sábado, 30 de julio de 2022

¿Que es lo que te limita?

 




¿Qué es lo que te limita?

 

A veces nos preguntamos: ¿Qué nos sucede? ¿Qué nos impide alcanzar nuestros sueños?

 

Muchas veces no entendemos que el único responsable de esas limitaciones somos nosotros mismos, por diferentes causas:

·         Tenemos miedo a ser felices.

·         Tenemos miedo al cambio.

·         Tenemos miedo al éxito.

·         O también, saboteamos nuestros sueños.

 

Hemos hablado en otras ocasiones de nuestra zona de confort. Y esa zona de confort es ese espacio en el cual nos sentimos cómodos, estamos tranquilos porque pensamos que nada nos puede suceder en ese espacio.  Es como una zona de seguridad en donde sabemos todo lo que nos sucede, y no vamos a ponernos a prueba. De allí el miedo al cambio. Nos sentimos confortables, y cualquier cambio implicaría asumir nuestra responsabilidad por el mismo y enfrentarnos a lo desconocido.  Aunque a veces, eso que desconocemos puede ser aún más cómodo, placentero y lleno de posibilidades, que este espacio desde el cual no queremos salir.

 

Cuantas veces no hemos postergado una decisión, porque creemos o sentimos que no queremos arriesgarnos. Nos sentimos amenazados ante el cambio, y creemos que es mejor permanecer en nuestro espacio conocido. Sin embargo, tenemos todo lo que hace falta para poder dar ese salto, y lo único que nos falta es ese pedacito de confianza, que quizás es un aprendizaje del pasado, que impide que nos movamos en la dirección apropiada.

 

En esos casos, nos saboteamos innecesariamente ya sea porque creemos que nos somos capaces, o que no lo merecemos.  En cualquiera de los casos, detrás de eso se encuentra una creencia que no nos permite avanzar, y es la que tenemos que descubrir.

 

Aquí nos damos cuenta que podemos perseguir el éxito, pero nunca alcanzarlo, ya que nos auto saboteamos por algo que aprendimos en algún momento.

 

¿Qué podemos hacer?

 

Lo que está claro es que debemos llevar ese aprendizaje a nuestra consciencia a fin de que podamos resolver la situación. Darnos cuenta de qué nos impide avanzar y por qué. Tomar las medidas y  decisiones necesarias para avanzar.

 

De la misma forma, el miedo a ser feliz; sentimos que no lo merecemos, que no somos dignos, que tenemos que sacrificarnos para alcanzar algo, o que eso que deseamos no es para nosotros.  Cuantas veces no nos ha sucedido que damos un paso atrás por esa supuesta seguridad.

 

Caso de ejemplo.

 

Una vez un cliente de nombre Emilio, vino a consulta porque me indicó que tenía que tomar una decisión, pero sentía que le costaba mucho hacerlo, y quería que le ayudara.  Entonces:

E: Quiero saber qué es lo que me impide avanzar. Hay una posible promoción en mi área de trabajo, sin embargo, siento que no podré con ella. Que no seré lo suficientemente bueno como para aceptarla. Y constantemente estoy buscando excusas para evitar enviar los documentos a mi jefe y postularme al nuevo cargo.

C: Qué te hace pensar que no puedes con la promoción? Qué te limita?

E: No lo sé. Me siento inseguro.

C: De donde viene esa inseguridad?

E: Es que a veces creo que no puedo alcanzar lo que quiero?

C: Dices que crees que no puedes alcanzar lo que quieres. Cuando aprendiste esa creencia?

E: Bueno, fue hace tiempo, me costaba hacer ciertas cosas en el colegio, y tenía que pedir ayuda para lograrlo.

C: Quien te ayudaba?

E: Era mi madre.

C: Como te ayudaba?

E: Ella se preocupaba porque yo saliera bien en la escuela, y se sentaba a hacer las tareas conmigo, e incluso a veces las hacía por mí.

