EL TIEMPO
El tiempo nos permite medir el intervalo entre dos sucesos físicos. Definimos el tiempo de acuerdo a como lo entendemos en nuestra realidad física. De hecho, se mide de acuerdo con una relación entre la rotación de la tierra en un periodo que hemos dado en llamar 24 horas. De allí, tenemos los días, minutos, segundos, etc.
Estos sujetos físicos en los cuales hay una acción y una reacción, es el intervalo entre esos dos hechos, lo que nos permite medir lo que llamamos tiempo. Sin embargo, que pasa si tratamos de medir el tiempo entre dos sucesos mentales. ¿Cómo podemos diferenciar la acción de la reacción? En todo caso, un suceso mental pudo haber ocurrido hace tiempo, pero cuando lo traemos a la memoria es como si estuviese sucediendo en ese momento.
Entonces, la medición del tiempo entre sucesos mentales, se nos complica un poco, porque depende de una percepción y no de una medición. Por eso el tiempo entre sucesos mentales nos parece tan relativo, que a veces decimos “parece que fue ayer”, una frase llena de imprecisiones y memorias (recuerdos) de lo que pudo haber sucedido en ese momento.
Cuando percibimos un evento, el mismo tiene o no importancia de acuerdo con nuestro Sistema de Creencias. ¿Cuáles son los juicios que aparecen alrededor de dicho evento? En función de eso, el evento se registra en nuestra mente cuando sucede, o simplemente puede pasar completamente desapercibido.
Sin embargo, un evento físico sucede en algún momento del tiempo. Y podemos medirlo de cierta manera. De la misma forma, podemos medir el intervalo de tiempo transcurrido entre el momento en que sucedió dicho evento y el ahora. Por ejemplo, podemos registrar el Big Bang en un aproximado de 14.000.000.000 años cifra que a todas luces nos parece increíble, y si pensamos que un humano hoy puede vivir en promedio, digamos unos 70 años, una vida humana es algo así como 0,0000000005 veces la vida del Universo. En otras palabras, nuestro tiempo es insignificante en relación a la edad del Universo.
Por otro lado, a pesar de que nuestro ADN se parece al de muchas especies en gran parte, somos los únicos seres que tenemos un nivel de conciencia mucho más desarrollado, y por eso, nos preguntamos: ¿dónde estamos? ¿Qué queremos? ¿hacia dónde vamos? Somos capaces de pensar en la creación, y de generar el concepto de Dios. Somos el más alto nivel de conciencia conocido.
Pero, nuestra vida no tiene mayor significado que el que nosotros queremos darle. La vida tiene sus propios planes y pasa a través de nosotros, sin preguntarnos si estamos o no de acuerdo. Todo lo que ocurre en nuestra vida, que de acuerdo con nosotros es importante, queda registrado en algún lugar de nuestra memoria, sin que por eso genere ningún cambio en lo que nos rodea.
Así que todos esos estados emocionales que tanto nos preocupan, solamente existen en nuestra memoria, en nuestra manera de ver las cosas. Cuando tengamos que cambiar de plano, o simplemente desaparecer de esta dimensión, todos esos recuerdos desaparecerán con nosotros, con lo cual nos damos cuenta que no tienen ningún significado. De allí que, esos estados emocionales que pudieron significar algo como: una rabia, algún miedo, tristeza, resentimiento, preocupación, etc., realmente no significan nada para nadie más que para nosotros mismos.
Cuando nos vayamos, nuestros recuerdos también se irán con nosotros, y aquellas cosas que nos sucedieron y que significaron algo, desaparecerán también. Al punto, que luego de una o dos generaciones, nuestra vida será olvidada, sin pena ni gloria.
Y entonces me pregunto, luego de este argumento, ¿Cuál es el significado de la vida? Y la respuesta que viene a mi cabeza inmediatamente tiene que ver con que la vida está allí para ser disfrutada, en completo agradecimiento, viviendo en la abundancia de nuestro Ser y disfrutando uno a uno es espacio de presencia que podemos tener en un instante determinado. Pensar en emociones y arrastrarlas en el tiempo, lo único que sirve es para hacernos daño, y limitar nuestro disfrute de la vida.
Todo pasa, nada queda. Todo será tal como tiene que ser, aunque nosotros creamos que es diferente y que podemos hacer la diferencia. Ojala tengamos el poder de alinearnos con lo que desea la Fuente; en ese momento seremos capaces de entender en qué dirección tenemos que movernos, y cuáles son las cosas que debemos realizar para cumplir con nuestra verdadera misión en este plano. Todos esos cuentos e historias que nos hemos contado no tienen ningún significado. Lo único importante es disfrutar la vida a cada instante, como si de hecho no se fuese a repetir más nunca. La vida es como un rio, fluye y va en dirección al mar. Nademos en esa dirección, disminuyamos el esfuerzo, aprendamos a sortear los obstáculos, dejemos que la vida nos lleve y nos llene de la alegría y la bendición de la Fuente, o de Dios.
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