sábado, 14 de mayo de 2022

MI ALMA TIENE PRISA

 


MI ALMA TIENE PRISA

 

Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora.

 

Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces; los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.

 

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.

 

Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

 

Mi tiempo es escaso como para discutir títulos. Quiero la esencia, mi alma tiene prisa… Sin muchos dulces en el paquete…

 

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír de sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere electa antes de la hora. Que no huya de sus responsabilidades. Que defienda la dignidad humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.

 

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

 

Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas… Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.

 

Sí…, tengo prisa…, tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.

 

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.

 

Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.

 

Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una.

 

Poema *’Golosinas’*,

Mario de Andrade

Brasil, 1893-1945.

 

Mario Raúl de Moráis Andrade, poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño.

 

Bello poema de Don Mario de Andrade, que refleja el aprendizaje alcanzado en la vida.  Se me ocurren otros escritos, como la famosa canción “Caballo Viejo” de Simón Díaz, que también expresa que pasa cuando descubrimos que nos queda menos por vivir que lo que hemos vivido hasta los momentos.

 

En ese momento, entendemos que la vida consta de momentos, experiencias, vivencias, etc. Contamos todo en término de aquello que recordamos; pero estos recuerdos no son más que esos fugaces espacios de tiempo que hemos vivido y que tenemos frescos en nuestro corazón.

 

Entonces entendemos que no tenemos tiempo que perder. No tenemos nada que buscar en distraer nuestra atención de lo importante que es disfrutar la vida en paz, dicha y felicidad, sin conflictos inútiles y banales que no le agregan nada a nuestra existencia.

 

Y me quedo con ese regalo de la penúltima frase: “Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.”


Se les quiere...

Coach-Digital


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