Tipos de Coaching. Parte 2.

 

Como mencionamos en un artículo anterior, hay fundamentalmente dos tipos de coaching:

1.    Coaching de desempeño.

2.    Coaching dirigido al Ser, o desarrollo personal.

 

Coaching de desempeño.

 

Tiene que ver con adquirir habilidades particulares que permitan al cliente resolver situaciones que le preocupan. Inclusive, puede ser un entrenamiento en algún área de su interés, necesaria para que su rendimiento sea superior.  Usando el ejemplo de los deportistas, un coaching de desempeño sirve para que la persona mejore su técnica al punto de que sea excelente en lo que hace.  Por ejemplo, para un tenista puede implicar repetir un movimiento, miles de veces, hasta que lo domine completamente. Para un bateador de beisbol, controlar su bateo al punto de ser excelente en lo que hace. Para un futbolista, tener el total manejo de la pelota, en el campo de juego, practicar tiros al arco, miles de veces, hasta hacerlo a la perfección.

 

Y ¿Por qué decirnos que hay coaching? Porque hay una persona que guía el proceso, analiza las condiciones del asistido, y con el conocimiento que tiene del juego, del arte, de la profesión, puede llevar ese talento a niveles superiores.  Lo mismo puede hacer un profesor de música, un maestro de arte, un profesor de universidad, un maestro, un líder, un gerente en una empresa u organización, etc.

 

Coaching dirigido al Ser.

 

Puede ser que el asistido haya hecho todo el esfuerzo por dominar los movimientos; estudiar profundamente la materia; prepararse de forma excelente para dar el discurso; saber su charla de ventas, la información de producto y de la competencia; pero, sin embargo, no consigue sus objetivos. ¿Qué sucede?

 

Esta situación puede ocurrir, y es más común de lo que nos imaginamos. Muchas veces nuestras limitaciones no están en lo que sabemos, sino en los juegos que hace nuestra mente con nuestras emociones. Es posible que haya estudiado mucho la materia, sin embargo, el miedo me paralizó en el examen. Preparé mi discurso, y de repente, se disparó el miedo escénico.  Organicé mi material de ventas, y tenía total conocimiento del producto y de la competencia. Sin embargo, fracasé, me congelé delante del cliente y no supe manejar la situación.

 

¿Cómo te hace sentir eso?

¿No le ha pasado a usted alguna vez?

¿Es por falta de preparación?

Eres tan bueno como los demás, pero ¿Qué te paraliza?

 

En estos casos, ya no es un problema de competencias, porque el asistido ha hecho su tarea. Pero, aun así, no alcanza lo que quiere.  Es entonces cuando tenemos que profundizar un poco más y orientarnos al Ser.

 

¿Qué está sucediendo en su interior que afecta su rendimiento?

¿Cuáles son aquellos aprendizajes que no le permiten ser exitoso?

¿Qué tipo de emociones le están afectando?

 

En estos casos, es necesario un análisis más riguroso de la situación, y sobre todo de los mecanismos de reacción del asistido que limitan sus posibles respuestas. No podemos aquí simplemente explicarle al coachee qué queremos. Tenemos que profundizar en averiguar cuáles son los juicios que lo están afectando, que privan en la situación y generan las reacciones que estamos viendo. Cuáles son las emociones del coachee, que están apareciendo a lo largo del proceso y como está afectando su posibilidad de respuesta.

 

En este caso es necesario trabajar más profundamente, a nivel de aprendizaje, mostrando lo que sucede, para que el asistido enfrente la situación, desaprenda y vuelva a aprender con más posibilidades.  Este proceso es más delicado, porque en este caso no estamos desarrollando una competencia particular, estamos trabajando una habilidad que afectaría muchas otras situaciones en su vida.  Es entonces cuando la preparación del coach es necesaria, su respeto a la individualidad del asistido, y sobretodo el manejo de la ética en el proceso de coaching, que genere nuevas y poderosas posibilidades en el asistido.

Como siempre decimos en nuestras sesiones: La sesión es por y para el asistido. Nuestro trabajo consiste solamente en dar nuestra mirada en relación a lo que vemos que sucede, sin intervenir en la esencia de la situación, que es total potestad del coachee. Llegamos hasta donde el asistido se sienta cómodo.

 

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