C: Y eso lo hizo siempre?

E: Como es eso de siempre?

C: Entiendo que eres un profesional. Eres administrador. Pregunto si ella siempre te hizo las tareas, incluso en la Universidad.

E: No, por supuesto que no.

C: Entonces no lo hizo siempre. Y como te pudiste graduar si ella no te ayudo a hacer las tareas?

Emilio se queda pensando por un rato.

E: Tienes razón, no me había dado cuenta. Uso esa excusa como una muletilla para no atreverme.

C: Que sientes ahora?

E: No tengo duda de que puedo tener esa promoción. Soy la persona con más méritos para alcanzarla. He hecho todo lo necesario para estar en esa posición. Me la merezco. Sin duda, entregare esos documentos esta misma tarde. No esperare más.

(Para proteger la identidad y confidencialidad de la situación, hemos inventado un nombre a nuestro cliente y resumido su proceso de cambio).

 

La diferencia entre atreverte y no hacerlo, está en que no sabes lo que puede suceder. En el caso de Emilio, entrego los documentos y al poco tiempo fue nombrado Jefe del Área en cuestión, y su desempeño fue admirable. Lo único que lo separaba de sus sueños era su miedo a lograrlo.

 

Y eso nos pasa a todos. Inclusive no nos atrevemos a contratar una sesión de Coaching, porque no sabemos con qué nos vamos a encontrar. Quizás sea la mejor experiencia de tu vida, cuando puedas generar aprendizajes más poderosos que generen en ti más posibilidades de crecimiento y desarrollo. ¿Qué te impide hacerlo?

 

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¿Qué nos vino a mostrar la Pandemia?

 






¿Qué nos vino a mostrar la Pandemia?

 

Nos vino a mostrar que la Transformación Digital llego para quedarse.

 

¿Qué es la Transformación Digital?

 

Si revisamos en internet nos dirá algo como lo siguiente: La transformación digital es un proceso que consiste en reorientar una compañía hacía la aplicación y el uso de las tecnologías emergentes. Este proceso como hemos dicho no supone simplemente aplicar tecnología a los departamentos porque la tecnología no hace nada por si sola.

 

Ciertamente, la transformación digital es una serie de procesos que se basan en el uso y manejo de la información de la forma más apropiada con la finalidad de optimizar la evolución de la organización.

 

Estamos asistiendo a una época de nuevas definiciones y cambios profundos en la forma como las empresas se manejan en el mercado. Por un lado, se dispone de más información que nunca antes en la historia, gracias al internet. Cualquier pregunta que tengamos, podemos acudir a los buscadores en la red, y encontraremos muchas posibilidades entre ellos. Esto hace que la información este a disposición de todos.

 

Esto por supuesto está afectando a las organizaciones de forma apreciable, ya que la información pasa de ser centralizada a manejarse en forma de redes, y al estar disponible para quien la necesite, modifica la estructura de la organización.

 

La información se ha democratizado de tal manera que puede ser utilizada en la organización por cualquiera de los empleados, y dependiendo de su análisis disponer de ella.  La información está disponible, lo que hagamos con ella es lo que hace la diferencia.

 

Tanto las telecomunicaciones como la informática y los diferentes estándares que han sido adoptados, han generado fuertes cambios en la forma de operar una organización. En estos momentos, vivimos una verdadera transformación, en la concepción de la operación, la forma de organizarse, así como en la forma de operar.  Las organizaciones están optimizando sus tamaños obteniendo muchos más beneficios que con las viejas estructuras. Esto también les da una mayor libertad de acción a cada uno de los empleados de la organización, quienes manejan la información, de forma que posibilita la generación de grandes beneficios.

 

Otro tanto sucede por ejemplo con el consumidor. Ahora conocemos de primera mano sus gustos, intereses, preocupaciones, y a la vez, podemos tener información valiosa que nos permite tomar decisiones relacionadas con la diferenciación, el manejo de los costos o la segmentación de los productos. Por otro lado, los expertos en el manejo de esa información, pueden convertir la misma en océanos azules que sirven como generadores de valor en las organizaciones que ahora pueden subcontratar procesos a través de la tecnología.

