empleando como excusa los conceptos desarrollados por estos seres excepcionales.

 

Siempre recuerdo la frase de un insigne maestro, Pranavananda Saraswati, transmitida por mi maestro Shankara: “Duda hasta que dudes de tus propias dudas.”

 

Todo lo que escribo es resultado de mi mirada particular de la situación. Nada es absoluto.  Cada quien debe sacar sus propias conclusiones. Para eso es necesario que dudemos de nuestras propias dudas.

 

PREGUNTAS:

1.   ¿Cuáles son tus batallas?

2.   ¿Contra cuales monstruos estas peleando?

3.   ¿Cuáles son los límites que te imponen esos monstruos que solo están en tu mente?

4.   ¿Qué te impiden alcanzar?

 

 

CONTACTO:

 

Gracias por tu tiempo. Si quieres seguir leyendo, puedes revisar el blog www.gerenco.blogspot.com. Si te pareció valioso este artículo, te invito a dejar tus comentarios y a seguirme. En Instagram puedes seguirnos a través de @coaching.negocios. Con gusto te mantendré informado de nuestros artículos y noticias.


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