Empresas y Economía al Día
Negocios 2.0
Hoy despertamos con una noticia dada ayer en Venezuela: Entre 5 y 10% de las acciones de empresas públicas serán ofertadas a través de la Bolsa de Valores de Venezuela para la inversión nacional e internacional, anuncio el Jefe de Estado.
Hoy voy a cambiar mi sombrero de Coach por el de Consultor, para poder revisar este tema tan interesante.
Esta noticia nos lleva a hacer varias lecturas y da pie a diferentes interpretaciones. Existe un cambio en la política económica del Estado, que muestra una intención de ajuste. Eso nos puede llevar a pensar que el modelo económico socialista del siglo XXI se agotó, o que está mutando definitivamente en otra dirección.
Algo de Historia
Un anuncio como éste no puede ser resultado de la improvisación. Debe responder a una mirada muy específica de la situación actual y a sus posibles escenarios a futuro. Sin embargo, sabemos que de alguna manera estamos asimilando los coletazos de la guerra Ucrania-Rusia, y las sanciones económicas aplicadas a Rusia están surtiendo efecto. Asimismo, acabamos de salir de dos años de Pandemia que ralentizaron la economía. No olvidemos la crisis eléctrica que vivimos en el año 2019, vino a mostrarnos la cruda realidad del pésimo funcionamiento de las empresas del Estado.
Por otro lado, la ausencia de un Plan Macroeconómico creíble que nos permita entender la intención de las distintas medidas que se están tomando, puede llevarnos a pensar en primera instancia, que son medidas aisladas; que si no existe coordinación, no conducirán a ningún lado. Los venezolanos anhelamos desde hace tiempo, la reducción de la inflación y un crecimiento económico sostenido, luego de 7 años de constante caída del PIB y de una hiperinflación que destruyó los ahorros de todos; sin embargo, medidas como el IGTF acaban de impactar negativamente en la inflación generando un repunte en los precios que para el mes de Abril del 2022 se ubica en 4,4% en el mes (cifras del BCV), lo cual representa un incremento respecto al mes anterior de más del doble. En otras palabras, la inflación experimentó un crecimiento en el mes de Abril como consecuencia del nuevo impuesto, y aún no hemos visto los efectos como consecuencia del incremento de los fletes y la escasez resultado de la guerra en Europa.
Este cambio de rumbo, también nos permite entender otras cosas. Las empresas del Estado no tienen capacidad de inversión. Sabemos que vivimos entre lagartijas, culebras, cucarachas, zamuros y cachicamos que son responsables de los cortes de luz, y permanentemente azotados por los sabotajes que afectan el servicio eléctrico, sumamente inestable; sin contar con los otros servicios del Estado, que por decir lo menos, simplemente no funcionan. Hoy día es difícil conseguir una línea telefónica CANTV, y mucho menos un servicio de ABA, amén de lo deficiente que es. Sin ir más lejos, basta ver el estado de una empresa otrora líder del mercado, como lo fue Movilnet, en los últimos años. Realmente deprimente. Y ni que decir de la que era una de las mejores empresas petroleras del mundo hace 20 años, y ver el estado en el que se encuentra actualmente. Sin mencionar las empresas de Guayana, prácticamente arrasadas y desaparecidas. Atención especial merecen las empresas expropiadas. En su mayoría, por no decir todas, fueron saqueadas y destruidas por la corrupción y la desidia. Amén de todas las empresas cerradas como consecuencia de una de las peores crisis económicas que haya sufrido país alguno. Y aquí hago referencia a aquella famosa frase que dice: El que no conoce su historia, está condenado a repetirla.
No entremos en detalle de cuáles fueron las causas de esa debacle, pero si algo podemos decir, es que nunca existió una Gerencia apropiada que asumiera la responsabilidad de cada una de esas empresas, y que además alcanzara los objetivos que se esperaban obtener con ellas. Entiendo que el objetivo de una empresa pública es distinto al de una empresa privada. Pero es importante que estas empresas no generen pérdidas, que luego son cubiertas a través de castigar con más impuestos a todos los ciudadanos, mientras que, adicionalmente generan inflación al necesitar más dinero para poder cancelar las obligaciones que tienen con su personal. Sin hablar de la corrupción que eso genera. No hace falta más que mencionar, que una empresa que tenía un determinado nivel de eficiencia con 30.000 personas, no puede llevarse a 150.000 empleados y reducir su producción al 25%. Esto demuestra la incapacidad de la gerencia encargada.
Algunas Ideas de Cambio
En los últimos años la economía mundial ha cambiado mucho, mientras Venezuela se ha quedado en el siglo XIX. La globalización es uno de los procesos más importantes que dirige el rumbo de la economía. Ya las empresas no son locales, son globales. ¿Estamos preparados para ese reto? El mundo moderno a través de los procesos de Transformación Digital y Procesos Agiles, está en una carrera por la eficiencia y la eficacia, y trabajando cada vez más de cerca del cliente final. Ya no creamos productos para la venta, ahora le preguntamos al cliente ¿qué necesita?, y en función de eso generamos soluciones. Muy atrás se quedaron las empresas que se mantienen con una gerencia del siglo pasado. El mundo cambió, y los clientes cambiaron muchos más. Se necesita ahora de organizaciones dinámicas que se ajusten y respondan a la brevedad los requerimientos del cliente. Es cierto que hay muchas oportunidades de crecimiento. Lo que es necesario es aprovecharlas.