 

En este momento, las organizaciones se enfocan cada vez más a trabajar en su verdadero núcleo de negocio, dejando el resto por fuera, de modo que pueden sub-contratar personas o empresas para manejar esas necesidades de forma mucho más eficiente.

 

A través de las redes se tiene acceso a todo lo que sea necesario para el adecuado funcionamiento de la organización, y solo los procesos vitales serán los que la empresa hará por su cuenta.  Las organizaciones tienen a aplanarse de manera que van desapareciendo todas aquellas ideas de organizaciones funcionales gigantescas. Aquellas que no puedan hacerlo, desaparecerán como consecuencia de su propia miopía e ineficiencia para adaptarse a las nuevas situaciones del mercado.

 

La pandemia vino a mostrar lo necesario y útil que son los procesos digitales, ya que las organizaciones que pudieron crecer y progresar durante este periodo fueron aquellas que estaban en periodo de adaptación o transición hacia la transformación digital. Las que no estaban listas para dar el salto, se quedaron a la espera de una nueva posibilidad, y ya deben estar pensando en las nuevas alternativas que le quedan a futuro.

 

Como consecuencia se redefine el concepto de liderazgo. Ya el líder se comporta como un emprendedor, o dueño de un proyecto, y no trabaja con el concepto de los líderes de la época industrial. Ahora es una especie de coach que acompaña a su equipo en el desarrollo de todo aquello que conduzca a alcanzar las metas del negocio.

 

Por otro lado, el teletrabajo llego para quedarse como una forma alternativa de empleo. Quizás aún no hemos descubierto todas las posibilidades que nos ofrece esta solución, pero sin duda alguna es una posibilidad nada despreciable para el futuro.

 

Los grandes espacios de las organizaciones van camino a desaparecer. Cada vez más las oficinas serán espacios abiertos o zonas de co-working para poder realizar trabajos en equipo cuando haga falta. La comunicación será fundamental, ya  que es la única manera de coordinar actividades. Invertir en esta competencia será una prioridad. Aparecerán más aplicaciones que nos harán la vida más fácil. Los procesos repetitivos van a desaparecer, y el uso de la inteligencia humana quedara para la creación de soluciones, mientras que la Inteligencia Artificial se ocupará en forma efectiva de los procesos repetidos.

 

Nunca antes como ahora estuvo disponible la posibilidad de emprender, crear o construir algo nuevo. Los emprendedores serán el tejido de las organizaciones futuras, formando equipos pequeños con actividades muy específicas y especiales generadoras de valor.

 

Al estar la información disponible, todos tendremos acceso a ella. Como dije antes, el problema no va a ser la información, sino la manera como la usemos. Elementos como la página web, los blog, el contenido, llenaran el espacio de la información, entregando posibles soluciones a aquellos que se atrevan a buscarlas.

 

La era de la disrupción digital que conduce a la disrupción creativa llegó. Ahora es necesario que asumamos una disposición apropiada para enfrentarnos a las nuevas posibilidades que se nos abren en el futuro.

 

Mucho de lo que aprendimos en la administración sigue siendo válido, pero compartir, manejar, aprovechar la información es lo que marcara la diferencia.  Y para eso será necesario que los gobiernos inviertan cada vez más en educación, infraestructura, equipos, etc., si quieren que sus países se enrumben en la dirección adecuada. Ya el gobierno digital por ejemplo es un hecho, y será completamente innecesaria la burocracia, que no contribuyen a crear valor en el país. El concepto de creación de valor tendrá que imponerse en la administración pública, a pesar de que traten de justificarse con organizaciones sociales. Justamente la información nos permitirá conocer donde se están empleando nuestro dinero y con qué intención. Hoy día muchos de los problemas que suceden en los distintos países tiene que ver con la desconexión entre los políticos gobernantes y la sociedad en general, que anda en una fase de transformación acelerada.  Los problemas sociales llegarán en un futuro, mientras nos distraemos en querellas inútiles. Mientras la sociedad está obligada a cambiar, muchos políticos siguen jugando con las mismas estrategias del pasado. Puede que en algunos casos se mantengan, pero tarde o temprano la brecha será tan grande que el cambio social los arrasará.  Aceptar la innovación, la transformación y la evolución es necesario.  Ya la batalla por el petróleo dejara de tener sentido en los próximos años. Tener mucho petróleo en el suelo, no servirá de mucho. Garantizar la educación, el desarrollo y el crecimiento de las organizaciones es lo importante. Estos cambios ya lo estamos viendo en Asia y probablemente en corto plazo en Europa, como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania.  Sin duda alguna USA no escapara a estas nuevas tendencias de cambio.

 

Aquellos que creen que la disrupción es únicamente a nivel empresarial, les digo que es a nivel social. El tejido social está cambiando, las generaciones nuevas están haciéndose cargo, y tienen una visión del mundo completamente diferente. Podrás mantenerte por la fuerza por un tiempo, pero no para siempre. Las crisis como las que produjeron la 1ra y 2da guerra mundial, que generaron un cambio radical en el manejo de la economía están por aparecer en estos momentos. La pandemia ha sido un catalizador fundamental. La guerra de Rusia y Ucrania es otro. Los resultados están a la vista.

 

Espero que podamos ver los cambios a corto plazo.

 

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viernes, 1 de julio de 2022

DESPEDIDA BAJO LOS MANGOS

 




DESPEDIDA BAJO LOS MANGOS

 

Cuando Aurora se despidió de su hermana en el puerto de Gijón sabía que pasarían muchos años antes de volver a verla. Mientras agitaba el pañuelo frente al inmenso barco con rumbo a Caracas, un sentimiento difuso de vacío le hizo comprender que aquello no era un simple adiós, que los ojos aguados por la incertidumbre de la separación tardarían años, probablemente décadas, en volver a ver la imagen de su pequeña Filo. “Quizá cuando vuelva a verla –pensó Aurora en ese momento-, nuestros cabellos sean tan blancos como los de la abuela.”

 

En aquellos años una carretera tortuosa de apenas veinte kilómetros separaba el puerto de su casa. A pesar de esta distancia, el trayecto de regreso le pareció eterno. En cada parada se bajaban y subían pasajeros a los que miraba con acusación por retrasar la llegada a su casa. Ella ansiaba llegar para encerrarse en la habitación más apartada de la casa de comidas, y llorar lejos de la gente y de esas curiosas beatas que deseaban apoyarla rezando por el buen destino de su hermana en el nuevo continente. Aurora sabía que Filo estaría mejor en Venezuela que en España, ajena al miedo imperante de la posguerra. Además, su cuñado podría recuperar la dignidad y el derecho a trabajar como perito mercantil, algo que aquí le habían negado sin explicaciones ni concesiones.

 

Los años pasaron y Aurora fue creando con Ramo, otra de sus hermanas, un hogar alrededor de El Colón, la vieja casa de comidas frente al parque del pueblo en la que todos los martes cerraban tratos los visitantes del mercado local. Entre aquellas cartas que nunca dejaron de llegar de Caracas, un día Filo anunció a sus hermanas su primer embarazo; y luego el nacimiento de la niña, Elena; más tarde llego al mundo Manuel Antonio: y la niña comenzó el colegio, comulgó, fue al instituto y, a pesar de las huelgas en el país, logro recibirse en la Universidad de Caracas. El niño estudio arte y se casó, y se fue a buscar una vida mejor en Miami, y allí tuvo un hijo, el pequeño Juan. Y según las líneas de la vida un día murió Manuel, el esposo noble. Y Filo se quedó allí, con su hija al otro lado del océano.