¿Entrara PDVSA en la negociación?
¿Quien será el responsable de garantizar el cumplimiento de las Ofertas?
Con esto quiero preguntar: ¿Cuáles van a ser los cambios en la Gerencia de las empresas del Estado que van a garantizar el retorno de la inversión de los inversionistas? Si como Estado voy a vender del 5 al 10% de la empresa, definitivamente el Estado se queda con el 90%. ¿Quién controlará la empresa? ¿Cuál será el objetivo de la misma? ¿Va a ser productiva y generar intereses como para devolver la inversión a los ahorristas que confiaron en ella? O simplemente; ¿es otro mecanismo para pedir dinero y no devolverlo? Si sobradamente han demostrado su incapacidad gerencial, ¿por qué no entregan esas empresas al sector privado y cobran los impuestos generados por las mismas?, que en el menor de los casos estarán en el orden del 30 al 35%, en lugar de estar gastando dinero por una empresa que no funciona. ¿Por qué no se establece de forma transparente un mecanismo de venta de esas empresas con un objetivo a corto, mediano y largo plazo y un compromiso de los nuevos accionistas para con ellas y el país? ¿Cuál es la intención de sacar estas empresas a Bolsa de Valores cuando no presentan estados financieros desde hace mucho?
Sabemos lo que sucedió con los pequeños accionistas de las empresas de Guayana. Simplemente fueron ignoradas sus demandas. O con la Caja de Ahorros de PDVSA. ¿Se repetirá la historia?
El Estado no puede ser empresario. Eso ha sido demostrado con creces desde hace mucho tiempo y en muchos lugares. Sus intereses no permiten gerenciar una empresa. Una cosa es hacer Gerencia Publica, y otra cosa muy diferente es manejar una empresa privada, obligada a crecer y generar beneficios. Los motivadores, generadores, competencias y habilidades de cada tipo de organización, son completamente diferentes. ¿Habrá un cambio en el manejo de las empresas del Estado para que tenga sentido esta oferta? Desconocemos la respuesta.
El fracaso del Estado Empresario
Lo que si es cierto es que de alguna forma el Estado está reconociendo que no puede seguir arrastrando con esa rémora que son las empresas a su cargo. Si hablamos de eficacia y eficiencia, muy poco pueden ofrecer esas empresas públicas al país. Ojala, esto permita entender que las empresas deben estar en manos de quien las pueda poner a producir, y que además el Estado debe crear los mecanismos necesarios para pechar las rentas vía los impuestos, con una clara política fiscal. Algo que también es necesario es la sinceración en cuanto al modelo de Estado que tenemos. Redimensionarlo es importante para garantizar un crecimiento apropiado del país. Ojala estas noticias se conviertan rápidamente en “buenas noticias”.
Hace mucho tiempo, diría más de 25 años se manejó la idea de crear Fondos de Inversión en el país, para poder garantizar el apropiado retorno del dinero de los ahorristas. Sin embargo, en la crisis financiera del año 1994 esos planes se vinieron abajo. Ni que decir que en estos momentos, la capacidad de ahorro de los venezolanos está completamente mermada, y que el negocio bancario está pasando, por uno de sus peores crisis. Si el Estado hubiera respetado sus obligaciones y tomado las medidas a tiempo no tendría necesidad de vender las acciones al sector privado. Lamentablemente, el sistema bancario está en una posición muy comprometida y por otro lado el acceso del Estado al mercado de crédito internacional está completamente vedado. De allí la necesidad de buscar dinero fresco proveniente de nuevos inversionistas. Quizás hoy los actores políticos están reconociendo la importancia de un buen manejo económico del país, para evitar este tipo de consecuencias. Sin duda, Venezuela tiene mucho potencial para crecer y desarrollarse rápidamente. Sin embargo, hay un factor fundamental que es la “confianza” que tristemente nos afecta. Necesitamos un Plan Macroeconómico, transparente, bien pensado y estructurado para sacar al país del abismo en el que se encuentra. Obviamente, esto pasa por un proceso de reinversión y reingeniería en sectores de servicios e infraestructura que fueron abandonados hace unos años. Ese Plan tiene que ser sustentable y permitir el crecimiento de nuestro país. El Estado y el Gobierno están en deuda con los venezolanos, es necesario recuperar la capacidad adquisitiva del Salario, y que el salario mínimo o las pensiones no sean un saludo a la bandera. Ciertamente es un proceso lento, pero es necesario generar “confianza” para crecer y desarrollar a este maravilloso país.
Venezuela, un País de Oportunidades
Sueño con un país en donde todos tengamos los mismos derechos y deberes, y seamos respetados por lo que somos y lo que hacemos, independientemente de nuestra forma de pensar. Hace tiempo un amigo me dijo: un nuevo país está naciendo. Creo que tenía razón.
Esperemos que el Estado formalice la oferta para clarificar las condiciones de venta de esas acciones para poder entender el alcance del proyecto de privatización.
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