 

A pesar de lo que decía la perfecta caligrafía de sus cartas, Aurora sabía que su hermana le tenía terror al avión y no creía posible, ni siquiera en sueños, que llegase a plantearse el regreso a España. La vida siguió su rumbo sin contratiempos en la antigua casona sobre El Colón, hasta que, poco a poco, Ramo fue permitiendo que su vida se apagase y, velada por una monja clarisa, una mañana se dejó morir. Quizás entonces, por primera vez, Aurora pensó que no tenía sentido continuar así, sola y separada de su hermana Filo, pero no quiso escuchar las propuestas de su sobrina Elena para llevársela a Caracas.

 

Los años fueron dejando huellas y Aurora sufrió algunos ataques de salud, algunos leves y otros los suficientemente graves como para dañar su corazón y dejarla sentada en una silla de ruedas. Quizás entonces, intuyendo que debería ser ella la que tendría que dar el paso si quería volver a ver a su hermana Filo, llamó a su sobrina para decirle que quería viajar a Caracas. Tras las oportunas revisiones y chequeos médicos, el cardiólogo aseguro no temer por su vida. Era consciente de que su paciente superaba los ochenta años, que viajaría inválida y sedada, pero sabía que la imagen de su hermana era suficiente para avivar una fuerza motivacional capaz de impulsar su organismo hasta llegar al destino.

 

Durmió durante casi todo el trayecto y al llegar a la casa caraqueña, Elena empujo la silla de ruedas de su tía hasta el jardín en el que estaba esperándolas Filo. La mirada entre las dos hermanas fue profunda y enigmática, y nadie podrá saber si se miraron para reconocerse así, ancianas, o se vieron como dos jovencitas que hace casi sesenta años se despidieron en el puerto de Gijón. Hablaron, rieron, discutieron, recordaron durante horas su breve vida en común y su amplia vida en la distancia. A pesar de las quejas por el calor, Aurora había recuperado la salud hasta tal punto que solamente sus dosis de medicamentos le recordaban las molestias cotidianas que sufría en España antes de partir.

 

Apuraban el anochecer hablando y madrugaban con la ansiedad del que no quiere perder un minuto del día porque sabe que tiene pendientes muchas actividades, hasta que una mañana, cuando ya habían departido sobre sus pasados y presentes, cuando tenían la sensación de que, en el fondo, no había pasado el tiempo porque hablaban como cuando eran adolescentes, Aurora cerro los ojos y falleció en su silla protegida del sol caribeño por una hilera de mangos.

Tomado del libro: Las Claves de la Motivación de Antonio Blanco Prieto.

 

 

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Desde comienzos de su existencia, el hombre ha sido un ser nómada, que se mueve en manadas.  Es por eso que la experiencia de emigración ha existido a lo largo de la historia. Sin embargo, y en los últimos dos siglos, los catalizadores de estos movimientos migratorios han sido los conflictos políticos y las guerras, que han generado que los seres humanos se desplacen a otros lugares del planeta en búsqueda de tranquilidad y posibilidades de progreso.

 

La historia nos cuenta la migración de Filo y su esposo, como consecuencia de la guerra civil española, a un país del otro lado del océano, Venezuela. Y cómo a lo largo de más de sesenta años, a pesar de mantener contacto constante, no se pudieron reencontrar hasta que su hermana Aurora toma valientemente, y ya en el ocaso de su vida, la decisión de reunirse con su hermana para compartir sus últimos momentos.

 

Narra el encuentro y las historias infinitas que habían acumulado a lo largo de sesenta años de ausencia. Y rescato un bello pasaje que dice: “La mirada entre las dos hermanas fue profunda y enigmática, y nadie podrá saber si se miraron para reconocerse así, ancianas, o se vieron como dos jovencitas que hace casi sesenta años se despidieron en el puerto de Gijón.”

 

Soy hijo de un inmigrante italiano, que vino a Caracas empujado por la guerra en busca de nuevos horizontes. Desde que llegó hizo todo lo posible por salir adelante, aun cuando en algunos momentos fue doblegado por las circunstancias. Sin embargo, nunca cedió en su propósito de avanzar.  Y aunque fuera difícil siempre hizo lo necesario para cuidar a su familia.  Recuerdo algunas situaciones duras que le tocó vivir, como cuando fallecieron su madre y su padre en Italia; fui testigo silencioso de sus lágrimas y su tristeza. Los tuvo que llorar a la distancia y en el tiempo, porque no había manera de comunicarse con su familia. La última vez que vio a sus padres, fue cuando salió de su pueblo lleno de sueños e ilusiones. Se enteró por cartas que le llegaron a través de los amigos, semanas después de que había sucedido.  A lo largo de mi vida vi el esfuerzo de mi padre por salir adelante en esta tierra desconocida, que abrazó como si fuera suya. Siempre con la esperanza de reencontrarse nuevamente con la familia en algún momento futuro.  Muchas veces lo acompañaba a escuchar las historias de otros paisanos, más afortunados, que traían detalles de sus visitas a su pueblo.  Siempre con emoción y alegría se sentía involucrado en cada una de esas historias.  Trabajó mucho, hasta que finalmente logró hacer el esfuerzo necesario para viajar con toda su familia, porque no quería dejar a nadie atrás en esa experiencia del reencuentro.

 

Fui testigo del encuentro entre mi padre y sus hermanos, 28 años después de la partida de mi padre de su tierra. Cuando finalmente sucedió, las conversaciones entre mi padre y sus hermanos eran eternas, tenían tantas cosas que contarse que 24 horas eran insuficientes para ponerse al día.  Recuerdo que mi padre me dijo una vez, que un extranjero siempre es un extranjero, tanto en su propio país como en el exterior. Y se daba cuenta de eso, estando en esa tierra que lo vio nacer, pero con la mirada puesta en aquella tierra que abrazó para siempre. Y pudo regresar una vez más, unos años antes de morir, pero ya no se sentía italiano. Se sentía venezolano como el que más, y murió en esta tierra que tanto quiso, al lado de la familia que formó.

 

Nunca antes me había planteado emigrar hasta hace poco, porque conviví con la profunda herida del inmigrante.  Una herida que deja una profunda tristeza y soledad en quien la sufre, y que sin quererlo, también te la transmite.  Mi padre no vino a aprovecharse de estas tierras, vino a trabajar. Y se superó; desde que llegó puso sus manos, su conocimiento y sus habilidades al servicio de esta tierra, de la que se sentía orgulloso.  Tuvo el coraje de superar sus miedos, el idioma y enfrentar con optimismo todo lo que le toco vivir. Fue un ejemplo de superación para nosotros sus hijos.

 

Sin embargo, en esta nueva era la emigración a veces es una solución. En mi caso, ya mi familia cercana ha emigrado, buscando calidad de vida y seguridad.  La calidad de vida que nuestro país le ofrece a los profesionales es pésima, en comparación con la que pueden encontrar en otros países en donde si valoran su trabajo.  Entiendo perfectamente su deseo de emigrar en búsqueda de nuevos horizontes.  Por otro lado, es cierto que no es lo mismo emigrar a los 30 años, que emigrar después de los 60 años. Estamos hablando de situaciones completamente distintas. Y como siempre he dicho, uno conoce muy bien a su país, y siempre habrá alguna mano dispuesta a ayudarte en cualquier trance que te toque vivir.

 

Emigrar es siempre un duelo, tanto para el que se va como para el que se queda.  Y quizás lo único que nos queda es resignarnos a vivir con compasión y agradecimiento cada etapa que nos toca vivir. La vida es un eterno aprendizaje desde que llegamos hasta que nos toque salir de este plano. Somos unos viajeros incansables en este universo de experiencias.

 

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